Lo que el Gobierno de España y los medios de comunicación no quiere ver, otros sí lo ven: la sucesión fratricida en Guinea Ecuatorial
Mi Columna
Eugenio Pordomingo (2/9/2020)
Los gobiernos españoles, sobre todo los socialistas, y ahí están las hemerotecas para demostrarlo, toleran y secundan las violaciones de los Derechos Humanos del régimen golpista de Teodoro Obiang Nguema, que en 1979 derrocó a su tío Francisco Macías con la inestimable ayuda de España. En agradecimiento el entonces rey Juan Carlos I le hizo entrega en una cena de gala en Malabo (13 de diciembre de 1979) del Collar de la Orden de Isabel la Católica.
El golpe militar fue cruento, pero se silenció, y desde entonces Obiang Nguema ha hecho lo que le ha venido en gana con los gobiernos españoles. De todo ello, se ha dado cuenta en este digital en muchas ocasiones, pero no pasa nada: silencio cómplice. También hemos dado cuenta de los encarcelamientos, torturas, fusilamientos y secuestros, pero nada: silencio. El gobierno español, este y los anteriores, guardan silencio, como lo guardan aquellos partidos políticos emergentes que alardeaban de que iban a acabar con la Casta, pero que llegado el momento cumbre se han unido a ella. Si hay alguna duda, tiremos también de hemeroteca, fonoteca y videoteca.
Las denuncias que la oposición guineana, empresarios y profesionales españoles y europeos, han hecho, ante la Zarzuela, Moncloa, Congreso de los Diputados y Senado, se las pasan –y perdonen por lo escatológico- por el Arco del Triunfo, y no hace falta decir dónde se encuentra ese arco. Ustedes ya lo saben. Por si hay dudas, diré que no me refiero al de París.
Pues bien, me ha llamado poderosamente la atención un artículo de Aza Boukhris, publicado en el digital africano, Mondafrique, titulado ´Guinea Ecuatorial: la sucesión fratricida de Guinea Ecuatorial´.
De ese caos fratricida y de sus consecuencias, al que hemos aludido en más de una ocasión y la oposición guineana también, las autoridades españolas no quieren saber nada. ¡Qué va!, ellos a lo suyo, que es el negocio que se genera haciendo de intermediario o lobista tras dejar la Presidencia, el ministerio o cualquier otro alto cargo en la Administración española. La “cartera de favores” que anteriormente le han hecho al dictador Obiang Nguema, y que posiblemente le siguen haciendo ahora teniendo como puente sus “lazos” con el poder actual, es su know how.
Pero lo que me extraña, y mucho, es que desde instituciones españolas consideradas inteligentes, sensatas y sesudas, no se le informe a Zarzuela, Moncloa y Ejército, de lo que puede acontecer en breve en la Guinea Ecuatorial. Quizás cumplen su función a la perfección y no les escuchan.
En Bruselas –sobre todo en Francia- y en Washington se sabe lo que acontece en Guinea Ecuatorial, pero un protocolo no escrito, alude a que en la toma de decisiones siempre lleva la voz cantante la ex potencia administradora, en este caso, España. Pero de España, de la clase política, podo se puede esperar, sino que se lo pregunten al pueblo saharaui. Guinea Ecuatorial y el Sáhara Occidental, además de colonias fueron provincias españolas, algo que se obvia en los textos de escolares, bachilleres y universitarios. Quizás, dentro de no mucho tiempo nos enteremos de lo que se oculta en las relaciones históricas entre España y Guinea Ecuatorial. Por ejemplo, por qué España no quiso explotar el negocio del petróleo guineano.
Es reciente la sorpresa que nos han deparado los informes desclasificados de la CIA sobre la vulneración del derecho internacional con los Acuerdos de Madrid, por los que España abandonó el Sáhara Español (así se llamaban antes) y se lo entregó a Marruecos a pesar de las promesas del entonces Príncipe Juan Carlos, hoy conocido como el rey Emérito.
Se dice que Francia y Estados Unidos siempre han respondido a los opositores guineanos que acuden en su ayuda para acabar con el régimen dictatorial de Obiang Nguema, que en el momento que España lo decida, se hará. Pero la Madre Patria, no solo guarda silencio sino que constata las mejoras democráticas que el régimen guineano hace. Por “unos o por otros la casa sin barrer”, como se suele decir.
No tengo la menor duda que lo que acontezca en Guinea Ecuatorial le pillará al gobierno español desprevenida y sin saber qué hacer, como le pilló la primera pandemia y ahora la segunda. Y a no tardar micho, a Guinea Ecuatorial la recordaremos como a Filipinas, donde ha olvidado el idioma español y de la que los menores de, digamos cuarenta años, ni saben que España estuvo allí durante muchos años y que la Plaza de Cascorro sita en Madrid, existe una estatua que conmemora la heroicidad, frente a los mambises, de un soldado español llamado Eloy Gonzalo, destacado en el puesto militar de Cascorro, en la provincia de Camagüey.
El artículo “Guinea Ecuatorial: una sucesión fratricida”, firmado por Aza Boukhris, versa sobre la liza existente por la sucesión entre los dos hermanos, hijos de Teodoro Obiang Nguema (Teodoro Nguema Obiang y Gabriel Mbega Lima), que ha entrado en una lucha fratricida, a decir del autor de ese texto.
“La batalla política entre el primer vicepresidente de Guinea Ecuatorial, Teodorin y su hermanastro Gabriel Mbega Lima, Ministro de Petróleo, es cada vez más dura”, afirma Aza Boukhris. Corto se queda el autor al afirmar que entre los dos hermanos hay solamente una “lucha política”.
