jueves, 10 de noviembre de 2022

GUINEA ECUATORIAL: LA VERDADERA INDEPENDENCIA

Por Armengol Engonga Ondo. Presidente del Partido del Progreso de Guinea Ecuatorial


La estafa es un delito deplorable y realmente irritante. Normalmente, el estafador se aprovecha de la buena voluntad, de la ignorancia o de cualquiera de las debilidades de su víctima. Cuando el delincuente sabe cómo hacer daño, ejerce su violencia hasta conseguir sus miserables objetivos.


Convocar unas elecciones desde el poder absoluto es una estafa en toda regla con el agravante de tomadura de pelo. El dictador y todos los actores, cómplices en este caso, que le siguen el juego, saben que están abusando de la buena gente.

La dictadura y todos los que viven de ella, jamás se jugarían su destino preguntando al pueblo que tipo de gobierno quieren. No aguantarían un sencillo debate y menos aún consentirían que yo, por ejemplo, me reuniera con colectivos y explicara la idea que tenemos, en el Partido del Progreso, para Guinea Ecuatorial.

No buscan el bien común, ni el avance de la sociedad. Les importa muy poco que la población tenga acceso a servicios básicos y no están nada interesados en formar a la juventud para que sean el relevo generacional. Invertirán lo justo, tirando a poco, en la nación con el fin de seguir explotando sus recursos para su vergonzoso enriquecimiento personal.

La tiranía que padece el sufrido pueblo guineano está llegando a su fin.

La población quiere dejar de ser la carne esclava con que estos incompetentes hacen su fortuna. Tenemos un territorio tocado por la mano de Dios, pero tenemos un disfrute limitadísimo del mismo. Las empresas extranjeras hacen negocios en nuestro territorio, pero no hay sitio para nosotros. Esto va a cambiar y lo saben.

No solo nos roban, también deciden los que se pueden presentar a unas elecciones, los que pueden abrir sus empresas y hasta los que son bienvenidos o exiliados. Del régimen vive mucha gente y ellos se creen que ese privilegio, absolutamente arbitrario, lo van a tener siempre. No es justo y más pronto que tarde el pueblo, la gente, pedirá explicaciones de muchas cosas.

Atrás quedaron los días en los que todavía era posible una negociación para lograr una transición ordenada. Lejos de llegar a un acuerdo, que era más bien sencillo, se ha apostado por el inmovilismo y la tomadura de pelo.

Un dictador no puede pretender ser elegido democráticamente. Es tan absurdo como una hiena vegetariana. No pedimos nada del otro mundo. Queremos utilizar los recursos públicos para invertirlos en beneficio de los guineanos y no en mantener a una casta política que vive a la sombra del viejo dictador. Menos palacios, yates, vacaciones de lujo y vidas escandalosas por más escuelas, carreteras y hospitales.

Creemos que lo podemos hacer bastante mejor que como se ha hecho hasta ahora.

Qué poca vergüenza anunciar una consulta electoral desde el desprecio por la libertad. Qué siniestro invitar al pueblo que vote sabiendo que haga lo que haga o diga lo que diga, no se le tendrá en cuenta. Unas elecciones con un censo amañado, con unos partidos opositores más falsos que un euro de madera y sin nadie que fiscalice las elecciones. No solo nos estafan, sino que demás nos toman por tontos.

Nuestra propuesta sigue siendo la misma del primer día:

·       Libertad para los presos políticos y todos aquellos encarcelados por ser disidentes al régimen.

·       Fin del exilio forzoso y el retorno en libertad de todos aquellos que quieran participar en la construcción de Guinea Ecuatorial.

·       Y, por último, inicio de un proceso transitorio que desemboque en unas elecciones libres de verdad. Una campaña política donde las formaciones expliquen sus programas y propuestas al pueblo guineano y que termine en una jornada histórica en la que por fin se escuche y tenga cuenta los deseos de la ciudadanía. Unas elecciones libres de sospechas, vigiladas por instituciones internacionales como la ONU que certifiquen el verdadero deseo de los hombres y mujeres de la república de Guinea Ecuatorial.

Está en nuestras manos. Lo vamos a conseguir a pesar de las fórmulas amañadas para estafar al pueblo.

Los guineanos sabemos lo que queremos y estoy seguro que vamos a apostar por un futuro decente en vez de ser carne de cañón de una familia o una casta política indecente, delincuente e insaciable. El fin de una época triste está llegando. La verdadera independencia la tenemos que conquistar entre todos.