domingo, 12 de enero de 2014

Cuando el Maestro señala la luna solo el necio se fija en el dedo




No sé si será la crisis o qué pero observo menos tráfico rodado y más gente paseando. Me sentí a gusto en esta mañana, un poco gris pero con agradables claros de luz cálida entre nube y nube. Me bajé en una estación anterior al destino de mi cita y me fui a pie. La concentración tenía, como hora de arranque, las doce del mediodía y yo, ya llegaba tarde.



El viernes, frente a la embajada de Nigeria en Madrid, se manifestaban miembros de la oposición guineana contra el secuestro, por parte de la banda de Teodoro Obiang, de un exiliado guineano y asilado en Bélgica que se encontraba en tránsito por Nigeria.



Severo Moto, días antes, ya había realizado declaraciones al respecto y lamentado la indefensión y falta de garantías que sufren los exiliados. El Presidente del Partido del Progreso apelaba a la solidaridad de las Naciones desarrolladas para atenuar el drama de los que son expulsados de su tierra y reiteró la necesidad de presionar a estos Estados fallidos, como el caso de Guinea Ecuatorial, para que normalicen sus estructuras de poder. Moto recordó que el estatuto de refugiado o asilado tiene que ser respetado pues es la última garantía con la que cuentan los expatriados. Secuestrar, asesinar, reprimir y tiranizar a la sociedad no puede quedar impune y eso hay que decirlo alto y claro. Enfatizó.



Los manifestantes ocupaban la acera de enfrente a la embajada de Nigeria mientras que una delegación leía un comunicado de protesta frente a los representantes diplomáticos.


Llegué a tiempo de estar presente en el acto. Moto estaba leyendo con voz grave y fuerte. Los diplomáticos escuchaban en posición de respeto. Hasta el puñado de policías que habían desplazado a la zona prestaba atención.

Los concentrados no llegaban al medio centenar y la vida del barrio no se vio alterada en ningún momento, quizá algún curioso peatón que preguntaba a los africanos o se paraban a leer las pancartas y carteles que portaban.

El acto transcurrió con serenidad y absoluto civismo. Los guineanos expusieron su protesta de manera formal y fueron atendidos por altos diplomáticos de la embajada mientras la policía prestaba una garantía de protección más que una amenaza sombría. Todo salió bien.


Como en otras ocasiones, me encuentro con amigos que no vería sino fuera por acontecimientos como este. Saludé al doctor Buaki y los amigos que vienen de la costa de levante. Una magnífica oportunidad para intercambiar puntos de vista y ponernos al día de los acontecimientos de una manera directa y personal.


 Un buen amigo y leal compañero de viaje del Presidente Moto, Pablo Ndong Ensema



Como viene siendo habitual, nos quedamos un grupo de amigos y colaboradores directos del Presidente y terminamos la jornada reuniéndonos para comer. Me siento a la mesa al lado de un periodista que lleva con Moto catorce años y me confiesa que tiene ganas de escribir un libro sobre él. El exilio guineano es muy peculiar, me explica, y ha arraigado lo peor de la clase política española. 

En la conversación le digo que no ha estado nada mal la movilización de los disidentes con el régimen de Malabo. Una tiranía asilvestrada como la del sátrapa, Teodoro Obiang, con tan bajos niveles de desarrollo y educación y con una población machacada por la precariedad o directamente, la miseria; reunir a medio centenar de opositores y de manera tan pulcra, no está nada mal. Sí, me contesta, pero los disidentes eran y son de un solo partido, el Partido del Progreso, me apunta y sigue, los opositores son muchos, sí … hay muchos partidos con poca militancia y uno, el de Moto, con estructura, equipos y lo que es más importante, activistas. Severo Moto, no solo tiene que luchar contra el reyezuelo tropical; lo tiene que hacer, también, contra España y frente a una oposición exiliada más pendiente en ofender y denigrar a Moto que en rescatar a su pueblo y poder volver a casa. Hay partidos sin afiliados que quieren repartir carnés de demócrata y no aceptan al Partido del Progreso en su ridículo y elitista círculo de intelectuales, de izquierdas, por supuesto, me comenta.




