La población de Guinea Ecuatorial no ha experimentado liberación alguna, ya que hemos pasado directamente del dominio de una colonización extranjera a la opresión de una dictadura protagonizada por nuestros propios congéneres. Los guineanos no tuvimos tiempo de experimentar la libertad que nos iba a permitir asumir y controlar nuestro destino, después de la independencia nuestras vidas volvían a estar en manos de otros, mas crueles y mas despiadados que los colonos.
A los guineanos se nos ha anulado y no nos han permitido ejercer nuestra libertad, poner en marcha autónomamente nuestro proyecto de vida, implicarnos en crear una sociedad en la que pudiéramos vivir libremente; no nos han dejado en definitiva, pensar por nosotros mismos y asumir como propio el destino de nuestro país. Esto mismo, en mayor o menor medida, les ha ocurrido a muchos otros pueblos y países en Africa. Y a la vista están los resultados: los africanos estamos a la cola en democracia, en desarrollo social, en crecimiento económico, en desarrollo intelectual...
Después de la colonización, y para lavar las conciencias de muchos, los antiguos colonizadores de Africa ponen en marcha la Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD), que ha sido un arma de doble filio: por un lado, ha jugado un papel de amortiguación de la extrema pobreza, proporcionando alimentos, abrigo y recursos básicos durante muchos años; por otro lado, ha supuesto y supone un rol de desincentivación del desarrollo de la agricultura domestica, la acumulación de capitales propia, la realización de proyectos llevados a cabo por las comunidades locales, la inversión extranjera directa y la asimilación de las capacidades personales de los individuos que permitan el desarrollo de sus fuerzas productivas.
El stock de la Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD) en Africa en los mas de 50 años en el que está vigente este procedimiento, asciende a 100 billones (millones de millones) de dólares americanos.
¿Por qué este enorme caudal de ayudas no ha servido para mejorar la vida de los africanos?. A parte de la apropiación de parte de estos fondos por sus gobernantes (especialmente escandaloso en Guinea Ecuatorial), estas ayudas no nos han servido a los africanos para llevar a cabo proyectos profesionales que mejorasen nuestras economías familiares. El problema radica en que no se ha pensado en promocionar a los africanos para que fuéramos nosotros mismos los auténticos protagonistas convirtiéndonos en los actores de nuestro propio desarrollo.
La ideología demócrata-cristiana del Partido del Progreso, en su máxima simplificación, pretende que toda la acción (política, social, económica....) de una comunidad o de un país descanse siempre en la acción individual de las personas. Un nuevo ciudadano investido de todos los derechos (capacidad legal, libertad, dignidad, propiedad...) que será el actor principal en la política del país, en el desarrollo económico individual y colectivo, en la estructuración social y en la participación asociativa, tanto en el campo civil, como en el político y en el económico.
Por ese motivo en el PPGE siempre hemos pensado que la inversión prioritaria en Guinea Ecuatorial hubiera sido, mas que en grandes infraestructuras y obras faraónicas, en acciones que conciernen directamente a la atención de los ciudadanos, a la formación, a la ayuda social, a la vivienda, a su promoción profesional, etc.
Y ya vemos como la dictadura ha hecho todo lo contrario, marginar a la población y empobrecerla cultural y económicamente, con el objetivo de acallar cualquier posible rebelión por los grandes abusos que estaban perpetrando contra nosotros.
Está claro que la autentica riqueza de un país radica en su población, en la formación y en la capacidad de emprendimiento de sus habitantes.
Por ese motivo el Partido del Progreso recoge en su programa político que el estado debe garantizar los elementos básicos que permitan incentivar la capacidad creadora de sus habitantes, atendiendo a la enseñanza de calidad en todas las etapas, a la atención social de las familias, a las ayudas a la inversión para los emprendedores, a la justicia social en definitiva, que favorezca la igualdad de oportunidades para todos sus habitantes.
El nuevo gobierno (en el pos-Obiang) nacido de la transición pacífica y consensuada que queremos llevar a cabo, debe promover la profundización de la democracia, enfatizar en el desarrollo tecnológico, en la educación, poner en marcha mecanismos de regulación de la competencia y promover la innovación y el emprendimiento, a fin de obtener progreso, desarrollo económico, desarrollo social, y otros objetivos socio-económico-políticos igualmente importantes.
