Por Armengol Engonga Ondo. Presidente del Partido del Progreso de Guinea Ecuatorial
El pueblo de Guinea Ecuatorial, acompañado de su oposición en el exilio, expresa una condena clara y absoluta al régimen corrupto y represor encabezado por Teodoro Obiang Nguema y su familia. Durante más de 40 años, este régimen ha convertido al país en un lugar donde las libertades fundamentales son anuladas y el miedo se ha vuelto norma. Aquellos guineanos que no comulgan con los intereses del poder han sido perseguidos sin tregua, detenidos arbitrariamente, torturados en prácticas extrajudiciales y, en el peor de los casos, asesinados por atreverse a pensar y cuestionar. Bajo esta opresión, han caído algunas de las mentes más brillantes y valiosas de Guinea, eliminadas para evitar la posibilidad de voces críticas que perturben la estabilidad de un sistema controlado exclusivamente por Obiang.
La justicia en nuestro país es
un concepto vacío. Los tres poderes del Estado —ejecutivo, legislativo y
judicial— están subordinados a una sola figura: la del presidente Teodoro
Obiang. Una decisión suya puede significar vida o muerte, sin el amparo de una
justicia imparcial o una defensa efectiva. Cada movimiento de su mano es una
sentencia que añade cuerpos a los cementerios, regados de la sangre de miles de
guineanos inocentes.
Este régimen aberrante ha
provocado que más del 40% de nuestra población viva en el exilio, despojados de
su derecho fundamental a residir en su tierra. Hoy, hay más de 200.000
guineanos desperdigados en la diáspora, una diáspora forzada por un sistema que
ahoga cualquier posibilidad de desarrollo o dignidad en nuestro país.
Por décadas, el régimen ha
contado con la complicidad de varios gobiernos occidentales que, en aras de sus
propios intereses, han mantenido relaciones con la dictadura de Malabo. Pero el
tiempo ha demostrado que este sistema es insostenible. Después de 45 años, el
régimen solo ha dejado un legado de terror, cinco generaciones condenadas a un
futuro inviable, y un país atrapado en el estancamiento político, social y
económico. Hoy, incluso las democracias occidentales exigen a Obiang y su
familia que abandonen el poder, permitiendo así el inicio de una transición
pacífica hacia una democracia real, como la que recientemente ha emprendido la
vecina Gabón.
La Necesidad de una Implicación
Española en el Cambio en Guinea
Desde el exilio, hemos alzado
nuestras voces esperando la respuesta del gobierno español, como país que nos
colonizó y con quien compartimos un vínculo histórico de dos siglos. Sin
embargo, hasta ahora, hemos encontrado un vacío institucional. A pesar de
nuestras numerosas cartas al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y a su ministro
de Exteriores, nuestra justa demanda de apoyo a una transición democrática ha
sido, en gran medida, ignorada.
En contraste, otros gobiernos,
como los de Estados Unidos, Reino Unido y la Unión Europea, han sido más
receptivos. Nos han brindado plataformas para exponer la tragedia de Guinea
Ecuatorial y presentar propuestas concretas para una transición política sin la
presencia de la familia Obiang. En estas oportunidades, hemos propuesto un
proyecto de retorno de los exiliados para construir, juntos, un sistema
democrático que respete los derechos humanos y apueste por el desarrollo
económico del país. Estos gobiernos nos han demostrado respeto, comprensión y
un respaldo institucional que hoy es invaluable en nuestra lucha.
Un Paso Esperanzador en la
Comisión de Exteriores del Parlamento Español
Esta semana, la votación en la
Comisión de Exteriores del Parlamento Español sobre la Proposición No de Ley
(PNL) presentada por el diputado Pablo Hispán del Grupo parlamentario del
Partido Popular, se ha convertido en un hito esperanzador. En este momento
crucial, varios partidos españoles han dado un paso al frente, mostrando su
compromiso con los valores democráticos y la justicia. Partidos como el Partido
Popular (PP), Vox, el Partido Nacionalista Vasco (PNV) y Unión del Pueblo
Navarro (UPN) han demostrado ser verdaderos defensores de la libertad y los
derechos de los pueblos oprimidos, posicionándose junto al pueblo guineano que
ha sufrido por 45 años bajo un régimen déspota y tiránico.
En nombre del Partido del
Progreso de Guinea Ecuatorial, que tengo el honor de presidir, quiero expresar
mi profundo agradecimiento a estos partidos por su apoyo y solidaridad con
nuestro pueblo. Su respaldo es un mensaje claro de que la comunidad internacional
no puede, ni debe, ser indiferente al sufrimiento de Guinea Ecuatorial. En
cambio, instamos a aquellos partidos que aún muestran reticencia a que se
coloquen del lado correcto de la historia, apoyando los derechos humanos y la
democracia, y oponiéndose a la opresión y los abusos del régimen.
Nuestro Camino Hacia un Cambio
Inexorable
A todos aquellos que aún miran
con escepticismo nuestro reclamo por la libertad, les decimos que el cambio
político en Guinea Ecuatorial es inevitable. La dictadura tiene los días
contados, y el pueblo guineano merece vivir en un país donde los derechos humanos
sean respetados, donde cada persona tenga la oportunidad de construir su futuro
sin temor, y donde podamos vivir en dignidad y libertad. Desde la oposición en
el exilio, seguiremos trabajando incansablemente hasta que Guinea Ecuatorial
sea un país verdaderamente democrático, sin más miedo ni opresión.
Este camino no será fácil, pero
juntos, con el apoyo de las naciones libres del mundo y la solidaridad de
quienes creen en la justicia y la libertad, lograremos construir una Guinea
Ecuatorial de la que todos nos podamos sentir orgullosos.