*Se
regodeaba, imitando los últimos gemidos y suspiros de sus víctimas.
*CAYO:
“¡Si Obiang Nguema me manda a Black Beach, diré públicamente quién me
manda matar a la gente…!”
*¿“Se
arrepintió”, Cayo, al ser ordenado “obispo” de una secta de las que pululan e
invaden Guinea Ecuatorial?
Oposición
en el exilio de Guinea Ecuatorial, 8 de septiembre de 2017.- Muy pocos asesinos “oficiales” de los que se mueven,
desde hace ya cerca de cincuenta años de independencia de Guinea Ecuatorial, en
el entorno del presidente, dictador, de ese país africano, como CAYO. El solo
nombre de Cayo ha sido, en Guinea Ecuatorial y durante décadas, símbolo
de un terrorista asesino, tanto de los enemigos del régimen, como de los que
había que sacrificar para “fortificar” y dar continuidad al régimen del general
golpista guineano.
La
noticia de la muerte de CAYO, en el terroríficamente famoso hospital “La Paz”
de Malabo (de propiedad-dicen- de KOO, una de las mujeres del dictador) ha
reventado las fronteras matinales de la República de Guinea Ecuatorial para
cubrir de mensajes de whatsApp al mundo entero, donde recalan los
guineoecuatorianos. Como sucede dentro del país, los gritos silenciados y
ahogados por la “prudencia” o el miedo; gritos de sorpresa, mezclados de un
hondo respiro y cargados de esperanza, son más por el resquicio de libertad y
tranquilidad que se abre con la ausencia de CAYO, que por el simple y natural
hecho de su muerte.
“¡¡¡Cayo
ya ha muerto!!
EL
PRINCIPAL ASESINO OFICIAL DEL RÉGIMEN, PROTEGIDO POR LA INMUNIDAD Y
LA IMPUNIDAD DE LA “AUTORIDAD”
Por
su escasa población, y extensión, los ciudadanos guineos conocen, uno por uno,
al nutrido círculo de asesinos de los que se ha rodeado, en cerca de 50
años de independencia, el régimen del dictador y compulsivo delincuente que
dicta normas en Guinea Ecuatorial. Pero el asesino oficial, CAYO se distinguió
muy especialmente por el gran alarde que hacía de su tétrico papel de “asesino
oficia”. Sentía alrededor de su cuerpo y de sus acciones asesinas, la
coraza de la impunidad que le brindaba su “AMO” (La autoridad) ¡¡¡La
autoridad!!! Es, desde siempre, la grande e inexpugnable explicación, la gran
coraza de impunidad con la que se mueven los asesinos (profesionales o
aprendices) que se mueven en Guinea Ecuatorial. Ese país que un ilustre y
celebre diplomático extranjero ha calificado como: “Un país de asesinos”
CAYO
fue, posiblemente,
el asesino oficial que más abusó, exhibió e hizo alarde público de la coraza de
impunidad que le ofrecía la AUTORIDAD… Tal era esa exhibición y alarde de
impunidad, que CAYO se regodeaba y disfrutaba, entre su gente, imitando
los gemidos, gorjeos y estertores finales de muerte que exhalaban sus víctimas.
Demostrar que sus asesinatos estaban perfectamente protegidos y avalados por la
AUTORIDAD, permitía a CAYO actuar de modo que hasta las víctimas incluso le
“perdonaban”, por que actuaba en nombre de la AUTORIDAD (“OTORREDAD”, en
pronunciación fang)
El
resto de personas que forman la larga cadena de “asesinos oficiales” que rodea
a la “OTORREDAD”, se mueven con cierto disimulo, prudencia o, por lo menos, sin
exhibición ni boato como lo hacía CAYO. Que no por eso son menos conocidos,
temidos y respetados por sus víctimas y la población, en general.
CAYO
lo tenía muy claro, lo mismo que lo tienen el resto de asesinos que (sin boato
público) rodean a la “OTORREDAD” que los alimenta.
