Por Armengol Engonga Ondo. Presidente del Partido del
Progreso de Guinea Ecuatorial
En el Partido del Progreso hemos aprovechado estas fiestas
navideñas para ponernos al día sobre todo en lo relativo a los encuentros
personales. No solo nos hemos visto los directivos también hemos programado
encuentros con militantes y simpatizantes para conocer de primera mano las
inquietudes, dudas y propuestas de nuestros compatriotas en España.
En una visita que realizamos a una importante localidad
madrileña, una mujer guineana me apuntó aspectos muy importantes que voy a
intentar resumir para compartirlos con todos vosotros. La señora era muy amable
pero no se le veía optimista con el proceso de transición en el que estamos
embarcados muchas de las formaciones políticas guineanas. Ella nos dijo que el
que desaparezca Obiang Nguema no significa que los problemas se esfumen y nos
pidió paciencia infinita para no permitir que los más osados e interesados se
hicieran con el poder. Pasar de una dictadura a un sistema democrático es un
proceso complejo. No se conforma de igual manera una sociedad que sale de una
guerra que aquella que accede a la democracia tras el firme compromiso de todos
los partidos, dispuestos a respetar las normas y a no entorpecer el camino del
cambio.
Estuvimos hablando largamente e intenté dulcificar un poco su
poca fe en que esta situación que sufre nuestro país se vaya a arreglar. De la
tarde en la que estuvimos reunidos con este grupo de guineanos, destaco un
argumento que me ha hecho pensar mucho durante estos días. La señora me decía
que ella no quería votar a ningún partido que impusiera su modelo de vida, su
forma de arreglar las cosas o de organizar el país. Lo que ella esperaba es una
formación política al servicio del ciudadano y no al revés. Era simpatizante de
nuestra formación por esa misma razón. Le gustaba saber que el Partido del
Progreso se alimentaba de las aportaciones de todos. Ella quiere educar a sus
hijos, montar su negocio, comprar su casa y no espera que venga nadie a decirle
cómo ha de vivir.
Estamos de acuerdo de que el camino va a ser muy complejo,
pero eso no quiere decir que sea imposible.
Entre todos tenemos que darle una salida a esta situación en
la que nos encontramos. Cada día es más difícil para la dictadura contar con
los apoyos necesarios para mantenerse en el poder. Estoy convencido de que la
salida será muy elaborada y está claro, por lo menos por nuestra parte, de que
no vamos a dejar que la improvisación haga saltar por los aíres esta
oportunidad histórica.
La sociedad ha de ser muy exigente. No se deben permitir
actitudes que pongan en peligro un modelo que, bien llevado, traerá tiempos de
prosperidad nunca vistos a nuestra tierra. Nuestros hijos van a recibir una
herencia vital si el proceso de transición a la democracia sale bien. No creo
que nadie sea capaz de negarles un futuro mejor a sus hijos, no lo creo. Con la
democracia vamos a apostar por nosotros, no por una familia, un pueblo, un clan
o una pandilla de amiguetes. Con la democracia vamos a preparar a nuestros
jóvenes para que se hagan cargo no solo de sus vidas sino también de la del
país. Estamos ante una oportunidad única en la que todos somos necesarios.
Estos encuentros me han servido para ratificarme en la idea
de que el pueblo de Guinea Ecuatorial tiene personas muy válidas y que todos
con los que he hablado están dispuestos a dejarse la piel por nuestro país. No
hay duda, hombres y mujeres consultados han respondido que quieren vivir en
paz, tener acceso a servicios esenciales y a participar para hacer de Guinea
Ecuatorial un buen lugar para vivir.
Los políticos mantenemos reuniones periódicas para evitar ser
unos auténticos desconocidos entre nosotros. Estoy convencido de que lo vamos a
hacer bien y de que no vamos a ser un problema. La ciudadanía también quiere y
anhela un cambio.
Vamos a esforzarnos para que pueda salir un gobierno decente
y honrado de toda esta iniciativa. Las formaciones políticas hemos de estar al
servicio de la gente pero que nadie olvide que no nos van a regalar nada y que
ayudará mucho al proceso de transición a la democracia contar con una sociedad
muy exigente.
Me gusta escuchar audios o leer mensajes bien estructurados y
elaborados que vienen a decir algo así como: “Os estamos vigilando. No nos
defraudéis”.
Está en nuestras manos. El pueblo es soberano y sabe que vida quiere para sus familias. Ojalá y los políticos de esta etapa sepamos construir esa sociedad que nos demanda nuestra gente.
Feliz año 2022 para todos.