Odiang Nguema junto a otros representantes
de varios países cercanos al régimen castrista participaron en el adiós al
sátrapa Fidel Castro.
Martin Higueras, Libertad Digital 30-11-2016
El acto llevado a cabo en la
Plaza de la Revolución de La Habana comenzó a las 19:00 horas (01:00 del
miércoles en España) con una gran cantidad de personas, muchas de ellas
militares, y la presencia de representantes de diversos países, entre ellos
Juan Carlos I.
El presidente de Ecuador, Rafael Correa, fue el
encargado de pronunciar el primer discurso de despedida, apelando a la unidad
de los pueblos de América, un continente que se enfrenta a "nuevas
tormentas quizás más fuertes" que aquellas a las que hizo frente el
revolucionario cubano. "Fidel, que murió invicto, falleció haciendo honor
a su nombre: Fidel, digno de fe; la que puso en su pueblo y en toda la patria
grande", apuntó.
Posteriormente hablaron
representantes como Enrique Peña Nieto,
presidente de México, Li Yuanchao, vicepresidente de China, Alexis Tsipras, primer
ministro de Grecia, el presidente sudafricano Jacob
Zuma, o el de El Salvador, Salvador Sánchez Cerén. El
presidente de la Duma del Estado o Cámara de Diputados, Viacheslav Volodin,
apuntó que "causa del legendario comandante siempre vivirá y la amistad
entre Cuba y Rusia seguirá fortaleciéndose"
A continuación comenzó el
turno de los presidentes más cercanos a la dictadura, todos ellos de países
cuyos regímenes fueron apoyados desde La Habana. Evo Morales dijo,
entre otras cosas, que "Fidel derrotó en Naciones Unidas a Estados Unidos
con la razón y la justicia; lo que Estados Unidos consigue lo hace con chantaje
y dominación". Morales dijo afirmado que la muerte de Castro no lo ha
matado ya que sigue "vivo" y "vigilante" para continuar la
lucha y "preservar" a la "casa común" de los pueblos
latinoamericanos: "Fidel no ha muerto, no puede morir, porque está por
encima de su propia vida, instalado para siempre en la historia de la
Humanidad". En su turno, Daniel
Ortega siguió un discurso lleno de
alabanzas a un sistema que ha demostrado ser un fracaso.
Uno de los más esperados en el
acto era Nicolás Maduro,
principal protegido del dictador. El chavista se encargó de seguir levantando
la imagen del tirano y también de atacar a esos factores externos que quieren
desestabilizar, según el venezolano, a la revolución. Subrayó que no había
"mejor forma de decirle 'Hasta pronto' y 'Hasta siempre'" al líder de
la Revolución Cubana que como "se ha hecho en esta plaza llena de energía
histórica, de páginas escritas durante seis décadas de batalla, donde se
escucha la fuerza de las ideas, de la diversidad cultural y política del
mundo".
Raúl Castro fue el
encargado de cerrar el acto. El dictador hizo alusión al lugar en el que se
encontraban todos: "Precisamente aquí donde conmemoramos nuestras
victorias, te decimos junto a nuestro abnegado, combativo y heroico pueblo:
¡Hasta la victoria siempre!"