Una tarde de primeros de
año, me invitaron para que asistiera al aniversario del Partido del Progreso de
Guinea Ecuatorial, una formación política liderada por el histórico disidente
africano, Severo Moto. Me pareció una oportunidad única para ver cómo se
organizaba un grupo de africanos exiliados, sin medios, sin apoyos
gubernamentales en una España en donde hasta los amigos de los Elfos (siempre
que sean de izquierdas) tienen subvenciones a cargo de los Presupuestos
Generales del Estado.
La historia y
trayectoria del Partido del Progreso es la respuesta más contundente que existe
para una transición a la democracia en este pequeño país africano en manos de
un siniestro clan familiar que dirige Teodoro Obianga Nguema.
Guinea
Ecuatorial, a pesar de haber sido parte de España, es una gran desconocida para
la inmensa mayoría de los españoles, entre los que me incluyo. Antes de
acercarme a este evento, al que había sido invitado, intenté informarme de la
realidad guineana, su forma de gobierno, sus costumbres, los recursos con los
que cuentan y descubrí cosas interesantes que están al alcance de cualquiera
pero que nadie te advierte.
Descubrí, nada más ponerme a investigar un poco por
Internet, que los políticos españoles, sobre todo del Partido Socialista, se convertían
en “padrinos” de la tiranía y hablaban y hablaban de democratizar el país
mientras eran recibidos y agasajados por el dictador y sus secuaces. Como ocurre
en otros lugares, Venezuela, Argentina, Cuba, la Bolivia de Evo Morales o el
Ecuador de Correa, estos socialistas están, como muchas empresas y oenegés,
viviendo a la sombra del dinero que les dan para blanquear y mantener estos
desastrosos modelos de gobierno. No me
lo podía creer, pero cuanto más leía más me repugnaba el papel de nuestros
representantes políticos abrazados, por pura avaricia, a estos torturadores, narcotraficantes,
criminales y violadores de todo tipo.
Me imagino que los africanos vivían en su
isla, hoy llamada Bioko, hasta que fueron descubiertos por barcos españoles,
ingleses y portugueses. Nada pudieron hacer. Me imagino que los habitantes
originarios, antes de que llegaran las potencias colonizadoras, mantenían sus
existencias frente a las amenazas que conocían. Los que llegaron a sus costas
venían de territorios en los que se habían tenido que emplear a fondo para
sobrevivir. Muchas tribus antes que la de los bubis, originarios de la zona, cayeron
ante la fuerza de diversas y variopintas civilizaciones. Mientras en lo que hoy
conocemos como Guinea Ecuatorial se vivía de una manera en otras partes del
mundo se vivía la historia de forma muy diferente. La humanidad es increíble.
En América, los ingleses
y luego los propios norteamericanos, acabaron con tribus enteras de las que no
dejaron ni el recuerdo. España derrotó a los hegemónicos imperios Maya y Azteca
gracias a la política de alianzas que suscribieron con las tribus sometidas.
Los franceses han hecho de las suyas por dónde han pasado no solo con la
Revolución, las guillotinas sino con sus guerras de expansión que los llevaron
de España hasta Rusia. No hablemos de los alemanes o los belgas. Está claro que
en el mundo hemos sufrido ideologías que aún hoy asoman la patita y guerras
mundiales con tal cantidad de muertos y desgracias que deberían avergonzar al
mismísimo Dios, nuestro creador.
Escudo de la ciudad de Santa Isabel, actual Malabo (Antigua Guinea Española).
Tras esos periplos de
conquista por parte de las potencias de la época y de su posterior periodo
colonial, le siguió otro que me llamó mucho la atención. Guinea Ecuatorial paso
a formar parte de España como provincias de ultramar terminando como la que
podríamos llamar primera comunidad autónoma después de las que existieron en
América. A finales de los años 60 se independizaron y su camino ha sido un
desastre sin paliativos por culpa de los dos dirigentes que se han sentado en
el sillón presidencial.
Cuando España se vio
obligada a otorgar la independencia a Guinea Ecuatorial debió pensar que el
poder recaería en gente preparada, que la había y muy sensata pero no; quien se
hizo con los resortes del Gobierno fue un grupo violento, pintoresco y básicamente
asilvestrado al mando de Francisco Macias Nguema que sumió al país en una férrea
y cruel dictadura. Este personaje se definía como marxista hitleriano. Este
analfabeto está considerado como un siniestro personaje hasta tal punto que tuvo que
ser derrocado por un Golpe de Estado que encabezó su sobrino, Teodoro Obiang
Nguema y que lo uso para sentarse él en la poltrona presidencial.