UN
PLAN FRUSTRADO DE ASESINATO: MARTÍN ESONO, A CAMBIO DE SEVERO MOTO NSA
Aquel
25 de enero de 1995, el Partido del Progreso, se estaba lamentando de la
detención y encarcelamiento de su Secretario de Finanzas, Don Tomás ELO AKA
(prestigioso funcionario de Hacienda, traicionado por su yerno, que guardaba el
atestado de un joven que había robado mucha droga y mucho dinero en una
de las habitaciones del chalet del presidente dictador de Guinea Ecuatorial. El
atestado daba razón a las denuncias de “traficante de droga” que pesaban,
desde los Estados Unidos, sobre el dictador y cuyas denuncias que habían
sido de algun modo ratificadas por el líder del Partido del Progreso. Apenas
dos días de la detención del Secretario de Finanzas del Partido del Progreso,
el Secretario de Estado de Seguridad, citó en su despacho al Presidente del
Partido del Progreso, lo invitó a subir a su “land rover” y lo condujo al Juez
de Primera Instancia de Malabo. Motivo: Las declaraciones hechas en España por
el líder político, acusando al dictador de traficante de droga” El Juez
de Primera Instancia de Malabo, recibió la orden de enviar, sin más
trámites ni dilaciones, al Presidente del Partido del Progreso a Black Beach.
Era una tarde de viernes. Internar al Presidente del Partido del Progreso en
Black Beach, por orden del Juez, en una tarde de viernes, garantizaba el vacío
de toda asistencia o atención judicial o noticias sobre el líder político,
durante el viernes, sábado y domingo… Tiempo más que suficiente para que CAYO
actuara… y el lunes se propagara la noticia oficial de la “fuga y paradero
desconocido” de Severo Moto Nsa…
Desde
la vivienda del Secretario General de la Presidencia, Don Ricardo Mangue Obama
Nfubea, un sanedrín formado por el Secretario de Estado de la Seguridad, Manuel
Nguema Mba, el “el famoso Comisario X, y el propio Secretario de la presidencia,
esperaban, con ansiedad la decisión del Juez, enviando a Black Beach a Moto
Nsa; mientras Cayo se movía como una fiera inquieta y herida, a la espera de
que el Juez decidiera lo que el sanedrín, de orden de la OTOREDAD había
ordenado: traslado del líder del Partid del Progreso a Black-Beach, en una
tarde de viernes… Al final, el Juez, ajeno a las “sabias orientaciones” del
dictador, decretó el arresto domiciliario del Presidente del Partido del
Progreso. CAYO, decepcionado y contrariado en los planes marcados por el
dictador, no dudó en precipitarse y situarse en la verja de la sede del Partido
del Progreso para evitar la entrada en ella del Presidente del Partido. De
pronto, como un ángel custodio, apareció el Juez para gritarle a CAYO: “He
decidido que este señor se quede en arresto domiciliario, en su sede; cualquier
cosa que le suceda, a partir de ahora, no me hago responsable”. CAYO,
enfurecido, se apartó del portal de la sede del Partido del Progreso y se
largó, avergonzado, crujiendo los dientes; al más puro estilo de Macías, ante
la mirada de la multitud de militantes que acompañaban al líder del Partido del
Progreso.
MARTIN
ESONO, A CAMBIO DE SEVERO MOTO NSA.- A la mañana siguiente, la ciudad de Malabo se
despertó espantada por la noticia del asesinado de Martín ESONO,
ferviente militante del Partido del Progreso:
Forzado
por CAYO, Martín fue obligado a subir al coche del asesino, carretera del
Aeropuerto de Malabo. A mitad del camino, CAYO hizo bajar de su coche a Martin.
Le descerrajó un tiro en la nuca; con el machete de la víctima, le abrió el
cráneo; extrajo la masa encefálica de Martin; luego seccionó su paquete
sexual. Cayo pidió ayuda al joven que le acompañaba en el coche, para depositar
el cadáver en el maletero de su coche; y con los órganos humanos seccionados,
metidos en un calcetín, el asesino oficial de la OTORREDAD, emprendió el
camino de retorno a la ciudad de Malabo. Paró, a desayunar, en el restaurante
de “MAMY…”; luego se dirigió al hospital y ordenó que se tirase el cuerpo de
Martín ESONO al depósito de cadáveres; con la estricta amenaza y prohibición de
que nadie dijera quién había llevado ese cadáver al hospital. Luego, CAYO se
dirigió a la Presidencia, a encontrarse con la OTORREDAD y hacer entrega
del “botín”.
“Como
cuentes lo que has visto, tú también lo pasarás igual” -amenazó, CAYO, al joven que le
acompañaba en la tétrica odisea. El joven, antes de abandonar Guinea Ecuatorial
y perderse en Gabón, contó, al detalle, toda la terrorífica historia.
