Por Armengol Engonga Ondo. Presidente del Partido del
Progreso de Guinea Ecuatorial
Llevo muchos años en política y gran parte de ellos con los mismos compañeros de viaje. Durante todo este tiempo hemos acumulado experiencias, unas buenas y otras no tanto. Me gustaría destacar que el trabajo en equipo es, indiscutiblemente, mucho más efectivo, gratificante y que mejora notablemente los resultados que aquel emanado de un ser todopoderoso y unipersonal, como por desgracia nos pasa a los guineanos.
Con el paso del tiempo uno
aprende a no fiarse de los falsos profetas, a no seguir a salva patrias de
salón ni a irresponsables suicidas. No he conocido en mis años de vida al
hombre que todo lo sabe o a aquel que tiene soluciones para todos los
problemas. Gente así me genera tanta confianza como los charlatanes que venden
por las plazas de los pueblos crecepelos o ungüentos mágicos para aliviar todo
tipo de dolores.
La política no es una ciencia exacta,
pero hay que aspirar a que el máximo número de personas participe de ella en
vez de apartarlos y dejar su ejercicio en manos de un grupo
exclusivo que ordene nuestras vidas. En el Partido del Progreso hemos discutido
mucho sobre la participación de la ciudadanía en los asuntos comunes.
Con esta estafa de elecciones
amañadas de nuestro eterno dictador, volvemos a las andadas. Los poderosos, los
que pueden atemorizar, amenazar o hasta ejercer la violencia física, serán los
que nos digan si tenemos derecho al acceso a agua corriente, sanidad o educación.
La Justicia correrá de su mano y serán ellos los que consideren justo el que
unos niños tengan una escuela o que haya comida en los mercados. Es la
prepotencia del que tiene el poder y la fuerza bruta.
Es necesario implantar un sistema
(nosotros sabemos como hacerlo) que permita la libre y efectiva participación
de todos. Nadie mejor que los vecinos de un barrio para saber cuáles son sus necesidades
más urgentes. En democracia, el derecho a la información y la consulta es algo
fundamental.
La participación de los vecinos y
los responsables políticos se puede ver reflejada cuando:
·
Comparten información y preocupaciones.
·
Buscan encontrar las soluciones más adecuadas a
los problemas
·
Respetan y toman en cuenta las opiniones de cada
parte, lo que les permite tomar decisiones en conjunto.
·
Discuten los problemas con anticipación y tratan
de llevar a cabo medidas preventivas.
La democracia neutraliza el poder
absoluto y hace que la responsabilidad del progreso de la nación recaiga en las
manos de sus ciudadanos.
Es como cuando edificamos nuestra
casa. Habrá partes que levantaremos con nuestro esfuerzo, pero, aunque le
encarguemos el trabajo a una empresa constructora, nosotros seremos los que le
diremos al arquitecto o a los albañiles, fontaneros, electricistas, carpinteros
o pintores, cómo la queremos. Se supone que debemos controlar la obra del que
va a ser nuestro hogar. Lo mismo pasa con nuestra Patria, Guinea Ecuatorial.
El problema radica cuando alguien
se siente el dueño. Esa es nuestra desgracia. Tenemos una familia “okupa” que
es, además, muy violenta y con la que estamos teniendo serios problemas para recuperar
lo que nos pertenece.
Un proceso democrático nos
permitirá ser dueños de nuestra tierra y de gestionar sus recursos de una
manera justa y equitativa.
En el Partido del Progreso hemos
aprendido a trabajar en equipo. Nadie es más que nadie. Juntos trabajamos por
el bien común y se cumplen las normas. El respeto es lo que nos diferencia de
la dictadura. Está en nuestras manos. Abandonemos el egoísmo y luchemos por el
bien común. Nos irá a todos mucho mejor si vivimos en un ambiente pacífico, educado
y constructivo en vez de en una sociedad violenta, corrupta y dictatorial.