Armengol Engonga, el Vicepresidente y mano derecha de Moto, siempre destaca que la democracia es tan simple y sencilla de ejecutar como permitir el binomio, un hombre un voto. Guinea Ecuatorial, destaca Armengol, debe cambiar y lo va a hacer. Está convencido, por pura obviedad, que el país tendrá que convertirse en una verdadera nación, respetable y respetuosa. Guinea Ecuatorial tiene recursos suficientes como para adoptar los altos estándares exigidos a un Estado soberano. Lo que ofrecemos nosotros, los del Partido del Progreso, son equipos eficientes, cualificados y conocedores de la realidad de nuestra sociedad. Nosotros, con esta gente que ves, somos una garantía de progreso, modernidad y civilización para Guinea Ecuatorial.

Durante la sobremesa escuchamos y participamos de las ideas de Severo Moto, algunas de ellas puestas ya en práctica, como fue el caso de las “Aulas Democráticas”. Lo bueno del Partido del Progreso, dice el Presidente, es que ha sido el punto de encuentro de personas con mucho talento y muy responsables que saben que Guinea Ecuatorial puede ser un precioso lugar donde vivir. Cuando formamos el Gobierno en el exilio quisimos ensayar el modelo que permitiría a nuestro país formar parte de la órbita de las Naciones desarrolladas. Hoy ya sabemos lo que hay que hacer y como afrontar las reformas más urgentes. El Partido del Progreso y el Gobierno en el exilio, ya han diseñado, ya hemos diseñado, estrategias para una inmediata puesta en marcha del trabajo para la reconstrucción de Guinea Ecuatorial y una rápida y eficaz normalización.

Mi compañero de mesa, el periodista, aventura que en la nueva Guinea Ecuatorial va a haber sitio para todo el mundo y lamenta la carrera de obstáculos al que están sometiendo a Moto aunque, me confiesa, cuanto más duro es el camino más brillantes son las ideas.


Guinea Ecuatorial tiene un gran déficit de cuadros de mando cualificados. La tarea va a ser muy ardua pero sus resultados se van a poder percibir y disfrutar desde un primer momento. Va a mejorar la calidad de vida de los ciudadanos desde el minuto uno, decía Manuel Bang, el portavoz.
Las estrategias que se manejan son muy versátiles y están muy ensayadas. Se van a hacer pocos experimentos, zanja el político guineano. Las actuaciones seguirán un criterio, de lo urgente a lo importante. Se garantizarán los suministros básicos de energía y abastecimiento de agua. Están previstas acciones con la población para distribuir adecuadamente el trabajo. La reconstrucción del país es cosa de todos y cada uno de los ciudadanos. Nadie va a venir a salvarnos aunque, ahora, tenemos las mejores herramientas para afrontar nuestros problemas como nación, terminó diciendo, Manuel.

Severo Moto, siempre despide los encuentros con entrañables palabras de agradecimiento a su equipo. Él sabe que tiene un gabinete comprometido y leal, con los objetivos bien claros. La acción de hoy a venido a demostrar muchas cosas, continuó el Presidente. Hoy, una vez más, hemos vuelto a ser el referente de la oposición exiliada. Hoy, una vez más, os he visto y hasta me emociono al ver el esfuerzo que hacen muchos de los que vienen a estas concentraciones. Los hay que han pasado más tiempo en la carretera que con nosotros pero eso dice mucho de su compromiso con la causa. Hoy, una vez más y para oídos sordos, hemos denunciado la indefensión de los refugiados, de los exiliados.

Las horas se echan encima y cada uno ha de volver sobre sus pasos. Nos despedimos en la calle y comienza a declinar el día. En nuestros pensamientos está el ver a Guinea Ecuatorial formando junto a los países desarrollados. Todos reclaman democracia; unas elecciones libres donde se deje de ser rehenes de una banda armada para pasar a ser ciudadanos que deciden su futuro. Las cartas están echadas.


Fotos: Productora de audiovisuales SVM Estudios TV y Gabinete de Prensa del Gobierno en el exilio.