Espacioseuropeos.Guinea Ecuatorial
Abaha (1/3/2013)
Aprovechando que toda la indignación de los españoles contra los políticos parece estar centrada en el caso Bárcenas (Amy Martin, la ninfa inexistente de la Fundación Ideas, y el caso Pepiño Blanco están borrados porque aquí sólo nos indignamos con el PP), el ex ministro del PSOE, Miguel Ángel Moratinos, ha tomado sigilosamente un vuelo –no sabemos si desde Qatar- hacia Malabo, antigua Santa Isabel de la isla de Fernando Poo.
La noticia ha sido un bombazo en los foros de internautas guineanos que comprensiblemente no pierden la esperanza de librarse un día de uno de los peores dictadores actualmente en funciones en este planeta. La razón es que este no es un simple viaje –el de Moratinos- de turismo o de safari (que todo se pega): Moratinos, ha ido a Guinea Ecuatorial nada más y nada menos que a asistir al Séptimo Forum Nacional de la Fundación AMIGOS DE OBIANG, que ha organizado el Movimiento Amigos de Obiang (MAO), una creación del dictador –aconsejado por el fallecido Omar Bongo al que a su vez le aconsejo Francia- cuyo nombre que suena a broma de mal gusto, es de sobra explícito sobre cuáles son sus intereses.
Moratinos, que tal como contamos en espacioseuropeos desde que está en la oposición se dedica a viajar (a sueldo de la monarquía qatarí con el subterfugio de que asesorar en un programa sobre el hambre en el riquísimo país) con extrañas misiones (la pelea entre sunies y chiitas) que suponemos tiene algún objetivo más, como puede ser tratar de que retornen los socialistas al poder, no va a ser un invitado cualquiera a ese gran evento (el MAO organiza estas jornadas cada cinco años) que se inauguró hoy en Baney (Bioko Norte) y se clausurará el domingo con el lema: “Toda una vida por la Amistad”.
Moratinos es nada más y nada menos que miembro de esta fundación dedicada a alabar a este cleptócrata de pesadilla africano que es Obiang, también conocido por premiar con gran profusión de billetes (sobres barcerianos) la amabilidad de los periodistas y otros que no lo son, que dedican su tiempo a asistir a sus ruedas de prensa, mientras mata literalmente de hambre y miseria a su pueblo.
Un ex ministro (además funcionario de Exteriores) tiene derecho a formar parte en su tiempo libre del club que se le antoje. Pero, que sepamos, el señor Moratinos no se ha jubilado de su faceta política y, en teoría, todavía es susceptible en volver a ser ministro. Suponiendo que haya pagado de su bolsillo los gastos del viaje –casi seguro que no-, los españoles deberían de preguntarse y exigir ante el Congreso de los Diputados quién ha financiado ese viaje, e intentar averiguar si el gobierno de Rajoy lo ve bien y, sobre todo, si al PSOE le parece digno que uno de los principales cerebros de la ´Alianza de Civilizaciones de ZP y preboste de su política exterior a favor de los derechos humanos sea miembro de un Movimiento que defiende el apuntalamiento de una dictadura que roba, asesina y tortura como pocas.
Cuando era ministro, Moratinos, tenía el pretexto de los “intereses de Estado” aunque nunca explicó cuáles eran, lo que hubiese sido de agradecer, ya que, en principio, Repsol renunció poco antes de que Rajoy ganase las elecciones, a la exploración de las cuadrículas que con tanto esfuerzo y mucho retraso respecto a multinacionales de otras nacionalidades, había por fin conseguido.
También habría que preguntarse sobre los meritos por los que Obiang permite a un ex ministro español, pese al veto que suele tener a todo lo español, participar junto a un grupo de empresarios y ex congresistas de EEUU en una gala de reconocimiento a los amigos de Obiang.
En las redes sociales, algún guineano ha aprovechado para sacarle los colores al CPDS –aquí lo hemos hecho muchas veces-, el supuesto partido opositor guineano socialista (con Plácido Micó a la cabeza) tutelado por el PSOE, que acabó formando parte del Gobierno de Obiang. Es un secreto a voces que fue Moratinos el que aconsejó al dirigente del CPDS, Celestino Bacale, dar un paso que ha servido mucho a Obiang y a sus amigos del MAO, para demostrar que el sátrapa daba “pasos” hacia un cambio aperturista (“Miren qué bueno que ha dejado a un opositor formar parte del Gobierno). Por lo tanto, que no extrañe que sus compatriotas señalen a estos “opositores” como unos teleñecos manejados en la senda de la autodestrucción política por amigos como Moratinos y les acusen de haber engañado a su pueblo.
Habría que añadir también, entre los posible motivos de agradecimiento de Obiang a Moratinos, el denodado esfuerzo con que defendió que su principal rival, el líder del PPGE Severo Moto, exiliado en España, era un peligroso conspirador que estaba dañando gravemente los intereses de España preparando golpes de estado contra el dictador e intentó quitarle el estatuto de refugiado. La justicia frustró esta intentona, pero Moratinos siguió señalando sin concederse un respiro la “amenaza Moto”. Hasta que, por fin, efectivamente, Moto fue acusado de tráfico de armas desde España con destino a Guinea Ecuatorial para asesinar a Obiang y, además de ser enviado a la cárcel, fue privado de pasaporte. Poco importa que luego la justicia dijese que ni había habido tráfico ni conspiración. El mal (bien para Obiang) ya está hecho.
Seguramente el desvelo de Moratinos por el bien de todos los españoles le empujó hacia una amistad poco recomendable para un socialista de profundo quehacer buenista. Pero, ¿y ahora que su partido ya no gobierna, qué le lleva a seguir siendo socio del MAO? ¿Le habrán hecho presidente de honor?
De José Bono, Rodolfo Martín Villa, Juan José Laborda, Luís Yañez, y otros, hablaremos en breve.