jueves, 9 de enero de 2014

EL CAMBIO QUE ESPERAN LOS GUINEANOS

                 Instantánea  de una reunión de la Permanente del Gobierno en el Exilio

                      
Secretaría de Formación del Partido del Progreso

Una revolución todavía pendiente.

La irrupción de Severo Moto y su partido, PPGE, en la vida política guineana supuso una auténtica insurrección ciudadana contra un régimen dictatorial que había anulado a los guineanos como personas, relegándolos a la mera condición de súbditos. Hay que recordar que después de mas de 120 años de colonia española, Guinea Ecuatorial había caído en una nueva forma de dominación, una dictadura que seguía, y sigue, considerando a sus habitantes como a meros elementos serviles, convirtiéndolos en personas  dependientes de un poder por encima de ellos, sin  libertad, sin autonomía y sin futuro como pueblo.
La aparición del Partido del Progreso fue una auténtica revolución pacífica, que por una vez, daba el verdadero protagonismo a la sociedad civil. Advertida la dictadura del peligro que suponía para su propia supervivencia la acción política iniciada por Severo Moto y el Partido del Progreso, Obiang Nguema y sus importantes apoyos españoles, (aquí nace el Movimiento de Amigos de Obaing -MAO-) unen sus fuerzas para ilegalizar y apartar  de la vida pública guineana al PPGE y proscribir a su líder, Severo Moto.

Esto no es nada nuevo en África, así, para Occidente (en Guinea Ecuatorial: España, Francia y los Estados Unidos o ahora China) obtener los recursos (petróleo, pesca, madera...)  que les permiten mantener su nivel de vida, sólo  es necesario mantener en el poder a unos "niños grandes" (los dictadores) a los que se les llena de dinero -y hasta  se les permite todo tipo de tropelías- a cambio de procurarse  las materias primas a muy bajo costo y obtener el control del país, para que así puedan seguir manteniendo un status quo favorable. A continuación, para demostrar su "bondad" y lavar su conciencia, emplean la ayuda a la cooperación, poniendo en marcha una serie de proyectos que nunca llegan a los ciudadanos y si lo hacen, los receptores no participan en ellos, convirtiéndose en elementos pasivos o en meros convidados de piedra.

El modus operandi de China para con Africa, y especialmente para GE, es más perverso aún. A parte de no importarle para nada las condiciones de vida a la que tienen sometidos los dictadores a sus respectivos pueblos, establecen convenios con ellos para recibir materias primas, a cambio de construir infraestructuras. Seguidamente introducen en el país a ejércitos de operarios chinos, que trabajan en situación de semi-esclavitud y que además de haber deteriorado el medio ambiente,  sus miles de trabajadores son abandonados a su suerte en el país, una vez terminadas las obras. Esta situación lleva consigo serios problemas demográficos, de convivencia y de competencia desleal, con los propios habitantes y finalmente, inestabilidad política en el propio país.

En Guinea Ecuatorial y en toda África queda todavía una revolución pendiente. Una revolución pacífica, mediante la cual tomemos el control de nuestros pueblos, decidiendo por nosotros mismos, implicándonos personalmente en los problemas colectivos y convirtiéndonos en los principales actores de nuestro futuro. No serán los 50 mil millones de dólares que África recibe cada año, como ayuda al desarrollo, ni los beneficios obtenidos por la explotación de los recursos naturales (el petróleo en el caso de Guinea) los que nos saquen de la situación actual, sino el establecimiento de un nuevo orden, en el cual, los propios africanos, y no los que vienen de fuera, seamos los que decidamos lo que queremos hacer de nuestros respectivos países. En este nuevo escenario, no tiene cabida el régimen dictatorial de Obiang  Nguema, por mucho que quiera evolucionar. Sólo la verdadera democracia, la plena libertad y la capacidad creadora de los guineanos, nos permitirán alcanzar el  desarrollo político y económico al que aspiramos.

En el Gobierno en el Exilio hemos desarrollado diferentes planes para favorecer la participación de los guineanos en la vida pública, con distintas acciones:

En primer lugar vamos a recuperar e institucionalizar las Aulas Democráticas, como auténticos centros y foros de participación, formación y aprendizaje de los mecanismos de la vida social y política en las democracias.

En segundo lugar queremos extender la formación -especialmente una formación permanente de adultos- que permita una nueva toma de conciencia social y de participación en los diferentes proyectos de desarrollo llevados a cabo, tanto por instituciones privadas y oenegés, como por los organismos de las administración pública.

En tercer lugar, encauzar las diferentes ayudas que presta la cooperación internacional al desarrollo, de tal forma que todos aquellos proyectos que se lleven a cabo, sean promovidos por nuestras propias comunidades y llevados a cabo por los guineanos.

En cuarto lugar, pondremos en marcha un cuerpo de animadores socio-cultural-económico, dedicados a formar a las comunidades en la participación y dinámica de grupos. Y animaremos la vida de las comunidades rurales para integrarlas plenamente en la nueva sociedad civil.

En quinto lugar, estableceremos una política de ayuda que incentive las iniciativas empresariales de los emprendedores, así como la ayuda técnica y económica a los pequeños proyectos de creación de empleo, con especial atención al medio rural.

Ya es tradición en el Partido del Progreso la fuerte presencia y el protagonismo de la mujer en todas nuestras acciones y en los diferentes órganos de representación del Partido. No faltarán, por tanto. las políticas de integración de la mujer en la vida social, política y económica de Guinea Ecuatorial. Para ello vamos a poner en marcha diferentes programas de promoción de empleo con la mujer, cursos de formación para emprendedoras o la Red de Ayuda a la Mujer Empresaria, entre otros.