Juan M. Aznárez.
Uno no sabe lo
largo que es el camino hasta que se para y gira la cabeza para ver lo que ha
recorrido.
En este partido
no son de mirar hacia atrás. Pero, siempre hay una vez. Recuerdo el día que el presidente Moto me
encontró preso de la melancolía, sintiendo el inexorable paso del tiempo, abochornado por el ingrato vacío al que nos sometían los políticos socialistas y me
dijo: “Juanma, hay que seguir. Hace mucho que pasamos el punto sin retorno”.
Así es, hacían
muchos años que habíamos pasamos ese punto en el que volver se hace inviable y
seguir ofrece un páramo desolado en el que no queda más remedio que sacar
fuerzas de donde no quedan y hacer de tripas corazón para seguir avanzando. El
único alimento que te sirve de combustible en esos momentos es la esperanza y
la capacidad de resistencia.
36 años son casi toda
una vida y aun así no han conseguido borrarles la sonrisa de la cara. El
Partido del Progreso ha pasado por todas las etapas posibles y eso, en estos
tiempos inciertos, es un patrimonio que pocos, muy pocos pueden exhibir.
El Partido del
Progreso ha estado en todas y cada una de las citas históricas en las que se
decidía el futuro de Guinea Ecuatorial. Severo Moto y su equipo, han estado en
las principales reuniones, con los presidentes de España desde el principio de
la tiranía de Obiang, con el único objetivo de llevar la democracia al país.
Han sido muchos
años de trabajo, de ilusiones y como no también, de fracasos. Muchas han sido
las veces en las que se ha rozado con la yema de los dedos la ansiada liberación
del oprimido pueblo y también, hemos visto con infinito dolor cómo se
desplomaba todo el entramado que con tanto esfuerzo había costado levantar.
El Partido del
Progreso ha tenido que aguantar con impotencia como un tirano déspota y cruel
se quejaba e iba de víctima ante la comunidad internacional al tiempo que
veíamos como compraba descaradamente silencios clamorosos ahogando, a golpe de
talonario, el grito de socorro de todo un país.
Hemos dejado dolor,
muchas lágrimas en el camino y algunos hasta la última gota de su sangre por
ver renacer una nación libre, moderna y llena de vida.
Lo bueno del Partido
del Progreso es que se ha convertido en un referente único e imprescindible
para la transición guineana.
A pesar del
dolor, no anida el rencor.
A pesar del
tiempo transcurrido, no existe la creencia de que sea tarde.
A pesar del
desprecio, no se guarda odio.
Hoy, en esta 36
edición del aniversario de la fundación del Partido del Progreso, se presenta
la formación con más fuerza, pero también, con más preparación; con mejores
cuadros directivos y con una militancia comprometida que quiere lo mejor para
el país.
En el Partido del
Progreso existe una reconocida vocación de servicio. Hubo un tiempo en el que
la disidencia solo se articulaba en torno a Severo Moto, era exclusiva del
Partido del Progreso. No hace tanto en
el que todos miraban para otro lado o acusaban, paradojas de la vida, al
disidente de ser el responsable de los intentos de Golpes de Estado y hasta de ser
jefe de un grupo terrorista.
Criminalizaron al maestro para no incomodar al
sátrapa. No les sirvió. Los del Partido del Progreso han sido y es la única
oposición histórica en medio de los aduladores del nuevo rey Midas del
petróleo. ¡¡ No molestéis a Obiang!! Le espetó un eurodiputado español a Severo
Moto en el Parlamento Europeo una de las muchas veces que viajó buscando el
amparo internacional.
Sin medios, sin
dinero, sin socios poderosos todos suponían que el Partido del Progreso se
diluiría como un azucarillo en el café, pero como veis, no fue así.
El secreto, como
en las novelas épicas, radica en un grupo de guineanos; hombres y mujeres de
raza, pero no de esa que algunos definen como indigenista y de poblado sino la
de los portadores de verdaderos valores, dignidad, justicia y valentía.
Estamos en un
momento socio político muy delicado donde cualquier cosa puede pasar. Esa incertidumbre,
esa zozobra que vive Guinea Ecuatorial puede desembocar, así lo advierten
informados analistas, en una quiebra del sistema tiránico que funciona en torno
a Obiang Nguema.
Como formación
política, el Partido del Progreso, tiene preparadas acciones que amortigüen la
ruptura, cuando esta se produzca con el objetivo de garantizar la transición a
la democracia en las mejores condiciones posibles.
Esta primera
fase, que así expresada parece algo sencillo, es de gran complejidad.
En el Partido del
Progreso se han barajado los diferentes supuestos y escenarios que se puedan
dar. Se han analizado las repercusiones y buscado soluciones con el único
objetivo de que sea la población la verdaderamente beneficiada de este cambio
social y político.
