domingo, 31 de marzo de 2024

EL LABERINTO DE LA FAMILIA OBIANG

 Por Armengol Engonga Ondo. Presidente del Partido del Progreso de Guinea Ecuatorial



La comunidad internacional, compuesta por el pueblo guineano, la oposición política exiliada, los actores políticos prodemocráticos y las naciones con democracias consolidadas, ha invitado reiteradamente a la familia Obiang a abandonar el poder en Guinea Ecuatorial. Se les ha sugerido seguir el ejemplo de la familia Bongó de Gabón o el reciente cambio político en Senegal.

 


La dictadura de la familia Obiang se asemeja a un barco a la deriva, sin nadie al timón, superada por los últimos acontecimientos. El tirano y patriarca, Teodoro Obiang Nguema, aquejado de varios males y próximo a cumplir 45 años en el poder, parece incapaz de liderar. Su hijo, el vicepresidente Teodorin Nguema Obiang, designado sucesor, carece de la preparación y formación necesarias para asumir responsabilidades.

 


Esta dictadura se encuentra atrapada en un laberinto sin salida aparente. La corrupción ha vaciado las arcas del Estado, propiedad de los guineanos. Además, se han cometido violaciones sistemáticas de los derechos humanos: detenciones arbitrarias, torturas, abusos de poder y asesinatos, tal como lo documentan informes de Amnistía Internacional, el Departamento de Estado de EE.UU., Human Rights Watch, entre otros.

 


Ante esta situación, recomendaría al presidente Teodoro Obiang convocar una rueda de prensa, hoy antes que mañana, para anunciar su partida irrevocable al exilio y pedir perdón al pueblo guineano por el daño causado.

 


Desde nuestra independencia de España en 1968, Guinea Ecuatorial no ha conocido la libertad individual ni colectiva, ni el desarrollo socioeconómico esperado tras el descubrimiento de petróleo y gas. Los responsables de este desastre son Francisco Macías Nguema y Teodoro Obiang, dos dictadores que han retrasado el progreso de nuestra nación casi un siglo.

 




El periodo de Autonomía de 1964, bajo la dirección de D. Bonifacio Ondo Edu, primer presidente postcolonial de Guinea Ecuatorial, fue una época de desarrollo y libertades civiles. Su gobierno, libre de corrupción y violaciones a los derechos humanos, promovió la educación, la sanidad, el transporte y la seguridad, así como una agricultura próspera. En 1968, más del 80% de la población estaba alfabetizada.

 

Este gobierno, que solo duró cuatro años, marcó un periodo de extraordinario progreso para el pueblo guineano, sin divisiones sociales, étnicas ni regionales.

 

---