sábado, 22 de abril de 2023

GUINEA ECUATORIAL: MANUAL DE INSTRUCCIONES


Por Armengol Engonga Ondo. Presidente del Partido del Progreso de Guinea Ecuatorial




El que no sabe guardar la puerta de su casa tarde o temprano se quedará sin ella. Los que no miran por su barrio están condenados a vivir miserablemente. Quien cree que el gobernante es su padre o su madre, no solo se equivoca, le invita a que lo traten a puntapiés. Es cierto que muchos guineanos desconocen lo que es suyo o no saben reclamar derechos que nunca han tenido. Los que detentan el poder actualmente lo saben y por eso abusan tanto y no quieren que nadie pueda abrir los ojos y ver lo que hay más allá.




Llamar excelencia, que no excrecencia, a un fulano que nadie ha votado, que se enriquece a manos llenas con los recursos de todos y que maltrata a todo un pueblo incapaz de defenderse es, sencillamente, ser un miserable con un grave problema moral.

Estamos rodeados de incapaces y cobardes. Individuos que creen que, gracias al dictador, a su familia y a los sicarios que lo adulan y protegen, están a salvo de todo mal.

Como escribí en el artículo anterior, muchos de los males que padecemos es por culpa nuestra. Hasta ahora no hemos sido capaces de construir una propuesta lo suficientemente válida como para unir voluntades, poner en evidencia a los inútiles que gobiernan Guinea Ecuatorial y ofertar una nueva sociedad que ilusione a nuestro pueblo.




Sabemos que tenemos que defendernos, pero hasta ahora no sabíamos ni cómo hacerlo con cierta efectividad. Hay tantas maneras de ponerse a salvo que poco a poco hemos ido aprendiendo. Te puedes defender con armas de fuego, como en el lejano oeste; hay quien prefiere mercenarios o ejércitos privados; también tenemos el ejemplo de muchos países desarrollados que apuestan por crear una sociedad bien estructurada que no permite los abusos de poder. Hay variantes de todos los colores. Lo realmente importante es impedir que un grupo controle los mecanismos gubernamentales en beneficio propio y obviamente, en contra del resto de la población, como pasa hoy en Guinea Ecuatorial.




Hace algunos años, personas muy solventes, nos dijeron que los guineanos debíamos cambiar si queríamos prosperar y levantar el país. Los tiempos de los líderes tribales habían pasado y se abrían otras posibilidades.  No hemos hecho este camino para quitar a un grupo y poner a otro. No acertaríamos si nuestra única responsabilidad fuera darle la vuelta a la tortilla. 




Hay un Manual de Instrucciones, le susurró el genio al oído, pero aquel hombre no sabía de lo que le estaban hablando. No sabía nada. Por no saber, no sabía ni leer.

Como dice este cuento, si quieres saber lo que pone el libro, primero tienes que aprender a leer.

En el Partido del Progreso de Guinea Ecuatorial hace tiempo que nos pusimos a ello. Elegimos un modelo que daba más protagonismo al grupo, al equipo, y estamos trabajando para que esa sea nuestra realidad. Sabemos que hay que preparar a la sociedad guineana, tenemos que fabricar las herramientas necesarias para que la voz del pueblo no sea silenciada por una banda de malhechores y eso no es nada fácil.




Los opresores se aprovechan de los problemas que tiene la gente.

Cuando tienes que llevar los recursos necesarios a tu casa no quieres meterte en líos. Los poderosos te pueden amargar la existencia y no tienes con qué defenderte. Por causas así hay tanta miseria, tanta inseguridad y porqué no decirlo, tantos exiliados.


Desde que decidimos unirnos los partidos y caminar al lado de asociaciones civiles, hemos aprendido que lo importante no es que gane nuestra formación política, sino que sea el pueblo de Guinea Ecuatorial el que vaya delante; podemos decir, sin equivocarnos, que hemos dado un paso de gigante.




No estamos trabajando solo para echar a un dictador y sus bandidos. Trabajamos para que los niños corran y griten de alegría porque, entre otras cosas, tienen un buen futuro por delante. Imaginamos una Guinea Ecuatorial donde no haya que echar la llave de casa por la sencilla razón de que es impensable que alguien vaya a molestarte. Nos esforzamos para que Guinea Ecuatorial sea respetada internacionalmente. Que hacer negocios con nosotros sea rentable y gratificante. Soñamos con un país próspero y con esperanza. Queremos que aflore todo el talento que los hombres y las mujeres de esta tierra tienen y ponerlo en valor. Nos gustaría que las etiquetas de “Hecho en Guinea Ecuatorial” sean una garantía de buen producto. Sabemos, estoy seguro, que lo podemos hacer.




Hoy, ahora, nos empiezan a tener en cuenta. El Parlamento europeo ya se ha expresado con meridiana claridad y ha dicho ¡BASTA! La Justicia española, a pesar de los intentos de soborno, del tráfico de influencias y de su nula implicación en los asuntos guineanos, ha empezado a decir que ya está bien y hasta ha dictado órdenes internacionales de detención para personajes muy cercanos al dictador. 

Los que nos pueden ayudar saben que hay un proyecto de país y que siempre será mejor tratar con buena gente que con delincuentes.

Está en nuestras manos, el futuro se puede tocar. Ahora es el tiempo de aunar los esfuerzos, de querer trabajar por nuestra gente. Es el tiempo de Guinea Ecuatorial y no podemos fallar.