Las transformaciones
que se producirán cuando se logre neutralizar la tiranía serán tan
espectaculares que ya tienen preparado, existe, un proyecto de documentación
audiovisual de cómo se encuentra en la actualidad la república guineana, a modo
de auditoria, para compararla, un año más tarde y poner en evidencia los
cambios estructurales producidos por la democracia, la civilización y el
imperio de la Ley.
Guinea Ecuatorial
cuenta con todos los elementos para proporcionar un elevado estándar en calidad
de vida a sus ciudadanos. En el Partido del Progreso están comprometidos con la
sanidad, la educación y la creación de espacios para que los emprendedores
puedan participar de la evolución y avance de la Nación.
Algunos quieren
llegar al poder para resolver sus problemas personales o de clan, pero hay
otros aún peores que son los que directamente quieren provocar conflictos a los
demás en vez de apostar por una vida en paz.
La democracia es
el imperio de la Ley, pero sobre todo es el derecho que tiene la ciudadanía a
elegir y controlar a sus dirigentes políticos.
El Partido del
Progreso sitúa en el centro de toda su actividad política a la persona. Cada
individuo es sujeto de derechos y obligaciones.
No estamos
hablando de mayorías o minorías; de grupos de presión o familias. El Partido
del Progreso aboga por una sociedad en la que cada persona sea protegida y
tratada con dignidad sin discriminarla por razones de nacimiento, raza, sexo,
religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social.
El Partido del
Progreso está preparado para establecer mecanismos que defiendan a los recién
nacidos de cualquier situación discriminatoria. El Gobierno debe garantizar la
salud de las madres, así como asistir a los nacimientos con todos los recursos
necesarios para acoger con garantías a los pequeños.
Los niños son el
futuro de Guinea Ecuatorial y por tanto es obligación de los poderes públicos
velar por su seguridad y feliz desarrollo.
El Partido del
Progreso ha impulsado un proceso de transformación de la sanidad pública para
que esta sea de alcance universal y accesible a todos los habitantes del país.
Se potenciará la formación de profesionales hasta llegar a cubrir todas las
necesidades.
De igual manera
se plantean diseñar un modelo educativo que forme a los futuros ciudadanos
guineo ecuatorianos. Educación básica, bachiller, formación profesional y
universidad serán itinerarios educativos para que nuestros jóvenes alcancen los
conocimientos necesarios para que se puedan incorporar a la construcción de la
nueva sociedad. El Partido del Progreso
contempla acuerdos con universidades de otros países para la formación de las
futuras promociones de jóvenes profesionales hasta que cuenten, en el país, con
sus propias estructuras formativas.
Construir una
universidad puede llegar a ser un proceso rápido, pero formar profesores y
especialistas, lleva su tiempo.
El Partido del
Progreso aboga por una sociedad abierta donde el libre mercado no amenace una
política social que es imprescindible en toda sociedad moderna que se precie.
En los trabajos sociales de esta formación política está el radical compromiso
de no abandonar a su suerte a los colectivos y las personas más vulnerables
para lo que se destinaran los recursos necesarios.
El Partido del
Progreso es una apuesta de éxito para el cambio fundamental que necesita la
sociedad de Guinea Ecuatorial. Una transición liderada por los hombres y
mujeres de Moto puede suponer un efecto contagio en países limítrofes que
también anhelan un profundo cambio en sus estructuras políticas.
El Partido del
Progreso cuenta con profesionales de larga trayectoria entre sus directivos lo
que le confiere un valor añadido sobre otras formaciones de reciente creación
que no cuentan con el formidable equipo que Moto ha logrado mantener a lo largo
de estos años durísimos de exilio en España.
El vicepresidente
y hombre de confianza de Severo Moto, Armengol Engonga, es el responsable de fiscalizar
los rendimientos del petróleo guineano y tiene muy claro que su modelo no es el
de los países corruptos que arruinan a los pueblos mientras los líderes se
hacen repugnantemente ricos.
Armengol Engonga,
apuesta por modelos que están basados en la justa distribución de la riqueza
nacional y en su repercusión en la calidad de vida de los ciudadanos. El
vicepresidente suele poner un ejemplo y es que el petróleo puede ser una
bendición como también una maldición. Como ejemplos tenemos a Noruega como país
productor avanzado y a Venezuela o la misma Guinea Ecuatorial como ejemplos
miserables de pésima gestión y corrupción.
La apuesta por
las personas, las mejoras ambientales y de vida, son una prioridad para el Partido
del Progreso. Moto recuerda que era muy
joven cuando tuvo que exiliarse y que con la sabiduría que dan los años,
pretende dejar organizada una sociedad capaz de vivir en armonía, paz social y
calidad de vida.
El Partido del
Progreso ha elaborado una hoja de ruta capaz de transformar el infierno de
Obiang en un país referente de la nueva África.
En este 36 congreso
ha quedado claro que el Partido del Progreso está preparado para liderar un
cambio que transformará la vida en Guinea Ecuatorial.