Por Armengol Engonga Ondo. Presidente del Partido del Progreso de Guinea Ecuatorial
Los pueblos evolucionan y aprenden de sus errores, o al menos eso espero. Nuestra historia es corta, si la comparamos con otras latitudes, y quizá menos dramática que la de aquellos pueblos que han enfrentado invasiones, guerras terribles, expolios, extraordinarias plagas o infames gobiernos. El ciclo de la vida hace que cada día esconda una sorpresa para cada uno de nosotros y esta puede ser buena o no. Afortunadamente, no hemos sido golpeados por esas olas de violencia, guerras cruentas, enfermedades pavorosas o pesadillas como las catástrofes naturales que han padecido otros humanos, tales como tsunamis, erupciones volcánicas, huracanes o terremotos. Hemos vivido, muy al margen de esas tremendas tragedias que se llevaron por delante, de la peor manera, incontables vidas humanas. Pueblos enteros de África sufrieron la persecución despiadada y caza de los esclavistas y, si miramos el mapa colonial de nuestro continente, casi debemos agradecer que España fuera nuestra metrópoli.
Tenemos mucho por hacer. Casi
diría que tenemos que empezar de cero. Los españoles se fueron, pero nos
dejaron el veneno de los más violentos y corruptos que de manera bestial se
hicieron con el poder y hasta hoy. Nadie ha hecho más daño a Guinea Ecuatorial
que esta gente que vivía con nosotros, capaces de quitarles el pan de la boca a
los más pequeños y a los indefensos. Muchos no olvidamos a aquellos que alzaron
la voz ante las atrocidades y en el mejor de los casos tuvieron que irse,
porque muchos fueron silenciados o sencillamente desaparecieron. Tenemos en
nuestro recuerdo a los que han muerto. Desde aquí, nuestro emocionado homenaje
y todo nuestro respeto. Si llegamos a la democracia habrá sido por el espíritu de
sacrificio de todos ellos y no lo vamos a olvidar.
Nuestro pueblo no ha crecido tras
cruentas invasiones, cruce de mil razas, guerras civiles o mundiales. Hemos
padecido, como cualquier ser humano, las idas y venidas de la historia, pero
nada que ver con las enfrentadas por otras naciones. Es cierto que muchos
tuvimos que huir de nuestra tierra y dejar atrás a la familia y al lugar que
nos vio nacer. Es cierto que se instaló en el poder personajes que no serían
nada si no controlasen la violencia. Ellos han podido hacer lo que querían. El
dinero del pueblo se lo han quedado ellos y si alguien alzaba o alza la voz, se
acabó. Han vivido sin ser molestados mientras ellos molestaban a todos e
impedían el crecimiento al que como pueblo tenemos derecho. Esto, finalmente, va
a terminar ya y son muchos los que ya se han dado cuenta de ello. Se les acabó
el tiempo.
Como he dejado por escrito en
otros artículos, el fin de la tiranía no acaba con el problema de Guinea
Ecuatorial. Atentos, porque muchos pondrán palos en las ruedas para evitar que
el país se levante. Otros seguirán interesados en que la ley del más fuerte sea
la única respetada. Ojo, aparecerán falsos profetas con soluciones mágicas para
conseguir llegar al poder, pero con el firme propósito de quedarse para vivir
de todos nosotros.
Durante años, en el Partido del
Progreso, hemos estudiado fenómenos similares que se han dado por todo el
mundo. El fin de una dictadura no siempre se traduce en la venida de la
democracia. Hay países que han acabado con una dictadura y se ha instalado una
tiranía. Otros pasaron de una mala democracia a un régimen comunista, como Cuba
o Nicaragua, y ya nunca más volvieron al lenguaje democrático, de urnas y
elecciones libres. Esto no es una fórmula matemática.
En Guinea Ecuatorial, el dictador
ha declarado que actualmente hay una situación urgente que debe abordarse antes
de suspender el pago de la nómina a los funcionarios del Estado. Este caradura
reconoce que se avecinan tiempos muy difíciles y admite que su gobierno ha
caído en quiebra técnica económica debido a la extraordinaria corrupción
sistémica que él mismo instauró hace 45 años. Es increíble si no fuera por las
pruebas fehacientes que existen.
El dictador y su familia tienen
una tremenda desfachatez. Habla como si no fuera el principal responsable de la
situación, donde todos son culpables menos el gran timonel. Este sinvergüenza piensa
que nombrando una comisión económica lograrán el milagro de recuperar todo el
dinero que han robado y que mantienen en paraísos fiscales o en efectivo en sus
casas. Además, han despilfarrado enormes cantidades de dinero, él, su familia y
todos los miembros de su partido, dejando las arcas del Estado absolutamente
vacías. No se puede caer más bajo.
Desde el Partido del Progreso, invitamos
al presidente Teodoro Obiang a que se retire cuanto antes junto a su familia a
vivir en su pueblo Mongomo, que tanto le gusta, o donde él elija. Que renuncie
al poder de forma irrevocable, porque lo peor para él está por llegar, según ha
reconocido recientemente. Cuando el pueblo tome conciencia de que este hombre
ha hipotecado nuestro futuro, que es un soberano inútil al frente de nuestra
república, un asesino y un verdadero incompetente, será demasiado tarde. Pero antes
de irse a su casa, debe firmar un decreto ley para la transición política en
Guinea Ecuatorial y, por supuesto, debe pedir perdón al pueblo.
Aunque la democracia es posible,
no va a ser fácil. Si realmente queremos una democracia, debemos implicarnos
todos y dejar aparcados los intereses particulares. Será un largo camino, pero
lo podemos conseguir. Tenemos que crear, por nuestro bien, una sociedad
exigente. Tenemos que desterrar el terror y el miedo. Debemos dar seguridad y
certeza a la gente. Juntos podemos hacerlo. Es nuestra oportunidad de salir de
la espiral de dictaduras que han caracterizado Guinea Ecuatorial desde que los
españoles se marcharon y nosotros abrazamos la independencia.
Como siempre digo, nuestra
historia y nuestro futuro están en nuestras manos. Con unidad, compromiso y una
visión clara, podemos transformar Guinea Ecuatorial en una nación democrática y
próspera, donde cada ciudadano pueda vivir en paz y dignidad. La tarea es
ardua, pero con determinación y esfuerzo, lograremos el cambio que todos
deseamos.