miércoles, 14 de abril de 2021

Dudas, preguntas y reflexiones


Por Armengol Engonga Ondo

¿Para qué sirve el Partido del Progreso? ¿A dónde queréis llegar? ¿Queréis arrebatarle a Obiang el trono para sentaros vosotros?   ¿Está preparado el pueblo de Guinea Ecuatorial para una democracia? … son muchas preguntas que, como saben mis compañeros de equipo, nos hacen en entrevistas, a través de las redes sociales e incluso paisanos nuestros cuando coincidimos y nos paramos a charlar un rato.


Intentaré despejar algunas de estas dudas y a poner sobre la mesa aspectos de la vida cotidiana que sabemos vamos a ayudar a resolver. Muchos de nosotros llegamos al exilio a edades muy tempranas. Nos robaron hasta el futuro y nos dejaron desnudos en medio de la nada. Algunos sucumbieron, se rindieron o volvieron sobre sus pasos; otros muchos tuvimos que seguir a pesar de las dificultades.

Cuando pasas el punto sin retorno, no te queda más remedio que mirar al frente y deshacerte de miedos, rencores, lamentos y frustraciones. No tienes la culpa de estar en el sitio equivocado en el peor momento. La injusticia, la incapacidad de una clase “dominante” de malas personas con todo el poder, empujaron a muchos compatriotas, como es mi caso, a salir de nuestra tierra, a dejar atrás a familia y amigos, para nunca más volver. Hace algo menos de un año un conocido mío me dijo: “me gusta militar en el Partido del Progreso porque es el único sitio en el que no se ha perdido la esperanza”.

El Partido del Progreso de Guinea Ecuatorial, como se ha contado tantas veces, nació de la mano de Severo Moto y un grupo de leales que le hemos acompañado por más de tres décadas. El objetivo siempre ha sido el mismo: acabar con la tiranía y permitir al pueblo hacerse cargo de su futuro.

Es muy fácil hablar de democracia o de darle la voz al pueblo, pero a la hora de la verdad y a los hechos me remito, la cosa se complica y son las propias formaciones políticas las que hacen imposible el sueño de avanzar para crear una sociedad moderna, civilizada y exitosa.

Hemos pasado por muchas etapas, hemos quemado posibilidades que habrían servido para cambiar el curso de los acontecimientos, pero la realidad es la que es.


En estos momentos, posiblemente por la razón de que el régimen agoniza, se abre la posibilidad de introducir un cambio en el devenir de nuestra historia. En muchas ocasiones, como saben los que seguimos la política de nuestro país, las ambiciones personales, económicas y hasta los chantajes y amenazas, han frustrado los hipotéticos cambios de rumbo de la historia de Guinea Ecuatorial.

Hoy volvemos a estar en uno de esos ciclos positivos y esperanzadores. Tenemos una unión de formaciones disidentes que anhelamos la paz y la democracia para Guinea Ecuatorial. Nos respetamos y hemos dejado atrás personalismos inútiles, irrelevantes e insalvables.




Una formación política como el Partido del Progreso es una herramienta muy válida, versátil y moderna para encarar los retos  que nos esperan en este futuro inmediato.

El PPGE representa una manera de entender la política completamente alejada de los viejos dogmas, de los modelos excluyentes y superados, de las ideologías cerradas que son incapaces de adaptarse a la realidad de hoy en día. En el Partido del Progreso tienen cabida todos los hombres y mujeres por la sencilla razón de que no defiende a un grupo sobre otro, nosotros defendemos a la persona y juntos trabajamos para hacer de nuestro país un lugar digno donde vivir. El Partido del Progreso está al servicio del individuo y no al revés.

Queremos llevar la democracia a la República de Guinea Ecuatorial. Queremos participar en la construcción de la nueva sociedad que nacerá del fin de la tiranía y queremos poner a disposición de todos los guineanos nuestros conocimientos, ideas y maneras de ver y hacer las cosas. Durante mucho tiempo hemos estado trabajando para construir un gran país. Tenemos las ideas, a los hombres y mujeres que las llevaran a cabo y la ilusión por ver como se levanta un pueblo que es capaz de superar su tristeza por la alegría de luchar por su futuro.

Nosotros creemos en el respeto a la ley, a las normas que entre todos establezcamos y con el compromiso de cumplirlas. No podemos violar las reglas del juego. No puede pasar, como ahora, que unos estén obligados a respetar una ley impuesta y otros puedan hacer lo que les de la gana. Así no funcionan las cosas.

Si creamos un marco normativo básico y todos cumplimos escrupulosamente, estoy seguro que avanzaremos hacia la democracia con fuerza.

Nuestro pueblo está sobradamente preparado para afrontar los retos de la democracia. Me preocupa mucho más la clase política, aunque también estamos haciendo esfuerzos por superar nuestras diferencias.

Tenemos que tener un cuidado exquisito en evitar que un dictador sustituya a otro. Sería muy frustrante. La democracia es posible. El pueblo está preparado. Los políticos estamos haciendo nuestro trabajo. Hay margen para la esperanza.