martes, 14 de enero de 2020

MIENTRAS AFRICA SE DEMOCRATIZA, GUINEA ECUATORIAL PERMANECE ANCLADA EN LA DICTADURA


Guinea Ecuatorial se ha convertido en un anacronismo en el Continente Africano.
Mientras la mayoría de países africanos van expulsando a sus dictadores, Guinea Ecuatorial sigue manteniendo a un dictador con mas de 41 años en el poder.
Exilio forzado del Partido del Progreso en España, 14 de enero de 2020.- Guinea Ecuatorial se está quedando aislada en un Continente que está echando del poder, uno a uno, a sus respectivos dictadores. A los países con una ya dilatada trayectoria democrática, como Nigeria, Kenia, Senegal, Sudáfrica, Ghana, Ruanda o Botswana, se han ido sumando en estos últimos años, Gambia, Angola, Zimbabue, Sudán o Etiopía.
Se puede afirmar que Africa no soporta ya a los dictadores y que aun con ciertas imperfecciones y no pocas dificultades, va accediendo a las libertades. Hace unos años nadie podía imaginar que el relevo (mediante elecciones libres) de Eduardo dos Santos por su ex-ministro Joao Lourenço, iba a suponer un cambio tan importante en Angola, como para acusar de corrupción a Isabel do Santos, hija del anterior presidente. También era impensable que apearan del poder al eterno dictador de Zimbabue, Robert Mugabe. Ni que en Gambia, una coalición militar de los países de la CEDEAO (ECOWAS) expulsara del poder al dictador Yahya Jammeh, huésped especial de Obiang Nguema.
A medida que la democracia se va afianzando en Africa y los países se normalizan, inmediatamente comienzan a ponerse en marcha políticas sociales que mejoran la vida de los africanos y estos países emprenden la senda del desarrollo y del bienestar para sus habitantes. Así ha sucedido en Ruanda, que a pesar de haber sufrido en 1994 el mayor de los genocidios conocido, está alzando importantes cotas de desarrollo social e igualdad entre sus habitantes. Lo mismo podemos afirmar de Etiopía, Sudan del Sur o Botswana. 
A medida que los dictadores amigos de Obiang han ido desapareciendo y sus respectivos países respiran aires de libertad, la presión sobre nuestro Dictador se ha ido acrecentando. La propia UA, que ha dejado de ser el nido de dictadores de antaño, está pidiendo a Obiang el respeto de los derechos mas elementales de los Guineanos y que inicie la democratización de Guinea Ecuatorial.
También grandes instituciones como Naciones Unidas, Amnistía Internacional, etc. están solicitando al dictador la democratización  de nuestro país. Son muchas las instituciones garantes de los derechos humanos que están solicitando a Obiang la puesta en  libertad de los cuatro opositores que acaba de secuestrar en Sudan. En la escena internacional nadie se fía de Obiang. 
El FMI, para conceder un préstamo de 200 millones (una minucia para el Dictador) le está exigiendo que enseñe sus cuentas personales, porque tienen dudas razonables de que, igual que los ingresos de la explotación del petróleo, no repercutan en la población y vayan a parar directamente a sus manos  o a las de sus familiares. 
Obiang se queda solo, bien porque sus antiguos colaboradores van desapareciendo, o porque su entorno mas próximo se le ha levantado en rebeldía. 
Los guineanos están perdiendo el miedo y critican ya abiertamente a la dictadura. Este puede ser el inicio de una protesta generalizada de la población, que ha entendido por fin, la infinita maldad del dictador y el inmenso daño que ha causado, en sus 41 años de dictadura, al pueblo de Guinea Ecuatorial. 
Esperemos que Obiang haga gala de la capacidad de supervivencia que ha demostrado y advierta a tiempo (ante que sea demasiado tarde) que a su régimen le ha llegado la hora. 
El camino se lo ha marcado la oposición: iniciar ya, y de forma pacífica, la democratización de Guinea Ecuatorial.