Por Armengol Engonga Ondo. Presidente del Partido del Progreso de Guinea Ecuatorial
Cuanto más tiempo pasa, la estafa al pueblo de Guinea Ecuatorial es más escandalosa. Estos días atrás hemos asistido, desde la forzosa lejanía, a la puesta en escena de una tomadura de pelo más a cargo del dictador de nuestra república. Ya el nombre de su partido es un insulto a la inteligencia de los guineanos ¿Cómo se puede llamar democrático una formación comandada por un tirano? Pues bien, el Partido Democrático de Guinea Ecuatorial, con Teodoro Obiang Nguema a la cabeza, ha celebrado su séptimo Congreso Nacional sin ofrecer la más mínima posibilidad de cambio.
El discurso del dictador ha sido un texto que podría leer cualquiera y seguiría sin tener significado alguno. La familia, la banda de animadores y asalariados del déspota aplaudían con fingido entusiasmo las palabras vacías de contenido de su jefe. Nada importa lo que diga si las cosas van a seguir igual que hasta ahora, deben de pensar los que viven de este régimen restrictivo, corrupto, incompetente y profundamente decepcionante.
Una vez más observamos la falta de reflejos, de aprender de los errores y de planificar un escenario donde otros podamos ofrecer soluciones a la manifiesta incapacidad del régimen. Los discursos no han señalado más problemas que los que les pudieran afectar a ellos. No quieren saber nada de un proceso democrático de verdad. No quieren saber nada de estrategias para lograr la plena soberanía, ni ideas que pasen por darle voz a un pueblo que está prisionero de este entramado de poder que controla con mano férrea el presidente dictador.
En el Partido del Progreso sí que
tenemos un mandato irrenunciable como es el de abrir un Congreso Nacional en
Guinea Ecuatorial en cuanto se den las condiciones de vivir en paz. Queremos sentar
las bases participativas con las que presentarnos ante todos los guineanos con
propuestas que permitan un cambio a mejor de nuestra sociedad. Estamos seguros
que se puede hacer mejor, mucho mejor y por eso luchamos en esta abierta
confrontación tan desigual.
A diferencia de las puestas en
escena de la dictadura, la oposición sí que apuesta por una solución pacífica y
negociada para el cambio de régimen. Desde el Partido del Progreso animamos a
sumarse a la iniciativa de promover el cambio político a todas aquellas
formaciones que tengan un proyecto social y económico para el futuro de la
república.
Nosotros creemos que nadie está
en posesión de la verdad y por eso participamos en todas las iniciativas, foros y encuentros internacionales tendentes a favorecer la tan ansiada
democracia para nuestro país. Nuestra propuesta es muy sencilla, las mismas
oportunidades para todos y unas normas de obligado cumplimiento que nos
permitan el cambio sin brusquedades y desconfianza. El régimen ha de entender
que el poder no puede ser monopolizado por una formación en exclusiva sin la
aprobación de todos los habitantes de la nación. Nada se puede negociar si hay
disidentes o gente encarcelada por estar en contra de la dictadura y poco se
puede hacer si no hay garantías de seguridad para los que volvamos del exilio.
Antes de dar cualquier paso ha de
garantizarse la puesta en libertad de los presos políticos y la creación de un
clima de seguridad y respeto para los grupos que compartimos el compromiso de
construir una Guinea Ecuatorial donde quepan todos, sean o no amigos de Obiang
Nguema y su familia.
En el Congreso Nacional del
partido del dictador, nadie ha dibujado una política capaz de proteger a la
población de la pandemia del COVID19, simplemente se han escuchado quejas,
lamentos y nada más. No existen ni siquiera planes de emergencia para
catástrofes como la explosión de los polvorines en Bata que se llevó por
delante la vida de tantas personas inocentes. Nada de nada. Nada se sabe. La
culpa siempre es de los otros, pero a día de hoy ni sabemos que pasó, ni
cuántas personas murieron, ni que se ha hecho para atender a los damnificados.
La Administración de los Obiang está diseñada exclusivamente para el expolio y
para el enriquecimiento personal y miserable de muchos de los allegados. Cómo
será la cosa de grave y evidente que el mismísimo presidente dictador se ha
referido a ellos en su discurso como si fueran estos los únicos responsables
del robo a manos llenas de los recursos de todos los guineanos.
Es bastante angustioso ver cómo no
son capaces de articular una alternativa a la manera despótica e irracional de
gobernar un país. En sus hechos y palabras no existe un cambio posible. Parece
que convocarán próximas elecciones para dentro de dos años, pero sin ninguna
propuesta coherente en el horizonte. La máxima es que van a continuar como
hasta ahora. Nadie les molesta en sus negocios y así piensan seguir el tiempo
que les quede y les dejen.
Los líos de familia y la consigna del sálvese quien pueda es el que se traduce cuando observamos estos actos del Congreso Nacional del partido de la dictadura. Muy poco entusiasmo y las intervenciones manifiestamente flojas para todos los problemas que exigen de soluciones inmediatas. Nadie se atreve a decir nada que pueda enojar a la cúpula dirigente. Si hiciéramos un seguimiento de los mensajes de los anteriores congresos nos daríamos cuenta lo poco que ha cambiado el panorama. Volverán a engañar al pueblo con unas elecciones amañadas, tramposas y donde nadie dude que el poder no va a cambiar de manos. Teodoro Obiang Nguema es así, el cree que es el dueño del país. Su finca particular.
Nosotros vamos a seguir luchando
por el derecho a participar, a ofrecer soluciones concretas y a buscar que
nuestra nación se parezca cada vez más a los pueblos desarrollados. Queremos
ver a la población ilusionada. El proyecto de construir nuestro país pasa por
todos los ciudadanos y no por farsas o escenificaciones de lo que nunca han
sido. No son democráticos. Hay gente en la cárcel por atreverse a disentir. El
exilio cada vez es mayor y la población sobrevive como puede.
Todos somos los llamados a
cambiar la historia de Guinea Ecuatorial. Hasta en el Congreso del dictador
hablaron de democracia, Derechos Humanos y prosperidad. No sé a qué están
esperando. Creo, sinceramente, que le tienen miedo a la decisión soberana del
pueblo. Todavía están a tiempo de evitar una descomposición que puede traer
muchos disgustos a todos.
Está en nuestras manos y solo
pido, desde estas páginas, que lo piensen. Pueden favorecer la transición a la
democracia o dejar que los acontecimientos terminen por imponer su lógica
aplastante. Todavía estamos a tiempo.