viernes, 18 de noviembre de 2022

GUINEA ECUATORIAL: NO SOBRA NADIE

Por Armengol Engonga Ondo. Presidente del Partido del Progreso de Guinea Ecuatorial




Los exiliados de todos los países tenemos mucho en común. Casi todos estamos fuera de nuestros lugares de origen por causas, por lo general, sobrevenidas. Catástrofes, pobreza y corrupción, guerras, dictaduras, desigualdades …



Siempre que me encuentro con alguna persona que tuvo que escapar de su país me reconozco en sus historias y escucho sus inquietudes y deseos con interés. Hace poco, tras una reunión con guineanos, prestaba atención a lo que uno de los allí reunidos decía. Su argumento es que el pueblo de Guinea Ecuatorial se ha acostumbrado a la dictadura y por eso no ofrece resistencia, no se rebela ni protesta. Yo, sinceramente, no estoy de acuerdo. Es cierto que llevamos una eternidad como frenados en seco, sin evolucionar a mejor. Son muchos años de gobierno personalista, despótico y autoritario. Una etapa borrosa con más sombras que luces y con un pueblo que espera que la normalidad vuelva a la vida guineana.



Los exiliados con los que me paro a charlar, huyeron de países como Perú, Argentina, Venezuela o Cuba. Todos hablamos español y nos encontramos aquí por la sencilla razón de que hay una seguridad jurídica, un orden y un respeto por la dignidad humana que no conocíamos. España tiene problemas, claro y en ocasiones muy graves, pero cuenta con unas instituciones fuertes, con una buena sanidad y con educación para los más jóvenes. Los que tenemos familia sabemos lo que significa contar con un médico a altas horas de la noche o con una comisaría de policía, con una escuela o un supermercado. Esta normalidad que hay aquí brilla por su ausencia allí. Los cubanos con los que suelo hablar me cuentan de su dictadura, más de sesenta años conviviendo con la miseria, el caos, la corrupción y la impunidad de su clase dirigente. Los argentinos han tenido que huir buscando un futuro mejor para sus hijos. También, la historia de mi amigo venezolano que lo perdió todo y ha tenido que empezar de cero en España …son crónicas vitales que se suceden cada día delante de nuestros ojos y que dejan muy a las claras que nadie está peor o mejor que nosotros los de Guinea Ecuatorial.



Hablando de nosotros, los del Partido del Progreso, tenemos la esperanza de que cambie el signo de nuestra historia. Las cosas no ocurren por azar. En Cuba, en Venezuela o en Argentina, también hay gente que piensa, que se entrega para cambiar la dirección de los acontecimientos, que hace oposición o es disidente. No es fácil luchar contra los poderosos, pero no es imposible.

No van a venir las “fuerzas del bien” para expulsar de su palacio al desagradable Obiang Nguema. Si queremos sacarlo del poder hay que estar seguro que lo vamos a hacer mucho mejor, de lo que no tengo la menor duda. Tenemos que convencer a nuestros socios y aliados de que vale la pena el cambio. No podemos echar a un tirano para sustituirlo por una guerra de poder o por otro sátrapa. En Guinea hemos pasado de ser españoles a estar bajo las botas de matones corruptos que nos han tratado con sumo desprecio y amargado la vida a muchos.



Estamos preparados para asumir la responsabilidad de llevar nuestra sociedad a un nivel mucho más avanzado y eso empieza por nosotros, los políticos dispuestos al cambio, y por el pueblo de Guinea Ecuatorial. Necesitamos que la sociedad, todos y cada uno de los guineanos, se implique y sea muy exigente a la hora de delegar en sus representantes. No podemos tolerar un nuevo fracaso. Es el momento de trabajar por hacer bien las cosas y no despreciar a las personas que piensen distinto. Tenemos que armonizar el espacio común para que quepamos todos y eso se hace trabajando y con mucho respeto.



La dictadura ya ha dado de sí todo lo que se esperaba de ella. No hay más alternativa al legado de Obiang Nguema que la democracia. Otra cosa sería una horrible pesadilla.

Nadie quiere que la violencia se adueñe de nuestras calles. Tenemos la obligación de construir un país nuevo donde todos queramos vivir.

Los exiliados queremos volver y los de dentro quieren progresar y evolucionar a una sociedad superior. No somos esclavos de nadie. Guinea Ecuatorial guarda mucho talento y ha demostrado que sabe convivir con educación. Pongámonos manos a la obra y comprometámonos con ese futuro que nos espera y que es la mejor herencia que podemos dejar a nuestros hijos.



Construyamos una sociedad fuerte, moderna y respetuosa pues tenemos el país más bonito del mundo, en el mejor sitio del planeta y bendecida por unos recursos naturales que pueden hacer de nuestra nación un auténtico paraíso en la tierra.

Está en nuestras manos, no dejemos escapar esta oportunidad. Todos somos necesarios. No sobra nadie.