sábado, 31 de agosto de 2019

TEODORIN "EL NIÑO" NGUEMA-OBIANG MANGUE: EL ITINERARIO DE UN CHICO MALO



(ECOFIN HEBO).Coches de lujo, chicas de compañía, francachelas, tribunales, juicios, bienes mal adquiridos, condenas … La trepidante vida de Teodorin Obiang-Nguema, hijo del presidente en ejercicio de Guinea Ecuatorial, no tiene nada que envidiar a la de un personaje fuera de la ley. Con la inconsciencia de un niño mimado que parece no entender que se le critiquen sus calaveradas y su fastuoso tren de vida. En muchos aspectos, el príncipe de Malabo, da la impresión de parecerse a una visión muy enriquecida de Billy El Niño, el célebre bandido de Lejano Oeste. Mientras esto sucede, la mayoría de los súbditos de este aspirante a la sucesión de su padre, se consumen en una pobreza extrema.
Entre Rio y Malabo, las cosas han ido muy lejos. El vicepresidente ecuatoguineano exige que las autoridades brasileñas le devuelvan su dinero. En efecto, el pasado 14 de septiembre, las autoridades aduaneras brasileñas se incautaron de 1,5 millones de dólares en metálico (la cantidad máxima autorizada por las leyes brasileñas de entrada en el país es de 2400 dólares) y relojes de lujo de un valor estimado a 15 millones de dólares, en las maletas Louis Vuitton de Teodorin Obiang-Nguema Mangue, en el aeropuerto de Virapacos, cerca de Sao Paulo.
Según la delegación que lo acompañaba en esta visita no oficial, ese dinero se destinaba “a un tratamiento médico ” y  viajes posteriores  del hijo del presidente ecuatoguineano. Las autoridades del pequeño país de África Central parecen por otra parte muy irritadas  con este tema. Según ellas,  el vicepresidente, además de adornado con sus relojes, disfrutaba de una autorización diplomática por la que no podía ser objeto de este embargo “ilegal“.

El vicepresidente se divierte.
Por el momento,  Rio no responde, o  en todo caso, no lo hace favorablemente, a las demandas  de Malabo. Hay que decir que las autoridades brasileñas conocen bien a Teodorin Obiang-Nguema y saben que viaja a Rio para encontrar remedio a su aburrimiento, más que otra cosa.
El principe de Malabo

En una familia, los caracteres genéticos se reparten aleatoriamente. Entre los  Nguema ha habido suertes diversas. Partamos del patrimonio heredado por Francisco Macías Nguema, primer presidente de Guinea Ecuatorial. Cuando le detienen el 18 de agosto de 1979, huía del golpe de estado con una maleta llena de dinero. “Este dinero es mío, soy el rey de mi pueblo. Todo me pertenece“, había declarado. Teodoro Obiang-Nguema Mbasogo, su sobrino que lo derrocó  y que dirige el país desde el 1979, parece compartir con su tío la mano dura, el puño de hierro. En la lotería genética,  Teodoro Obiang-Nguema Mangue, hijo del presidente, parece haberle tocado el afán por el dinero, por el lujo y la fastuosidad que había ya en la casa de su ilustre antepasado




Carpe diem
Nacido el 25 de junio de 1969, el que se apoda “Teodorin”, exhibe, desde sus años más jóvenes, un modo de vivir del que no renegarían los primeros hedonistas. Así, durante su trayectoria escolar, en l´ecole des Roches, un internado privado francés, y luego sus comienzos en la universidad París – Dauphine, adquiere una reputación de dandy sin otra regla en la vida que la indicada por la locución latina carpe diem. Con 22 años, mientras estudia en la universidad americana de Pepperdine, habría pasado la mayor parte de su tiempo visitando tiendas y comprando coches de lujo. Algo más tarde creará  TNO Entertainment, su propio sello musical. En 2001, el príncipe de Malabo se regalará una casa de 6,5 millones de dólares en Antelo Road, en Bel Air. En cualquier caso, no parece necesitar estudios largos para tener mucho dinero, todavía menos, para ascender escalones en su país.
A partir de los años 90, el hijo del presidente se implica en la gestión política de su país. De 1995 a 1997, su padre le nombra consejero presidencial encargado de los bosques. De 1997 a 2012, ocupa el puesto de ministro de la Agricultura y Bosques. Según investigadores del Congreso nortamericano, es dueño de varias compañías de explotación forestal, controlando la agencia gubernamental destinada a regularlas … El departamento norteamericano de Justicia y la Agencia de Aduanas e Inmigración (ICE) acusarán a Teodorin Obiang-Nguema de cobrar, en cheques o en metálico, un “impuesto revolucionario sobre la madera“, a las multinacionales de explotación forestal.
En mayo de 2012, es nombrado vicepresidente segundo de la República, encargado de la Defensa y de la Seguridad del Estado. Cuatro años más tarde, es nombrado vicepresidente de la República.

El vicepresidente está falto de cariño.
Mientras parecía prepararse para sustituir a su padre en el poder, muchos esperaban que abandonase su tren de vida.  ¡Ni hablar! Pasada la cuarentena, sus gustos y su modo de vivir no han cambiado. En 2015, asiste a las festividades del muy desvestido carnaval de Río de Janeiro, en el que una escuela de samba desfila adoptando a su país como tema. Consigue el primer puesto. Empiezan entonces a circular rumores. El príncipe de Malabo sería el principal patrocinador de esa escuela de Samba. Este modo de vida, llevado a expensas del contribuyente, contrasta cruelmente con la pobreza ambiente en su país.
Coleccionista de relojes … y de escándalos
Otro de los sobrenombres de Teodorin Obiang-Nguema es ” el enfant terrible de Malabo “, y con razón. En efecto, el vicepresidente, cuyo gusto  por el oropel, las lentejuelas y todo lo que brilla es conocido, ha estado en el centro de numerosos escándalos, en el curso de los años. Su condena por los tribunales franceses, en 2017, a 3 años de prisión en suspenso  y 30 millones de euros de multa, dentro del affairede los bienes mal adquiridos, no es más que el punto culminante de la escalada progresiva en la desaprobación de su tren de vida.