“La sucesión enfrenta al hijo mayor del Presidente, ‘Teodorin’ (51 años), con su hermanastro Gabriel Mbega Lima (45 años). La crisis económica, vinculada al colapso de los ingresos por exportación de hidrocarburos y acentuada por la pandemia de covid 19, podría acelerar este conflicto dinástico dentro del clan presidencial”, continua Boukhris.
“El hijo mayor, Teodoro Nguema Obiang Mangue, alias «Teodorin», o «Teddy», para los jet-setters, Vicepresidente y supuesto heredero está en los tacos de salida. Su madre y primera dama, Constancia Mangue, lleva mucho tiempo maniobrando en su ayuda para esta sucesión dinástica. Al igual que Chantal Biya o Sylvia Bongo Ondimba, Constancia Mangue es más influyente en la medida en la que su marido está debilitado por la edad y los problemas de salud”, sigue.
A Gabriel Mbega Lima, el autor le considera “más discreto y más político, sin ser menos corrupto y codicioso que su hermanastro Teodorin, Gabriel Mbega Lima no ha dicho su última palabra. Sin embargo, sus posibilidades de llegar al poder están disminuyendo, el clima económico no le ayuda y sus partidarios están siendo alejados del poder presidencial. Los Essanguis de Mongomo, la etnia del presidente, no dudan en señalar que su madre, Celestina Lima, es de Santo Tomé y Príncipe, por lo que se niegan a reconocer a Gabriel Mbega Limacomo uno de los suyos”.
La situación estratégica del competidor de Teodorín la ve así Boukhris: “Formado en los Estados Unidos de América, en una universidad de Texas, Gabriel Mbega Lima ha ascendido todos los escalones del Departamento de Minas e Hidrocarburos desde 1997. Es el inamovible Ministro de Petróleo y Gas. Aprovechó el auge de la explotación de los yacimientos offshore de Zafiro para establecer relaciones internacionales. Estos yacimientos, explotados desde hace unos veinte años, empiezan a envejecer, de ahí la necesidad de adjudicar, tras una licitación, nuevos y prometedores depósitos. A pesar de sus vínculos personales con las grandes empresas petroleras, los nuevos bloques tardan en encontrar compradores serios. El déficit se ha convertido en algo más que un motivo de preocupación”.
La situación económica de la excolonia española es para el autor muy “peligrosa” y cercana a “incumplir los pagos a sus acreedores”. Sin duda la bajada en los precios del petróleo ha contribuido a que el presupuesto del gobierno guineano haya caído estrepitosamente, lo que el pueblo y las clases dirigente le atribuyen al hermano de Teodorín: “El emirato petrolero de 28.000 km2 y 1,5 millones de habitantes se ve por lo tanto muy afectado por el colapso de sus ingresos de exportación (…) Al no haber logrado diversificar su economía hacia la agroindustria, los recursos pesqueros, las industrias extractivas y la logística internacional, el país se ha convertido en un rehén del petróleo y el gas. La lucha por la sucesión llega en el peor momento posible para el clan de Mongomo”, concluye el autor del artículo.
“El Presidente Teodoro Obiang Mbasogo se ha visto sacudido por los malos resultados comunicados por las autoridades financieras regionales e internacionales. El 14 de agosto de 2020, decidió cesar al gobierno de Francisco Pascual Obama Asue, primer ministro desde abril de 2016. En esta ocasión, el Jefe de Estado expresó su enojo poniendo en tela de juicio «a los ministros que no habían cumplido con sus deberes y no habían obtenido los resultados esperados», en particular en el contexto del «Plan Horizonte» 2020″. El Ministro de Minas e Hidrocarburos, Gabriel Mbega Lima, podía sentirse atacado, así que intentó exculparse implicando al Primer Ministro. Por lo tanto, podríamos esperar el despido de Francisco Pascual Obama Asue. No fue así. El Primer Ministro ha sido nombrado de nuevo en el gobierno anunciado el 20 de agosto de 2020. El Vicepresidente Teodorin ha puesto todo su peso en esta decisión, porque cuenta con Francisco Pascual Obama Asue, que evidentemente no se acercará a Gabriel, que conserva su puesto ministerial, pero en la decimosexta posición en un gobierno que incluye veinticuatro ministros. Teodorin también puede contar con los pilares del régimen, a saber, los ministros Nicolas Obama Nchama, para la Seguridad Nacional, y Victoriano Bibang Nsue Okomo, su tío, para la Defensa. Por otra parte, la recuperación de la red diplomática se ha traducido en un amplio movimiento de diplomáticos en las cancillerías más importantes”.
Boukhris considera que en Guinea Ecuatorial existe una “depredación endémica”, pero a pesar de ello sus relaciones con el FMI son buenas, “como lo demuestran los resultados del Programa de Monitoreo del Personal”.
“Aunque la deuda externa sigue siendo sostenible y no es comparable con la de otros Estados de la región, hay motivos para preocuparse por el futuro político y económico del país. La lucha por la sucesión de Teodoro Obiang Nguema Mbasogo bien podría no limitarse al clan de Mongomo, acentuando una paranoia que nunca han abandonado desde el derrocamiento en 1979 del dictador Macías Nguema por su sobrino, el actual jefe de Estado”.
Me produce cierto estupor que el autor de ese artículo no haya prestado más atención a la corrupción sistémica e impune que anida en el país; y, sobre todo, noto cierta insensibilidad hacia el dolor que padece el pueblo guineano, especialmente la oposición. De las torturas, asesinatos, fusilamientos, detenciones arbitrarias e ilegales y secuestros en otros países, el autor corre un velo que más bien es un cierre metálico.
El artículo no aporta nada nuevo para los que conocedores de la situación del país africano, y silencia muchas cosas, pero ya se sabe “de fuera vendrán que bueno te harán”.
No obstante, bienvenido sea.