LA
REACCION AIRADA DE DOÑA CONSTANCIA, “KOO” DE OBIANG.- Martín ESONO, el asesinado y
ofrecido a la OTORREDAD en el lugar del líder del Partido del Progreso, era de
la tribu OBUK; la misma que de KOO, mujer de la OTORREDAD. Al enterarse, la
KOO, del asesinato de su “hermano de tribu”, montó en cólera y obligó a su
marido (la OTORREDAD) a enviar a la cárcel de Black Beach a CAYO. En ese
propósito, empeño o amago estaba la OTORREDAD, cuando los militares
encargados de la detención de CAYO, le informaron de la gran amenaza del
asesino oficial:
“¡¡¡Por
dios, decid a Obiang Nguema que si me mete en Black Beach, diré públicamente
quién me suele mandar, y me ha mandado matar, a la gente...!!!
CAYO
cumplió, por todo castigo, escasamente dos días de arresto domiciliario; y
apareció de nuevo, ufano y provocador, por las calles de Malabo.
HABLA
SEVER MOTO NSA…
"Mi primero y violento encontronazo con CAYO, fue
en el año 1976. En aquellos días en los que el actual dictador arreciaba sus
furias contra el mundo intelectual, en el decidido empeño de limpiar el camino
hacia el golpe de estado del 3 de agosto y la toma violenta del poder. En esa
ingente y sangrienta tarea, el terrorista y golpista presidente actual de
Guinea Ecuatorial, desde su estratégico puesto de “jefe de cárceles del país”
contó con la inestimable ayuda de Feliciano Obama Nsue Mangue (BATHÓ),
Director de Política Interior del PUNT, quien organizó una intensa batida
contra los intelectuales y egresados de las Universidades, Institutos y
Colegios españoles, con el propósito de “BAJAR LOS HUMOS a esta clase de gente”
Una
noche, CAYO, gran ejecutor de esta batida nocturna de “los venidos de
España”, dio con nosotros dos: Don Juan OYONO ATOGO (q.e.p.d.) y yo. Nos
condujo a la policía. Y sin más trámites, me preguntó sobre el paradero de
Alfons Nsue Mokuy (Por lo visto, a este caballero, Ingeniero Agrónomo, llegado
de las Palmas, tocaba “bajarle los humos” esa noche) A mi respuesta negativa
sobre el paradero de Don Alfonso Nsue Mokuy, CAYO me incrustó un crochet
en el mentón que me hizo tambalear. Peguntó de nuevo sobre el paradero de
Alfonso Nsue Mokuy. A mi nueva respuesta:
-Coño,
no lo sé; Alfonso estará en su casa.
-¿A
quién llamas coño? -me bramó CAYO- Acto seguido me clavó un rodillazo en
el bajo vientre. Al instante empecé a orinar. Ante lo cual, CAYO se dirigió a
Don Juan Oyono Atogo. De un puñetazo en la sien, CAYO tiró al suelo al
Arquitecto y experto en artes marciales, venido de España. El asesino estaba
machacando, a patadas, a la víctima, bañada en sangre, cuando apareció por el
portal del patio de la policía, el famoso Inspector Don “Daniel Ángel”.
Al verlo y escuchar su grito de enfado, CAYO desapareció, escopetado, del lugar…"
¡¡¡CAYO
ya ha muerto!!!
La
necrología de CAYO, difícilmente puede narrase si no es con tinta roja, en
rotulador de trazo grueso. Volver del exterior de Guinea Ecuatorial y pensar en
que al enfilarse hacia el aeropuerto, te ibas a encontrar con la figura y a
fiera mirada de CAYO, ensangrentada; era más que motivo para una larga
angustia. Nada mejor que poder poner un rotulador de trazo grueso y tinta roja
en las manos de cada una de las numerosas víctimas que, tras su muerte,
deja CAYO.
CAYO,
OBISPO DE UNA SECTA…
El
primer Presidente de la independencia de Guinea Ecuatorial, Francisco Macías
Nguema Biyogo, hirió de muerte a la Iglesia católica. En su alocado y
esquizofrénico camino hacia el comunismo Macías Nguema unió en el mismo paquete
de odio, persecución y muerte a la Iglesia católica y a España. También
es cierto que, a pesar de ese odio a España y a la Iglesia católica, no abrió
paso fácil a otras iglesias, ni sectas. Cerró Iglesias y capillas; obligó a la
población católica, abrumadoramente mayoritaria en Guinea Ecuatorial a
deshacerse de los nombres cristiano-católicos (de santos) para fomentar la
“autenticidad africana”; abrió en la población guineana el gran escándalo de
ver entre los presos de la “Cárcel Modelo” de Bata o de Black Beach a
sacerdotes claretianos y Hermanos de La Salle aporreados y torturados,
mientras, machete en mano, “chapeaban” la hierba, junto a sus feligreses,
presos políticos y comunes.
