Por Armengol Engonga Ondo. Presidente del Partido del Progreso de Guinea Ecuatorial
Guinea Ecuatorial, a pesar de ser un país rico en recursos naturales, se enfrenta a una realidad política marcada por la tiranía familiar y la opresión. La historia de su gobierno se ha teñido de clientelismo, represión y corrupción. Sin embargo, en medio de este contexto, se avizora un cambio impulsado por las formaciones políticas de oposición y la valiente disidencia que buscan transformar el país hacia una verdadera democracia.
La dictadura familiar y sus
métodos de represión:
Durante décadas, Guinea
Ecuatorial ha sido dominada por una élite gobernante que ha mantenido un
control férreo sobre el poder. Esta dinastía ha empleado métodos de represión,
silenciando las voces disidentes y reprimiendo cualquier intento de oposición.
La persecución política, la censura y el uso excesivo de la fuerza han
caracterizado su gobierno.
La complicidad y los
cómplices:
La perpetuación de esta tiranía
no ha sido posible sin la complicidad de diversos actores, tanto internos como
externos. Alianzas corruptas y cómplices han permitido que esta clase
gobernante se mantenga en el poder, siempre en detrimento del bienestar del
pueblo.
El camino hacia la democracia:
A pesar de estos desafíos, la
esperanza reside en el emergente movimiento de oposición y disidencia que busca
un cambio profundo en Guinea Ecuatorial. Estas fuerzas políticas están
impulsando mejoras significativas en dirección de una verdadera democracia, a
partir de una Mesa Nacional donde se sienten las bases para una consulta
electoral sin trampas y dónde la participación ciudadana sea el eje central y
se acaben los abusos de poder.
Desafíos actuales y
perspectivas futuras:
Hoy, a pesar de ser un país
productor de petróleo, Guinea Ecuatorial enfrenta una crisis de escasez de
gasolina. Esto pone de manifiesto la gestión corrupta y negligente de los
recursos por parte de la élite gobernante. Sin embargo, el impulso democrático
promete cambiar este panorama sombrío, abriendo las puertas a un gobierno
transparente y responsable.
Quisiera terminar este artículo
escribiendo que la transición hacia la democracia en Guinea Ecuatorial no es
fácil y está llena de obstáculos, pero es un proceso necesario y esperanzador.
La valentía y la determinación de la oposición y la disidencia marcan el rumbo
hacia un futuro donde la voz del pueblo sea la fuerza motriz del cambio y donde
la justicia y la equidad sean pilares fundamentales de la sociedad.
La transformación hacia una
verdadera democracia tiene que significar el fin de la opresión y la
corrupción, ofreciendo a Guinea Ecuatorial la oportunidad de alcanzar su máximo
potencial en beneficio de su pueblo.