Por Armengol Engonga Ondo. Presidente del Partido del Progreso de Guinea Ecuatorial
Querido pueblo de Guinea Ecuatorial,
compatriotas
Vivimos tiempos tenebrosos, pero no sin esperanza. Guinea Ecuatorial, nuestra amada tierra, atraviesa un momento crítico, un caos monumental provocado por más de cuatro décadas de mal gobierno y saqueo sin escrúpulos a manos de una familia cuya avaricia y despotismo han sumido al país en la miseria. La familia Obiang Nguema, que tanto daño ha causado, continúa hipotecando el futuro de nuestra nación, como lo demuestran noticias recientes que parecen sacadas de una novela de ciencia ficción, pero que son tristemente reales. Vamos a ir por partes.
"Teodorín" dando instrucciones para la firma con los turcos
¿Cómo es posible que se venda
la soberanía portuaria de Guinea Ecuatorial por 25 años?
Este es el colmo de la traición a nuestro pueblo. Una empresa turca, Albayrak Turizm Seyahat Insaat Ticaret S.A., es la que se ha beneficiado de este contrato obsceno.
No
es casualidad que Turquía sea el país donde la familia Obiang ha ocultado
durante años el dinero robado a nuestro pueblo. Allí tienen propiedades,
aviones y hasta planes de exilio, mientras nuestro país se desangra sin
remisión.
Esta familia no solo ha
quebrado a Ceiba, la aerolínea nacional, y otras empresas estatales, sino que
también ha hipotecado nuestros recursos para seguir llenando sus bolsillos.
¿Qué futuro queda para los jóvenes, para las familias trabajadoras, para
quienes luchan cada día por sobrevivir?
Un régimen en decadencia
Teodoro Obiang Nguema,
debilitado físicamente, vive esperando la muerte mientras delega un poder
inmenso en su hijo, Teodorín, un hombre cuya incompetencia y falta de moral han
arruinado aún más, si cabe, nuestra nación. Este régimen no tiene dirección, no
tiene ética, y mucho menos tiene interés en servir al pueblo.
El deterioro social y cultural
en Guinea Ecuatorial es alarmante. Los valores que nos sostenían como nación
han sido reemplazados por la corrupción, la frivolidad y el abuso de poder.
Escándalos como los recientes vídeos virales, protagonizados por miembros de la
familia Obiang, nos han convertido en objeto de burla a nivel mundial.
Estos días he leído en el Diario Rombe un artículo editorial sobre este tema, que resumo a continuación y que me produce vergüenza ajena. El artículo analiza la figura de Baltasar Ebang Engonga Alú, nieto del dictador de Guinea Ecuatorial, Teodoro Obiang Nguema, como símbolo de la corrupción, impunidad y decadencia moral del régimen. Baltasar, protegido por su conexión familiar, ha ocupado cargos clave como director de la Agencia Nacional de Investigación Financiera (ANIF), desde donde se le acusa de desviar fondos públicos y de utilizar su posición para satisfacer intereses personales, incluyendo escándalos sexuales ampliamente documentados, como todo el mundo sabe y ha visto.
El texto detalla cómo la
familia Engonga Edjo, al ser parte de la élite ligada al poder en Mongomo,
ejerce un control absoluto sobre instituciones clave, perpetuando un sistema de
saqueo y opresión mientras la mayoría del pueblo vive en pobreza extrema. Además,
aborda la detención de Baltasar en 2024, considerada una fachada
del régimen para aparentar lucha contra la corrupción, y los vínculos de la
ANIF con redes de empresas fantasmas usadas para desviar fondos.
Se discuten también las
filtraciones de videos íntimos de Baltasar, que exponen conductas depredadoras
y podrían involucrarlo en actividades criminales como tráfico de contenido
explícito. Estas filtraciones sugieren complicidad de las autoridades penitenciarias,
lo que refuerza la corrupción estructural del régimen.
El artículo concluye destacando
el cinismo del régimen al proteger a su élite, mientras utiliza escándalos como
distracciones mediáticas, dejando claro que en Guinea Ecuatorial la Justicia no toca a los poderosos.
Pero no todo está perdido.
Guinea Ecuatorial no está
condenada a esta oscuridad a la que nos han llevado. Al contrario, estamos a
las puertas de un cambio histórico. Es imperativo que esta familia abandone el
poder de inmediato. No hacerlo solo los llevará a un final lleno de sufrimiento
y caos, un desenlace que perjudicará aún más a nuestro pueblo.
El camino hacia la transición y
la esperanza.
Es urgente iniciar una
transición política real, que devuelva el poder al pueblo y permita el regreso
de todos los exiliados en libertad y dignidad. Soñamos con una Guinea
Ecuatorial en la que las instituciones sirvan al bien común, donde los recursos
nacionales se usen para el desarrollo, y donde cada ciudadano tenga acceso a
oportunidades, justicia y paz.
A ti, querido compatriota,
quiero decirte que el futuro de nuestra nación está más cerca de lo que parece.
No te resignes a la opresión ni al miedo. Sigue luchando, sigue soñando, porque
juntos construiremos una Guinea Ecuatorial libre, democrática y próspera.
¡El momento de actuar es ahora!