Desde
entonces se han vivido episodios variopintos, pero nadie ha molestado al sátrapa,
es más, muchos se han beneficiado de su cercanía.
De Severo Moto me
sorprende la cantidad de referencias que salen de él en los buscadores de
Internet casi tres veces más que las que se reflejan cuando pones el nombre del
tirano, Obiang. Luego, me pongo a leer artículos suyos, iniciativas y el
calvario que ha sido su vida desde que decide no participar con los que
maltratan a su pueblo.
Llegó el día, el sábado
29 de febrero y no lo dudé. Me apetecía conocer a ese grupo de hombres y
mujeres que formaban el Partido del Progreso. El hecho de que la mujer participe
en igualdad con los hombres tanto en la dirección del partido como en la
militancia es algo que deberían aprender muchos partidos y sindicatos en
España. Por lo que he leído, me parece todo un ejemplo a seguir.
Habían elegido un
céntrico hotel madrileño, cómodo, pero nada ostentoso. Cuando entré ya había un
nutrido grupo de afiliados, simpatizantes y también gente blanca, como yo,
amigos de los responsables del evento. Me acerque a los blancos que se estaban
tomando un café acompañados por algunos guineanos que hacían las veces de grupo
de relaciones públicas para que los recién llegados no nos sintiéramos
desplazados y me acogieron como a uno más. En la mesa a la que me acerqué estuve
hablando con un hombre que había intentado emprender un negocio en Guinea
Ecuatorial y salió escaldado de la experiencia. Empezaba a contar y no paraba.
Los niveles de corrupción eran escandalosos y parecería un chiste sino fuera
por la desgracia que siembra semejante manera de actuar. Este señor me contaba
que si con él, que era español, hacían eso … que no harían con los que vivían
ahí. Los problemas de este buen hombre empezaron en el aeropuerto y no paró de
contar barbaridades hasta que por fin volvió a subir al avión dirección Madrid.
El Partido del Progreso,
me decía uno de los guineanos, es una formación con una nítida vocación
democrática y de servicio al pueblo. Nosotros, me dice mi interlocutor, creemos
en las personas, somos democristianos y profundamente respetuosos con lo que
decida la mayoría y por eso apostamos por un escenario en el que podamos
presentarnos a unas elecciones y que el pueblo decida en quién confía y cual es
el mejor proyecto para el país.
Me di cuenta que en el
hall había familias enteras. Los niños jugaban en la puerta del hotel y vi a
muchas chicas jóvenes. Luego me dijeron que eran de otra formación política de
oposición que habían sido invitadas al aniversario.
Los dirigentes, hombres y
mujeres, estaban reunidos desde un par de horas antes aprovechando la ocasión.
Muchos no eran de Madrid y se habían desplazado desde sus lugares de origen
como Valencia, Andalucía, Murcia, Cataluña, Aragón o de la Comunidad Vasca …
bueno, había un grupo de militantes, por lo que pude escuchar que residían en
Canarias.
El salón de la
conferencia se llenó en cuanto abrieron las puertas. Calculo que estaríamos
cerca del centenar, más o menos. Una nutrida asistencia para los tiempos que
corren y más si tenemos en cuenta que este grupo disidente no recibe ayudas de
nadie. Severo Moto presidía el acto y le acompañaban miembros de su ejecutiva
como el vicepresidente, Armengol Engonga; el Secretario de Organización, Gabriel
Moto y en tareas de protocolo estaba Alberto E. Ondo que es también el
presidente del Partido en España.
El acto empezó con una
presentación de Alberto E. Ondo que explicó el contenido del acto y una vez más demostró que es un magnifico
director del evento.
Un periodista español fue
invitado a hablar en el acto y dio una pequeña conferencia sobre Burkina Faso,
el asesinado capitán Sankara y las similitudes que veía en el Partido del Progreso
y su presidente Severo Moto.
Según el conferenciante, Sankara
abogó por el respeto del medioambiente, el panafricanismo, los derechos de la
mujer, la austeridad, la condena enérgica de la pobreza, la autosuficiencia.
Apeló a la descolonización del pensamiento y la consecución de la felicidad de
la población fue recurrente en su discurso. Obró como "presidente de un
país pobre", según dijera, con el ejemplo, y actuó con dignidad, opuesto
al culto a la personalidad. Fue un militar que rechazó la violencia, algo
bastante inusual y más en estos países cercados de guerrillas dispares y
señores de la guerra.
