jueves, 17 de noviembre de 2011

OBIAN NGUEMA: UN VULGAR EMBUSTERO

                                        
                                                                             


Por Coltán


Al final todos los dictadores terminan igual, acaban perdiendo el juicio. Hemos tenido ocasión de leer en este Confidencial la crónica sobre las últimas horas de Gadafí. Nos cuentan que cuando estaba rodeado en Sirte por las tropas rebeldes, se puso a terminar de leer tranquilamente algunos libros que no había tenido tiempo de hacerlo antes. A Obiang le ha pasado lo mismo; cuando todo el pueblo le ha dado completamente la espalda y la comunidad internacional conoce sus mentiras, va y convoca el célebre referéndum. Después fuerza la participación de los guineoecuatorianos, primero intentando comprarles y después mediante la intimidación,  con la presencia de las armas en las urnas.

Guinea Ecuatorial  ha estado este fin de semana en el foco de la noticia. Todas las miradas se dirigían a este pequeño país. Agencias de prensa, instituciones políticas internacionales, Oenegés, y sobre todo el grueso de la oposición exiliada. Todos sabían de la farsa, ya conocían al personaje. El resultado del referéndum lo tenían cantado, sólo había que esperar a que se consumara la fechoría. Un opositor, Severo Moto, marcó el camino: no ir a votar, esconderos en el monte, haceros los enfermos, pero no ir a votar. Toda la gente captó en mensaje: no se puede legitimar esa pantomima acudiendo a su "fiesta", no queremos hacernos copartícipes de semejante felonía. Acudieron a votar los de siempre: el PDGE, el partido de la dictadura, y una ristra de partidos acólitos (bien retribuidos por Obiang), incluidas las excisiones del UP y CPDS. Menuda caradura  la de estos dos partidos, siempre acompañando a Obiang a sus elecciones, en este caso recomiendan el no para disimular. 

A medida que transcurría la mañana y los guineanos no se acercaban a las urnas (sólo aparecían algunos del PDGE y los allegados al régimen), toda la dictadura se puso a temblar. Aparecieron entonces los responsables de distrito del PDGE  y los Delegados Gubernativos; había que llenar las urnas, como fuera y sacar los votos del no, bien visibles, en el sobre transparente. Comenzaron a intimidar a la gente para que votara, pero la gente no cedía a la intimidación; los guineanos ya comenzaban a perderle el miedo a la dictadura. La participación real fue cifrada por algunas oenegés en torno al 25%. El fracaso estaba cantado.

Pero no hay problema, todo estaba controlado por parte de régimen. Las urnas  fueron llenadas con votos de los muertos, de los exiliados y algunos que se multiplicaron. Y se ofreció el primer resultado oficial: había ganado el sí con un 99%. Alguien le recomendó al dictador que era demasiado, y este bajó un poco la cifra, hasta llegar al 97%.

Si no fuera por la tragedia que sufre el pueblo guineoecuatoriano, esto nos parecería una inocentada o una broma de mal gusto. Pero por desgracia, es la realidad; la triste realidad de este país.

Todos los exiliados en España aguardamos al 2ON, a que se vaya este gobierno socialista, para que los políticos de izquierdas que han estado apoyando al régimen de Obiang, desaparezcan de una vez.