domingo, 20 de febrero de 2022

ENCUENROS EUROPA-AFRICA



La presidenta de la Comisión Europea, Úrsula von der Leyen; el presidente de Senegal, Macky Sall; el presidente de Francia, Emmanuel Macron; el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel y el líder de la Comisión de la Unión Africana, Moussa Fak

Los líderes de la UE no logran seducir a África para contrarrestar la influencia China. 

Por  

Nacho Alarcón. Bruselas

Seducir a África. Esa era la misión de los jefes de Estado y de Gobierno europeos en la primera cumbre con los líderes de la Unión Africana (UA)por primera vez desde 2017. Estos últimos días la capital europea, en la que se ha celebrado el encuentro, ha sido un hervidero de eslóganes (“nuevo pacto con África”, “nueva alianza”), cifras poco creíbles y promesas bastante vacías. La diferencia respecto a hace dos décadas, cuando la Unión Africana se fundó en sustitución de la Organización para la Unidad Africana en 2002, es la presencia de Pekín.

Europa cree que tiene una posición más o menos sólida en África. Que es capaz de volver a atraerla sin demasiada dificultad. Pero no es así como se ve en el continente vecino, donde se mira a Estados Unidos y a China como los principales referentes. Por eso, en gran parte, hace algún tiempo que en Bruselas se convirtió en una de las prioridades de la diplomacia europea volver a estar en el radar de África. 


Se organizó una cumbre para 2020 que tuvo que posponerse y que finalmente se ha celebrado esta semana. Pero incluso así, desplegando una enorme alfombra roja, encendiendo focos y poniendo esfuerzos en hacer sentir importantes a las delegaciones africanas, a ninguna de ellas se les escapaba que ni siquiera en esa situación sus homólogos europeos les tenían como primer pensamiento: todos miran de reojo hacia Ucrania. De hecho, los líderes de los Veintisiete celebraron una reunión previa a la cumbre con África para abordar la cuestión rusa. 

Los líderes europeos necesitan seducir a África por dos razones fundamentales. Una primera es para alejarla de China, que tiene la capacidad y el músculo de lanzar sobre el continente una lluvia de millones en infraestructuras, consideradas por la UE como un señuelo para atar en corto a los países que aceptan sus proyectos, sea en los Balcanes o en África. 

La segunda de las razones es por una cuestión de seguridad y de gestión migratoria. La Unión necesita tener buenas y fluidas relaciones con África porque depende en gran parte de la colaboración africana para cerrar rutas migratorias. Europa está dispuesta a dar manga ancha y a tolerar muchas cosas si eres efectivo en la gestión migratoria y cooperas en materia de seguridad. Lo sabe bien Al-Sisi. A pesar del duro régimen con el que controla Egipto, el dictador pisa algunas de las más mullidas alfombras rojas de Europa.