Todo esto lo veía
reflejado en la personalidad de Moto. Sankara era un militar atípico por su
humanismo y Moto es un periodista y maestro que no aspira a tener poder para su
beneficio sino para garantizar los derechos del pueblo de Guinea Ecuatorial.
El joven capitán Sankara,
que al momento de llegar al poder tenía solo 33 años, desarrolló un proyecto
tan radical que no podía ser viable. Cosechó muchos enemigos, como los
responsables de la política exterior francesa, mediante una nebulosa de actores
(denominados "amigos de Francia") aglutinados en redes y lobbies en
torno al aprovechamiento de las materias primas y la ayuda pública al
desarrollo. Sankara resultó un símbolo muy peligroso. No tuvo miedo de jugar
con fuego pese a que las fuerzas recelosas de esta transformación fueran más
poderosas. El 15 de octubre de 1987 llegó el final trágico de Sankara,
emergiendo un mito que lo posicionó como leyenda no solo en su país sino en
África.
El conferenciante comentaba las similitudes que encontraba en su
emparejamiento con la figura de Moto y destacaba la terrible presión que se
ejercía sobre el Partido del Progreso y su líder para que nunca gobernaran. Los
denominados “amigos de Obiang” no dudaban en señalar a Moto como el más grave
de los peligros a sus intereses. En la conferencia explicó que no se habían
escatimado recursos contra Severo Moto y su grupo para hacerlos desaparecer, algo que nunca consiguieron. A Moto lo han encarcelado, torturado y abandonado
a todos los niveles. Recordó que hasta bajo la presidencia del socialista
Zapatero, fue encarcelado en Navalcarnero para que no molestara en unas
elecciones farsa convocadas por Obiang y que obviamente ganó con más votos que
electores.
Sankara, cuando fue
asesinado, se unió al panteón de líderes populares africanos y
anticolonialistas como Patrice Lumumba, Amílcar Cabral y Ruben Um Nyobè que lo
dieron todo por la causa de sembrar las bases para erigir el proyecto de
construcción social y económica africana, destinado a la mayoría social. En eso
está Moto, dijo el periodista, que hizo referencia a conversaciones que había
mantenido a lo largo de los años con el disidente guineano.
Tras esta alocución habló
el vicepresidente, Armengol Engonga, que desgranó en un didáctico discurso el
discurrir del Partido del Progreso con el paso de los años y los trabajos que
se estaban realizando últimamente para alcanzar la normalidad democrática sin
tener que recurrir a la violencia.
El secretario de
organización, Gabriel Moto, comentó lo duro que era el día a día de la
formación pero que eso les había fortalecido de tal manera que ya podían
sobrevivir a cualquier situación y enfrentarse a todo tipo de hostilidades. No
recibimos nada de nadie pero eso no va a ser un inconveniente y os aseguro,
dijo, que cuando cierre el acto el presidente vamos a poder disfrutar de un
vino español como es debido. Lo que fue muy celebrado por todos.
El presidente, Moto,
mostró su afecto y cariño por todos y dijo estar orgulloso de su equipo y
militancia, Sin vosotros, se expresó, este proyecto no tendría sentido. Moto
habló del cambio que el Partido del Progreso tiene reservado para Guinea
Ecuatorial. Las personas son el eje de nuestra política. Queremos que los
habitantes se conviertan en ciudadanos con derechos y obligaciones y que puedan
desarrollar sus vidas sin temor a ser maltratados por un Gobierno corrupto.
La marca que nos
diferencia de otras formaciones políticas de Guinea Ecuatorial es la
generosidad y vocación de servicio que tenemos. Queremos lo mejor para nuestro
pueblo y apostamos por la colaboración leal de todos en la construcción de un país,
de una república, civilizada y moderna. Dijo que Guinea Ecuatorial ya contaba
con recursos propios para hacer esa transición a la democracia y que solo
faltaba que se pudiera neutralizar la violencia que pesa sobre el pueblo
guineano.
Tras las conferencias
pasamos a otro salón donde disfrutamos, como bien había dicho Gabriel Moto, de
un ágape surtido y abundante. El vicepresidente me dijo que muchos tenían que
volver a sus ciudades y aunque era un esfuerzo económico importante no se
podían ir sin comer.
Realmente me he sentido
muy cómodo con la gente de Guinea Ecuatorial. Magnífica experiencia y puedo
decir que no me extraña que este, el Partido del Progreso, sea una esperanza
para este país africano.
José Alberto Frías Cano