Por Armengol Engonga Ondo. Presidente del Partido del Progreso de Guinea Ecuatorial
En medio de un clima de incertidumbre, los guineanos, tanto dentro como fuera del país, nos encontramos en un punto de inflexión. La familia Obiang, que ha mantenido un poder omnímodo durante 45 años, se resiste a abandonar el poder, a pesar de estar visiblemente aturdidos y desorientados. Por primera vez, están experimentando una situación inédita: la comunidad internacional les ha bloqueado definitivamente, tanto en el ámbito económico como en el político.
La dictadura de Teodoro Obiang
está siendo cuestionada de manera contundente. Los países libres, desarrollados
y democráticos del mundo esperan que abandonen el poder más pronto que tarde.
Ante este escenario, los políticos, la sociedad civil y los guineanos en
general nos planteamos la siguiente pregunta: ¿qué sociedad aspiramos después
de la terrible dictadura de la familia Obiang?
Desde el Partido del Progreso de
Guinea Ecuatorial, tenemos una visión clara. Aspiramos a una democracia plena
en nuestro país, donde existan libertades individuales y colectivas, donde la
ley funcione para todos y donde todos los guineanos seamos iguales ante la ley.
Cuando nos reunimos tenemos un
propósito profundo y claro: hacer el esfuerzo necesario para construir un
mañana más brillante para nuestros hijos, para los que nos sustituirán. En este
compromiso reside la esencia de nuestra responsabilidad como guardianes del
presente y del futuro.
Cada paso que damos hoy, cada
decisión que tomamos conscientemente, está moldeada por la convicción de que
debemos legar a las generaciones venideras un mundo mejor de aquel que
recibimos. Es un legado de respeto hacia Guinea Ecuatorial y hacia quienes la
habiten después de nosotros.
Enseñar a nuestros hijos el valor
del esfuerzo es enseñarles a mirar más allá de lo inmediato. Es educarlos en la
importancia de cuidar y preservar los recursos de todos, en comprender que cada
acción, por pequeña que sea, puede marcar la diferencia. Tenemos que enseñarles
que no somos bestias salvajes, seres asilvestrados, ladrones y criminales. Que
podemos salir adelante y que tenemos futuro.
No se trata solo de palabras,
sino de acciones tangibles y compromisos cotidianos. Es cultivar una mentalidad
que valore la comunidad global y actúe en consecuencia. Muchos de nosotros
hemos sacado adelante a nuestras familias y creemos que ese es un derecho que
hemos de fortalecer y asegurar en Guinea Ecuatorial.
Nuestro esfuerzo de hoy no es
solo por nosotros mismos, sino por aquellos que vendrán después, por esos ojos
curiosos que miran con confianza hacia el futuro que estamos a punto de empezar
a construir. Es un acto de amor y responsabilidad que trasciende el presente,
creando un legado de esperanza y resiliencia.
Juntos, podemos hacer la
diferencia. Juntos, podemos inspirar y enseñar. Juntos, estamos forjando un
camino hacia un mundo donde la herencia que dejemos sea un testamento de
nuestro cuidado y dedicación. Solo aspiro a que nos sintamos orgullosos de
haberlo conseguido.
Por eso luchamos y clamamos por una
democracia plena en nuestro país, donde existan libertades individuales y
colectivas, y donde todos los guineanos sean iguales ante la ley. Esta
convicción representa un ideal crucial para nosotros por varias razones
fundamentales.
En primer lugar, garantiza el
respeto y la protección de los derechos humanos básicos para todos. Esto
incluye la libertad de expresión, de prensa, de asociación y un sistema
judicial justo. Tales libertades permiten a cada individuo desarrollar su potencial
y contribuir al bienestar colectivo sin temor a la represión.
Además, una democracia plena
promueve la rendición de cuentas y la transparencia en el gobierno. Los líderes
electos son responsables ante la ley y ante los guineanos, lo cual reduce
significativamente los riesgos de corrupción y abuso de poder. Esta transparencia
fortalece la confianza en las instituciones gubernamentales y mejora la
eficiencia y ética del gobierno.
En tercer lugar, el estado de
derecho es fundamental en una democracia. Todos los que vivimos en Guinea
Ecuatorial, sin excepción, están sujetos a las mismas leyes y normativas. Esto
garantiza que ninguna persona esté por encima de la ley y que todas las
personas sean tratadas con igualdad y justicia en los tribunales. Este marco
legal estable y equitativo proporciona estabilidad política y económica,
creando un entorno predecible y justo para la interacción social y comercial.
Además, la participación
ciudadana es un componente central de una democracia plena. Los hombres y
mujeres participan activamente en la toma de decisiones políticas a través del
voto y otros mecanismos participativos. Esto fomenta un sentido de pertenencia
y responsabilidad cívica, así como un compromiso con el bien común y la
dirección futura de Guinea Ecuatorial.
Finalmente, una democracia plena
no solo promueve el desarrollo económico y social, sino que también mejora la
calidad de vida de los guineanos. El respeto por los derechos individuales y
las políticas públicas inclusivas y responsables pueden estimular la inversión,
la innovación y el crecimiento económico sostenible. Esto, a su vez, contribuye
a reducir la pobreza, promover la igualdad de oportunidades y mejorar el
bienestar general de la población de nuestra República.
En síntesis, aspirar a una
democracia plena no solo es una cuestión de principios éticos y justicia, sino
que también ofrece beneficios prácticos tangibles que pueden transformar
positivamente la sociedad y el país en su conjunto.
Queremos convertir nuestro pueblo
en un estado de derecho, una sociedad de ciudadanos libres e iguales en
derechos y obligaciones.
Imaginamos una sociedad futura en
Guinea Ecuatorial donde las familias puedan criar a sus hijos con una cobertura
sanitaria y una educación de excelencia. Donde cada familia pueda tener un
hogar digno con luz eléctrica y agua potable, en un marco de convivencia
pacífica.
Aspiramos a una sociedad pacífica
de inclusión y entendimiento, un catalizador de convergencia y armonía
reflejado en nuestra propia diversidad étnica, religiosa y cultural. Este
compromiso subraya nuestro deseo de construir puentes, no barreras, entre nosotros,
una actitud imprescindible para poder transitar con éxito de la dictadura hacia
la democracia.
Finalmente, abogamos por una
sociedad guineana más justa, más libre, más solidaria y más democrática.
¡Esperamos un futuro brillante para Guinea Ecuatorial, un futuro que todos
merecemos!