miércoles, 24 de agosto de 2022

LA IGNOMINIA CASTRENSE



Por Luciano Ndong Esono Oyana.
Presidente del Consejo Geográfico de Reino Unido del PPGE. 

Guinea Ecuatorial está en boca de todos, cuando digo de todos, me refiero a aquellos que sin tener nada que ver con mi país, son capaces de levantar el teléfono para curiosear sobre la situación de aquél pequeño pueblo hispano parlante, situado en una costa del África ecuatorial. Único como estado en el continente negro. No deja de ser recurrente en los últimos momentos y siempre me he preguntado; ¿no sabía nadie de la existencia de Guinea?, o acaso era invisible a pesar de las atrocidades que en él se comete a diario. Pero si esas cuestiones con indicios de dudas son para que, de una vez por todas, las mejores mentes se percaten de que, más allá de sus imaginarios horizontes, existen pueblos deseosos de encontrar una mano amiga que los lleve a una navegación segura, estamos preparados para responder con la convicción de asegurar nuestra supervivencia como nación.
En estos últimos meses hemos seguido con atención, la llegada de sendas embarcaciones militares por los mares de Guinea Ecuatorial. Digo por los de Guinea porque, porque no se han producido escalas de las mismas en los puertos de Gabón, ni de Camerún. Los tres barcos procedentes de países como España, seguido de Francia y después de los Estados Unidos, no puede más que despertar nuestro interés y sobre todo, teniendo en cuenta que los que dirigen el Ministerio de defensa de Guinea Ecuatorial, no dejan de ser unos iletrados.
El ejercito guineano dejó de serlo con las características que eso conlleva desde el momento en el que Teodoro Obiang Nguema alcanzó el poder. El complejo de un señor que nunca ocultó su desprecio por los estudios en general y la formación del personal del ejército en particular y su nula capacidad para alcanzar una cierta posición debido a un valor formativo, le ha hecho siempre confesar un odio irrefrenable hacia todo aquello que refleje posición destacable por méritos académicos, lo cual le ha conducido a prostituir a la clase castrense del país. 
No desconocemos que un ministerio de defensa esté compuesto por personal civil y otro militar. El personal civil por lo general, lo forman aquellos cuyas funciones se centran en gestionar el personal civil, elaborar convocatorias de la oferta de empleo público que competan al ministerio de defensa, tramitar los procesos selectivos y la provisión de puestos de trabajo. Ellos realizan la programación y la gestión de la formación y la acción social del personal civil. Bajo ningún concepto puede pasar un miembro del personal civil a vestirse de militar y dirigirse a la tropa.
Al frente del ejercito guineano están unos señores que, no sólo no han pasado por las academias militares, sino que, no tienen el bachillerato elemental. Tanto Teodoro Nguema Obiang Mangue como su tio Victorino Bibang Nsue Ocom (hermano de la madre del anterior), carecen de un currículum básico para poder optar a un puesto de trabajo de cualquier barrio en un país mínimamente serio, pero es el regalo que el padre y cuñado hacen a su hijo y a su cuñado. El trato que reciben las instituciones guineanas por la indecencia que manifiesta Obiang al adjudicar responsabilidades, no es comparable a nada antes visto. Pueda que sea eso, a lo que aspira el dictador, pero, ¿de verdad prefiere que sea ese su legado?, además de embadurnado de sangre por tantas muertes.
Cualquier visita, en condiciones normales ha de ser correspondida. Aquellos señores que, como miembros de las fuerzas navales de sus respectivos países se han presentado en Guinea a bordo de esos buques de diferentes armadas occidentales, lo son por méritos y éxitos académicos y profesionales. ¿Quién de los dos mencionados aquí puede corresponder esas visitas y estar a la altura?
La vergüenza y el desprestigio que Teodoro Obiang ha llevado a las instituciones que representan a nuestro país, no pueden superarse, por mas que se quiera. Pueda que no resulte fácil abandonar una posición como la suya dado que eso demostraría de manera descarada la inutilidad de su ser, pero le diré que ha llegado el momento de que usted se marche por su propio canal.  Se tiene que ir, no puede nuestro pueblo seguir soportando humillaciones día sí y otro también, queremos mostrar al mundo lo que somos capaces sin Obiang y los suyos.
Nuestro país está listo para programar un salto cualitativo hacia posiciones de consideración a nivel de defensa. Nuestra situación geopolítica nos obliga a tomar la delantera con determinación ante los nuevos desafíos que jamás estuvieron lejos. Nosotros queremos progreso y bienestar para nuestra población y la culpa no puede permanentemente alojarse en el habitáculo de otros. 
El dinero obtenido por los ingresos del petróleo pudo haber propiciado una situación envidiable para los hijos de Guinea, y no porque las potencias hayan o no extraído nuestros recursos. El dinero expoliado por Usted y su familia pudo haber permitido que nuestro país tuviese sectores de producción permanente caso de que se acababa el oro negro y el gas, ¿en eso también culpa usted a las potencias?. La inmadurez es una deficiencia imposible de disimular, por eso hemos llegado a esto.
El progreso llega cuando las instituciones cumplen con su cometido. Nuestro pueblo se sentiría libre y protegido por unas fuerzas armadas cuya confesada misión es la de defender la integridad territorial y el orden constituido de manera democrática en un estado de derecho. Nuestra situación geográfica no sólo resulta apetecible para potencias militares sino, anclados en medio de países con índices demográficos superiores al nuestro, nos sitúa ante la tesitura de estar siempre preparados. Un país cuyo ministerio de defensa está en manos de dos señores sin estudios, sólo puede acabar con personal militar agrediendo a la población que en su día prometieron proteger. Nuestro pueblo debe convivir con un ministerio de defensa cuyas consignas se reflejen en el comportamiento de sus miembros.
De la misma forma, estamos obligados a protegernos por muy remota que resulten las amenazas, para ello debemos configurar unas fuerzas armadas con capacidad para responder a cualquier situación sin contemplaciones. Nuestras fuerzas deben estar equipados con armamento de ultima generación. Un ejercito por muy pequeño que fuera, disponga de una capacidad disuasoria para no vacilar ante cualquier situación. Guinea ha de tener un ejército profesional para defender nuestra nación y ofrecer garantías de seguridad y certidumbre a nuestra población. 
Promocionar a los miembros de nuestros ejércitos para que nos representen. Que se sienten confiados ante cualquier escenario y sin complejos. Estamos preparados para proyectar unas fuerzas armadas tan cualificadas en la profesión, como capacitadas para saber discernir entre lo ético y lo deshonesto en su trato con nuestra población. La animadversión hoy existente en Guinea sobre las fuerzas armadas, no nos sorprende. El comportamiento de determinados miembros del ejército guineano, es el producto por el binomio Teodorin-Efa Mba, cuyas consignas se traducen en que una mañana se levante un militar de su cama, apunte como objetivo a un taxista, llamado David, y lo ejecute con un tiro en la sien. Su delito, el haberse salido a buscar un sustento para su familia. Es el reflejo de un ministerio dirigido por unos analfabetos funcionales.