Por Armengol Engonga Ondo. Presidente del Partido del Progreso de Guinea Ecuatorial
Por mi formación cristiana soy de la opinión de que los pecados se terminan pagando, de una manera u otra. No conozco a gente infame e indecente que no haya bebido de su propia medicina. Ustedes me comprenderán si les digo que me da exactamente igual que paguen sus pecados en vida o que se pasen la eternidad en el lado más oscuro y desangelado del infierno. Me da lo mismo. Sus padecimientos no nos devolverán a la gente que perdimos en el camino, ni nadie nos volverá a nuestros tiempos jóvenes en donde muchos nos tuvimos que ir para no volver. Los que se quedaron lucharon con lo que tenían y como sabían. Esta gente, ineficaces y malísimos políticos, se resisten a dejar sus puestos de poder. Saben que en ningún sitio serán relevantes. Muchos no sabrían ni ir a la compra. Esta gentuza que ha estado gobernando medio siglo nuestra república lejos de hacer grande a Guinea Ecuatorial la han situado solo por delante de Sudán del Sur en la tasa de pobreza que elabora el Banco Mundial.
Qué vergüenza más escandalosa. Somos
una potencia petrolera, con una población pacífica y a pesar de nuestros
recursos solo disfrutan unas pocos de los beneficios de nuestra tierra. Siento
un bochorno que irrita mi alma cuando veo, en las redes sociales, las fotos del
hijo del dictador con sus coches de lujo, sus caras vacaciones o con esos
amigos comprados de los que presume.
Hace unos días estuve reunido con
el equipo directivo del Partido del Progreso y hablamos de la libertad de
expresión como arma contra estos fantoches que nos han arruinado la vida.
Tenemos que fomentar unos medios libres y críticos con el entorno que nos
rodea. Ya he contado en algunas ocasiones, que sigo a una serie de YouTubers
guineanos. Chicos y chicas que tienen un gran talento para comunicar y que
ofrecen contenidos muy interesantes y dinámicos. En democracia analizarían el
día a día de nuestra Nación sin el miedo a ser importunados por el poder. No
confundir opinar con ofender que para eso ya están las comisarias y los
juzgados. En democracia, si te metes con alguien sin pruebas, con el simple
afán de hacer daño, puedes terminar denunciado, juzgado y como mínimo, multado.
Aún así, hay que fomentar los medios de comunicación libres pues son un arma
magnífica contra la corrupción. En la reunión apoyamos decididamente la
convivencia de medios libres e independientes en Guinea Ecuatorial.
Cuanto antes se vayan estos
maleantes, antes empezaremos con la reconstrucción de nuestra tierra.
Hay tanto por hacer que hasta
siento ansiedad por empezar. Lo bueno de la democracia es que todos cabemos. No
hay personas que están por encima ni por debajo. Todos tenemos nuestra
responsabilidad particular, individual. Unos formaran parte de la
Administración y otros sacaran adelante sus negocios y empresas. Militares,
policías, bomberos, sanitarios, jueces, maestros, administrativos trabajaran
para los guineanos desde el gobierno de nuestra república. Otros ocuparán sus
puestos de trabajo en la empresa privada como restaurantes, hoteles, fábricas o
pequeñas y medianas empresas. Habrá quién se sienta mejor siendo un profesional
libre o autónomo. Habrá sitio para todos, pero nadie nos lo va a regalar. Es
muy importante que pongamos de nuestra parte y apostemos, decididamente, por
una vida mejor. Con los tarugos que nos gobiernan no vamos a ningún sitio.
Estamos peor que en tiempos de la colonia. No hay derecho que haya en nuestro
país hombres y mujeres sin futuro, abandonados a su suerte y seguramente
pensando, que el mundo es así de asqueroso. Tenemos que unirnos en la
construcción de nuestra patria. Esta es la tierra de nuestros antepasados, la
de nuestras familias y lucharemos para que sea el mejor sitio donde quieran
vivir nuestros hijos y nietos.
Tenemos mucho trabajo por
delante. Hay que exigir a todo aquel que se quiera sumar a esta aventura a que
deje atrás sus miedos, sus violencias e intolerancias. Tenemos que crear ese
espacio en el que queremos vivir. Que tengamos agua en las casas, que acabemos
con enfermedades superadas en muchos países, que nuestros niños puedan ir a la escuela
o que nuestros jóvenes tengan una buena formación. Hay que luchar por una
sanidad donde quiera ser tratado hasta el presidente del gobierno y una policía
y un ejército que cuiden de los guineanos. Hay que modernizar los bomberos y
los equipos de rescate. Tenemos que estar preparados para enfrentar cualquier
crisis, como una pandemia o la explosión de unos depósitos. Nuestro gobierno ha
de estar al servicio de los guineanos y no al revés.
Está en nuestras manos. Cuando se produzca el cambio, es muy importante que sepáis que la cosa también va con vosotros. No os fieis de los que prometen oro a precio de arena. Muchos intentarán ganar vuestra confianza, pero por nada a cambio. Os pido que seáis muy exigentes con los políticos. Lo que se promete, se cumple. Es nuestro tiempo y es nuestra hora. En honor de todos aquellos que no llegaron hasta aquí ha de ser nuestro compromiso con la nueva realidad