Apartado
del poder por un sangriento golpe de estado, Macías cedió paso a su sobrino.
Este, en una estrategia militar (violenta) de no encarcelar, sino de atraerse a
así a la Iglesia católica, se ha significado en abrir paso (al contrario que su
tío) a una larga cadena de las llamadas “sectas” que, hace cerca de
cincuenta años, se disputan el terreno de “dios” en el alma del pueblo guineano…
CUENTAN.-
Que CAYO, tras
sufrir un muy grave accidente que estuvo a punto de llevarlo al encuentro del
infierno y durante algún tiempo lo dejó cojeando; tiempo, quizás “meditar”,
CAYO decidió sumarse a una SECTA. Y tan bien funcionó en esa secta (cuyo
nombre, ni nos preocupa conocer, interesa citar aquí…) que, con el
tiempo, lo elevaron al primer grado del “sacerdocio”. CAYO se hizo OBISPO de
una SECTA…
En
la esquizofrénica y loca vida que hace Guinea Ecuatorial, desde que, hace casi
50 años, se independizó y cayó en las manos de dos dictadores, los guineanos
son testigos mudos, sordos y ciegos de la más variada gama de situaciones a
cual más esperpéntica. De modo que nos hemos encontrado, en CAYO, con un
compulsivo ASESINO oficial. Elevado a violento GENERAL.
Convertido a una SECTA... Hecho un OBISPO bailarín.
Abandonado y muerto en el Hospital-tanatorio “la PAZ” de Malabo.
COMO
NO PODIA SER DE OTRA MANERA...- La muerte de CAYO, en el tristemente famoso
hospital LA PAZ de Malabo, conocido con el significativo apellido de Tanatorio
Hospital (antes que hospital, es un tanatorio) ha despertado los, no por
esperados, menos preocupantes noticias y rumores. De tal manera que de forma
paralela, la noticia de la “muerte” de CAYO llegada de Guinea
Ecuatorial, se ha disputado inmediatamente el espacio informativo con la
noticia del “asesinato” de CAYO.
Un
AUDIO, de los que desafían el hermetismo informativo oficial de Guinea
Ecuatorial, emitido en el más escrupuloso “pichinglis” (ingles africano) de
Guinea Ecuatorial, asegura que CAYO no ha muerto de enfermedad alguna. Que
hacía dos semanas, CAYO se vio en inmerso en el rumor de que ya estaba
jubilado. CAYO, acorralado por el rumor, y visiblemente “cabreado” reaccionó
diciendo: ¡¡¡Si yo estoy “jubilado”, hay una larga lista de “jubilados” como
yo, y nos iremos todos juntos!!!
EL
AUDIO acaba con una
terrible moraleja: “Cayo no estaba enfermo, ni tenía dificultad en andar y
moverse –como se afirma oficialmente-. Quiero pensar que, como lo ha dicho el
dictador, este hombre, como todos los que han estado en el tuétano del régimen
y han trabajado como él (asesinatos y maldades oficiales) ¡¡¡no lo van a
contar…!!!
CAYO
amagó o anunció, en más de una ocasión, con citar en público el nombre de la
persona “OTORREDAD” que le “dictaba las normas” de matar a los
guineanos. ¿CAYO ha podido pagar, en el “Tanatorio Hospital” de “la
PAZ” de Malabo, sus amagos y amenazas?
No
es nada normal que un fiel servidor del régimen, como CAYO; General, Obispo de
una importante Secta, sea enviado al Hospital (Tanatorio-hospital) “La
Paz” de Malabo, en vez de ser llevado urgentemente al “Albert Einstein”
de Sao Paolo (Brasil), a Barcelona o Madrid…
Para
terminar esta especie de necrología de CAYO ONDO MBA ANGUÉ; nada más
juicioso y prudente que esperar, atentos y callados, para presenciar el desfile
de los muchos guineanos que CAYO anunció que tenías que ser “JUBILADOS”,
como él.
¡¡¡
CAYO ya ha muerto!!!