sábado, 6 de julio de 2024

¿A qué sociedad aspiramos después de la feroz dictadura de la familia Obiang?

Por Armengol Engonga Ondo. Presidente del Partido del Progreso de Guinea Ecuatorial

 


En medio de un clima de incertidumbre, los guineanos, tanto dentro como fuera del país, nos encontramos en un punto de inflexión. La familia Obiang, que ha mantenido un poder omnímodo durante 45 años, se resiste a abandonar el poder, a pesar de estar visiblemente aturdidos y desorientados. Por primera vez, están experimentando una situación inédita: la comunidad internacional les ha bloqueado definitivamente, tanto en el ámbito económico como en el político.

 


La dictadura de Teodoro Obiang está siendo cuestionada de manera contundente. Los países libres, desarrollados y democráticos del mundo esperan que abandonen el poder más pronto que tarde. Ante este escenario, los políticos, la sociedad civil y los guineanos en general nos planteamos la siguiente pregunta: ¿qué sociedad aspiramos después de la terrible dictadura de la familia Obiang?

 


Desde el Partido del Progreso de Guinea Ecuatorial, tenemos una visión clara. Aspiramos a una democracia plena en nuestro país, donde existan libertades individuales y colectivas, donde la ley funcione para todos y donde todos los guineanos seamos iguales ante la ley.

 


Cuando nos reunimos tenemos un propósito profundo y claro: hacer el esfuerzo necesario para construir un mañana más brillante para nuestros hijos, para los que nos sustituirán. En este compromiso reside la esencia de nuestra responsabilidad como guardianes del presente y del futuro.

 


Cada paso que damos hoy, cada decisión que tomamos conscientemente, está moldeada por la convicción de que debemos legar a las generaciones venideras un mundo mejor de aquel que recibimos. Es un legado de respeto hacia Guinea Ecuatorial y hacia quienes la habiten después de nosotros.

 


Enseñar a nuestros hijos el valor del esfuerzo es enseñarles a mirar más allá de lo inmediato. Es educarlos en la importancia de cuidar y preservar los recursos de todos, en comprender que cada acción, por pequeña que sea, puede marcar la diferencia. Tenemos que enseñarles que no somos bestias salvajes, seres asilvestrados, ladrones y criminales. Que podemos salir adelante y que tenemos futuro.

 


No se trata solo de palabras, sino de acciones tangibles y compromisos cotidianos. Es cultivar una mentalidad que valore la comunidad global y actúe en consecuencia. Muchos de nosotros hemos sacado adelante a nuestras familias y creemos que ese es un derecho que hemos de fortalecer y asegurar en Guinea Ecuatorial.

 


Nuestro esfuerzo de hoy no es solo por nosotros mismos, sino por aquellos que vendrán después, por esos ojos curiosos que miran con confianza hacia el futuro que estamos a punto de empezar a construir. Es un acto de amor y responsabilidad que trasciende el presente, creando un legado de esperanza y resiliencia.

 


Juntos, podemos hacer la diferencia. Juntos, podemos inspirar y enseñar. Juntos, estamos forjando un camino hacia un mundo donde la herencia que dejemos sea un testamento de nuestro cuidado y dedicación. Solo aspiro a que nos sintamos orgullosos de haberlo conseguido.

 


Por eso luchamos y clamamos por una democracia plena en nuestro país, donde existan libertades individuales y colectivas, y donde todos los guineanos sean iguales ante la ley. Esta convicción representa un ideal crucial para nosotros por varias razones fundamentales.

 


En primer lugar, garantiza el respeto y la protección de los derechos humanos básicos para todos. Esto incluye la libertad de expresión, de prensa, de asociación y un sistema judicial justo. Tales libertades permiten a cada individuo desarrollar su potencial y contribuir al bienestar colectivo sin temor a la represión.

 


Además, una democracia plena promueve la rendición de cuentas y la transparencia en el gobierno. Los líderes electos son responsables ante la ley y ante los guineanos, lo cual reduce significativamente los riesgos de corrupción y abuso de poder. Esta transparencia fortalece la confianza en las instituciones gubernamentales y mejora la eficiencia y ética del gobierno.

 


En tercer lugar, el estado de derecho es fundamental en una democracia. Todos los que vivimos en Guinea Ecuatorial, sin excepción, están sujetos a las mismas leyes y normativas. Esto garantiza que ninguna persona esté por encima de la ley y que todas las personas sean tratadas con igualdad y justicia en los tribunales. Este marco legal estable y equitativo proporciona estabilidad política y económica, creando un entorno predecible y justo para la interacción social y comercial.

 


Además, la participación ciudadana es un componente central de una democracia plena. Los hombres y mujeres participan activamente en la toma de decisiones políticas a través del voto y otros mecanismos participativos. Esto fomenta un sentido de pertenencia y responsabilidad cívica, así como un compromiso con el bien común y la dirección futura de Guinea Ecuatorial.

 


Finalmente, una democracia plena no solo promueve el desarrollo económico y social, sino que también mejora la calidad de vida de los guineanos. El respeto por los derechos individuales y las políticas públicas inclusivas y responsables pueden estimular la inversión, la innovación y el crecimiento económico sostenible. Esto, a su vez, contribuye a reducir la pobreza, promover la igualdad de oportunidades y mejorar el bienestar general de la población de nuestra República.

 


En síntesis, aspirar a una democracia plena no solo es una cuestión de principios éticos y justicia, sino que también ofrece beneficios prácticos tangibles que pueden transformar positivamente la sociedad y el país en su conjunto.

 


Queremos convertir nuestro pueblo en un estado de derecho, una sociedad de ciudadanos libres e iguales en derechos y obligaciones.

 


Imaginamos una sociedad futura en Guinea Ecuatorial donde las familias puedan criar a sus hijos con una cobertura sanitaria y una educación de excelencia. Donde cada familia pueda tener un hogar digno con luz eléctrica y agua potable, en un marco de convivencia pacífica.

 


Aspiramos a una sociedad pacífica de inclusión y entendimiento, un catalizador de convergencia y armonía reflejado en nuestra propia diversidad étnica, religiosa y cultural. Este compromiso subraya nuestro deseo de construir puentes, no barreras, entre nosotros, una actitud imprescindible para poder transitar con éxito de la dictadura hacia la democracia.

 




Finalmente, abogamos por una sociedad guineana más justa, más libre, más solidaria y más democrática. ¡Esperamos un futuro brillante para Guinea Ecuatorial, un futuro que todos merecemos!