Por Armengol Engonga Ondo. Presidente del Partido del
Progreso de Guinea Ecuatorial
La estafa es un delito deplorable
y realmente irritante. Normalmente, el estafador se aprovecha de la buena
voluntad, de la ignorancia o de cualquiera de las debilidades de su víctima.
Cuando el delincuente sabe cómo hacer daño, ejerce su violencia hasta conseguir
sus miserables objetivos.
Convocar unas elecciones desde el poder absoluto es una estafa en toda regla con el agravante de tomadura de pelo. El dictador y todos los actores, cómplices en este caso, que le siguen el juego, saben que están abusando de la buena gente.
La dictadura y todos los que
viven de ella, jamás se jugarían su destino preguntando al pueblo que tipo de
gobierno quieren. No aguantarían un sencillo debate y menos aún consentirían
que yo, por ejemplo, me reuniera con colectivos y explicara la idea que tenemos,
en el Partido del Progreso, para Guinea Ecuatorial.
La tiranía que padece el sufrido
pueblo guineano está llegando a su fin.
No solo nos roban, también deciden
los que se pueden presentar a unas elecciones, los que pueden abrir sus
empresas y hasta los que son bienvenidos o exiliados. Del régimen vive mucha
gente y ellos se creen que ese privilegio, absolutamente arbitrario, lo van a
tener siempre. No es justo y más pronto que tarde el pueblo, la gente, pedirá
explicaciones de muchas cosas.
Atrás quedaron los días en los que
todavía era posible una negociación para lograr una transición ordenada. Lejos
de llegar a un acuerdo, que era más bien sencillo, se ha apostado por el
inmovilismo y la tomadura de pelo.
Un dictador no puede pretender
ser elegido democráticamente. Es tan absurdo como una hiena vegetariana. No
pedimos nada del otro mundo. Queremos utilizar los recursos públicos para invertirlos en beneficio de los guineanos y no en mantener a una casta política que vive a
la sombra del viejo dictador. Menos palacios, yates, vacaciones de lujo y vidas
escandalosas por más escuelas, carreteras y hospitales.
Qué poca vergüenza anunciar una
consulta electoral desde el desprecio por la libertad. Qué siniestro invitar al
pueblo que vote sabiendo que haga lo que haga o diga lo que diga, no se le
tendrá en cuenta. Unas elecciones con un censo amañado, con unos partidos opositores
más falsos que un euro de madera y sin nadie que fiscalice las elecciones. No
solo nos estafan, sino que demás nos toman por tontos.
Nuestra propuesta sigue siendo la
misma del primer día:
·
Libertad para los presos políticos y todos
aquellos encarcelados por ser disidentes al régimen.
·
Fin del exilio forzoso y el retorno en libertad
de todos aquellos que quieran participar en la construcción de Guinea Ecuatorial.
·
Y, por último, inicio de un proceso transitorio
que desemboque en unas elecciones libres de verdad. Una campaña política donde
las formaciones expliquen sus programas y propuestas al pueblo guineano y que termine
en una jornada histórica en la que por fin se escuche y tenga cuenta los deseos
de la ciudadanía. Unas elecciones libres de sospechas, vigiladas por
instituciones internacionales como la ONU que certifiquen el verdadero deseo de
los hombres y mujeres de la república de Guinea Ecuatorial.
Está en nuestras manos. Lo vamos
a conseguir a pesar de las fórmulas amañadas para estafar al pueblo.
Los guineanos sabemos lo que
queremos y estoy seguro que vamos a apostar por un futuro decente en vez de ser
carne de cañón de una familia o una casta política indecente, delincuente e
insaciable. El fin de una época triste está llegando. La verdadera independencia
la tenemos que conquistar entre todos.