lunes, 26 de agosto de 2024

GUINEA ECUATORIAL: UN GOBIERNO PARA LA CORRUPCION Y EL EMPOBRECIMIENTO

        Constancia Mangue, "la dictadora consorte" y su hijo Teodorín, el pretendido "sucesor"

Redacción El Confidencial


Guinea Ecuatorial, nuestra pequeña nación, se encuentra atrapada en una encrucijada sombría, gobernada por un régimen que, lejos de buscar el bienestar de sus ciudadanos, parece empeñado en hundir aún más al país en la miseria y la desesperanza. El nuevo gobierno formado por Teodoro Obiang Nguema Mbasogo, que lleva 45 años en el poder, ha sido diseñado no para servir al pueblo, sino para proteger a los criminales y perpetuar la corrupción que ha caracterizado a su administración durante décadas.


Un Gabinete Inflado para Satisfacer Cómplices


En un país de poco más de un millón de habitantes, resulta incomprensible que el gobierno cuente con un vicepresidente, un primer ministro, 60 ministros y un sinfín de altos cargos. Este es, sin duda, uno de los gabinetes más extensos del mundo, especialmente si se compara con nuestra vecina Nigeria, que con sus 225 millones de habitantes tiene solo 24 ministros. ¿Qué justifica tal desproporción? La respuesta parece ser simple: satisfacer a los cómplices del régimen y protegerlos de la justicia internacional, que sigue buscando a varios de ellos por delitos como secuestros, torturas y saqueo de los fondos públicos.


Promesas Vacías y Represión


El malestar entre la población es palpable. La falta de empleo, los atropellos constantes por parte de las autoridades y la incapacidad del gobierno para gestionar los recursos del país han generado un descontento generalizado. Sin embargo, en lugar de buscar soluciones reales, el gobierno de Obiang se aferra al poder con promesas falsas y medidas intimidatorias, en un intento desesperado por acallar las voces disidentes y perpetuar su control.


Este "Gobierno Máscara", como ya es conocido en la región, ha sido diseñado para encubrir la corrupción rampante y proteger a aquellos involucrados en actos criminales. Los casos de corrupción que han salido a la luz, como el escándalo del "Caso Ceiba", son solo la punta del iceberg de un sistema profundamente podrido. Las auditorías realizadas en varios ministerios y entidades autónomas han revelado el alcance del saqueo, pero en lugar de ver justicia, los implicados han sido premiados con posiciones aún más poderosas dentro del gobierno.


Una Nación al Borde de la Bancarrota


Mientras tanto, Guinea Ecuatorial se encuentra al borde de la bancarrota. El hambre y la miseria no son ya amenazas latentes; han penetrado en los hogares de prácticamente todas las familias del país. La economía, que debería beneficiarse de los recursos naturales, ha sido devastada por la mala gestión y la corrupción, dejando a la mayoría de los ecuatoguineanos en la pobreza extrema.


El panorama es desolador. Con un gobierno compuesto por personas señaladas por la justicia internacional y conocidas por sus actos de violencia y corrupción, el futuro del país se vislumbra aún más oscuro. Entre los nuevos miembros del gabinete se encuentran figuras como Nicolás Obama, acusado de secuestros y torturas; Manuel Nsue, implicado en el desfalco del Banco Nacional de Guinea Ecuatorial; Isaac Nguema Ondó, otro nombre asociado a secuestros y torturas; y Reginaldo Biyogo Mba Ndong, el nuevo ministro de Justicia, cuya reputación se ha visto empañada por su brutalidad.


Un Futuro Incierto


El discurso de Obiang tras cesar al anterior gobierno, en el que alegaba corrupción, incapacidad e ineficacia, se ha demostrado como una burla para el pueblo ecuatoguineano. En lugar de realizar un cambio real, el dictador ha formado un gobierno aún más represivo, compuesto por torturadores y corruptos. Este gabinete no tiene la intención de gobernar para el bien del país, sino de mantener a la familia Obiang en el poder a cualquier costo, sometiendo al pueblo a más abusos y miseria.


El pueblo de Guinea Ecuatorial se encuentra en una situación crítica. Mientras el gobierno sigue huyendo hacia adelante, negándose a soltar las riendas del poder, los ciudadanos continúan pagando el precio más alto. La represión y el hambre no parecen tener fin en un país que, a pesar de su riqueza potencial, sigue siendo víctima de la avaricia y el abuso de una élite gobernante que ha perdido toda legitimidad.


Este nuevo gobierno no es más que una continuación de las políticas de corrupción y represión que han caracterizado el régimen de Obiang durante casi medio siglo. Y mientras la comunidad internacional observa con indiferencia, el pueblo de Guinea Ecuatorial sigue luchando por sobrevivir en medio de una de las dictaduras más longevas y brutales del mundo.