Por Armengol Engonga Ondo. Presidente del Partido del
Progreso de Guinea Ecuatorial
Como presidente del Partido del Progreso recibo a diario muchos mensajes y correos, bien a través de mis compañeros, de las redes sociales o desde esta página. Estamos en una situación de cierta zozobra y no me extraña que muchas personas alberguen dudas y también, temores.
Los cambios en la vida raramente
se producen por arte de magia y no digamos el que se va a producir en nuestra
Patria. La experiencia nos muestra que hay distintas formas de resolver los
problemas: o por las buenas o por las malas. La historia nos ofrece soluciones
que pasan por un compromiso de todos o bien por efecto de la violencia. Se han
superado crisis muy complejas con resultados más que aceptables como pasó en
Ruanda, en Sudáfrica o cuando cayó el comunismo. Por muy duras que hayan sido
las circunstancias unos han salido reforzados y otros han entrado en una
espiral de fracasos difícil de solucionar. Cuando se derrumbó el bloque
soviético muchas naciones abrazaron la democracia liberal y hoy son países que
prosperan y despuntan mientras otros sufrieron conflictos internos que todavía
hoy no terminan de resolver.
Lo más importante es que exista
una voluntad por hacer bien las cosas y es lo que yo leo en algunos correos que
recibo. El cambio está cerca y lo percibo a través de esos mensajes que envían
personas cercanas al régimen o que son abiertamente del círculo de la
dictadura. He de decir que, aunque me separa una distancia infinita de esas
personas, siempre se han acercado a mí con respeto y educación. En sus cartas
me piden que les dé mi opinión sobre como veo el post Obiang. Siempre digo lo
mismo. Nosotros creemos en la democracia. El régimen no tolera la disidencia,
la crítica, la alternativa u otros modelos sociales que no sean el que, a ellos
que detentan el poder, les beneficia. En su régimen no quepo yo mientras que en
la democracia caben todos.
Apelo a que favorezcan unas
negociaciones que nos lleven a establecer unas bases sólidas para hacer posible
el cambio político sin traumas. Si no quieren ayudar va a ser muy difícil que
luego se cuente con ellos para la reconstrucción del país.
Nosotros creemos en la Justicia y
no en la venganza. Habrá que resolver muchos problemas, pero desde la buena
voluntad es más fácil que desde el bloqueo o la intransigencia.
Los mensajes que recibo de
personas cercanas al círculo de Obiang, me trasmiten su miedo a que el poder
cambie de manos y se sucedan episodios lamentables. Por esta y otras razones es
necesaria una mutua colaboración.
Obiang, los poderosos del
régimen, cuando todo esté perdido, se marcharán y dejarán atrás a sus
colaboradores y simpatizantes. Hay gente que me dice que ha estado en todas las
fiestas del dictador, en las reuniones de su partido y han colaborado activa y
significativamente con el régimen. Ya lo he dicho, nosotros no estamos por
vengarnos de las afrentas sufridas que, dicho sea de paso, son impagables. Hay
que reparar los daños causados desde la Justicia y la razón no desde el odio,
la violencia y la venganza.
Muchos de los funcionarios del
régimen que me han escrito temen que sean ellos los que tengan que exiliarse
cuando nosotros entremos en Guinea Ecuatorial y yo les digo que esa no es la
intención.
A estos trabajadores de la
dictadura, funcionarios, policías, militares, sanitarios, maestros o
empresarios solo les vamos a pedir que sean buenas personas, que se integren en
la nueva corriente del cambio y que piensen que hay que evolucionar para
mejorar las cosas. No se mejora nada con persecuciones o ajustes de cuentas.
¿Os dais cuenta de la importancia
que tiene una buena negociación a tiempo?
Espero que el régimen no se cierre
en banda y asuma su responsabilidad. Hay que iniciar el camino hacia una
normalidad democrática. Muchos estamos trabajando para que la transición se
haga de una manera razonable, civilizada y pacífica. Está en nuestras manos y
por los mensajes que me llegan y leo, hay voluntad por que así sea. Espero,
como todos mis compañeros, que podamos abrazarnos todos los guineanos y pasar
está siniestra página de dictaduras, exilios, corrupción y violencia. La
democracia nos espera. El pueblo de Guinea Ecuatorial tiene la última palabra.
Permitamos que la población se exprese y decida su futuro.