Severo-Matías Moto Nsa, Presidente del Partido del Progreso de Guinea Ecuatorial.
.Ante el dolor del pueblo guineano
La
riada de informaciones que nos inunda en los últimos días, a través de todos
los medios de comunicación posibles y al alcance de la sociedad guineana -muy
especialmente la sociedad juvenil- que, en un gran alarde de valentía traslada
al mundo ya no solo sus gritos y protestas, siempre ahogadas por la represión
de Obiang Nguema; sino imágenes terroríficas tan vivas, tan impactantes que no
sabe uno si agarrase a la débil sensibilidad y rechazarlas; o armarse de
inusitada valentía, y medir tu capacidad humana, animal y de brutalidad.
¡¡¡¡EL
PRESIDENTE NO SABE NADA!!!!
Este
es el gran grito que lanzaban los grandes prohombres, milicianos y juventud
hormiga que rodeaban al Presiente Macías. Cometían sus barbaridades,
detenciones, encarcelamientos, matanzas, secuestros, robos. Y, a la vez que se
escudaban a la sombra de la autoridad protectora de Macías, este, a su vez, se
sentía feliz, porque se le informaba de que esas tragedias se cometían para
protegerlo de sus enemigos y de los enemigos. Los malhechores delinquían, a la
sombra de Macías. Macías los protegía, en recompensa. De modo que cuando las
quejas se elevaban de nivel, apuntando a Macías, como culpable, en tanto que
responsable de todo el país, los “suyos” le protegían con el grito de:
“El presidente no sabe nada” Cualquiera que escuche el audio que circula estos
días, de Macías Nguema, en el tribunal que lo condijo a la muerte, puede
escuchar los gritos desesperados de Macías, pidiendo que le libraran de las
culpas, delitos y pecados cometidos durante sus 11 años de poder. Porque, como
presidente no tenía que conducir a los presos, ni era “Jefe de las cárceles”
Parecía
que nadie más que los mismos muertos, los encarcelados y los torturados tenía
la culpa. No la tenían ni los que cometían delitos, a la sombra de
Macías, ni Macías se atrevía a castigar a los cometían delitos en su nombre. El
presidente no sabía nada.
EL
JEFE DE CÁRCELES DE GUINEA ECUATORIAL. OBIANG NGUEMA MBASOGO; SÍ, LO SABE TODO
Once
años después, tomó el poder, por un violento golpe de estado, y pasando por
encima de su tío Macías y de centenares de cadáveres, el que era
Jefe de cárceles durante esos 11 años de Macías: Teodoro Obiang Nguema Mbasogo.
Lleva
en el poder: 11 años como Jefe de Cárceles; 39 años como presidente. En una y
otra ocasión, sin el más mínimo pudor, miedo o vergüenza, viene soltando
públicamente, frases como:
“Yo
sé que no he estudiado mucho; pero que nadie piense que ha estudiado mucho” (Apología de la incultura, de la
ignorancia y de la barbarie. De ahí su poco interés que la juventud estudiantil)
“Los
que dicen que son buenos, que lo sigan siendo; nosotros estamos donde estamos” (Apología de la maldad, de la
perversión y de la delincuencia. De ahí, su empedernida entrega al
almacenamiento, tráfico y consumo de droga, su hereditaria calidad de ladrón,
su desaforado afán de contagiar y llenar sus filas de delincuentes… y
malhechores)
“El
que quiera el poder, que haga lo mismo que yo hice…” (Apología de la violencia como modo
de acceder y mantener el poder. (De ahí su uso de la fuerza militar para
aferrase al poder y su miedo, huida, burla y desprecio por el modo
limpio, pacífico y democrático de acceder al poder: Las elecciones libres.
“Yo
presumo de ser un dictador…” (De ahí su predilección por quienes de dentro o
de fuera se identifican con él y le ayudan a ser ese “hombre fuerte” que tanto
le encanta a Occidente y a Oriente, para África
“¡¡SI
ALGUIEN PILLA A UN LADRÓN Y LO MATA, QUE NO LE LLEVEN A LOS TRIBUNALES!!”
–ORDEN DE TEODORO OBIANG NGUEMA-
Nada
como este dictado del “presumido dictador” y empedernido delincuente le
identifica y define tanto como esta terrible declaración.
Todo
un presidente de un país, asomado a la tribuna pública, en un mitin de
campaña, abre paso libre a la delincuencia y a la maldad.
Primero
decretó públicamente que a los ladrones había que
“A
los ladrones había que cortarles los tendones”.
Es
muy posible que Obiang Nguema conociera que Guinea Ecuatorial iba a caer en
picado en tan alto grado de hambre y miseria que el ROBO iba a ser la tabla de
salvación de los que como él mismo, repiten su frase “Los que dicen
que son buenos, que sigan siendo buenos; nosotros somos lo que somos” (Es
tanto como decir que los ladrones son como Obiang Nguema)
NI
SODOMA Y GOMORRA…
Las
calles de Guinea Ecuatorial, los despachos, los burdeles, las cárceles, los
rincones de Guinea Ecuatorial, presentan escenarios de tal grado de tragedia
humana que nadie diría que en ese país hay un `residente, un gobierno y unas
instituciones.
Como
en lo más íntimo de la selva virgen y la jungla, se viven imágenes
y se reciben noticias más parecidas a un infernal mundo leones, leopardos,
pumas, serpientes, escorpiones disputándose espacio vital y de supervivencia.
Mientras
tanto Obiang Nguema Mbasogo, Presiente de Guinea Ecuatorial, conocido con el
felino apodo de “tigre al acecho” contempla, feliz y satisfecho, lo mismo que
hacía en as cárceles de Macías el dantesco espectáculo de taxistas
encarcelados, asesinados; violadores desnudos y aporreados a muerte;
niñas violadas con sus madres exhibiéndolas desnudas y aporreados,
ladrones públicamente desnudados, torturados y asesinados ante un corro de
mujeres excitadas, mujeres ladronas aporreadas despiadadamente en las
comisarías con público expectante.
Viendo
y oyendo lo que pasa en Guinea Ecuatorial, y sin haber conocido o
asistido a la degradación bíblica de Sodoma y Gomorra, es muy fácil imaginarlo.
Era,
en otros tiempos, muy utilizada en el pueblo guineano, una frase que, a
la vez que denotaba su incapacidad ante las desgracias, y echando mano de su
carácter cristiano y religioso decía “¡¡Dios Castiga Sin Palo!!”, pasando
a las manos de Dios las venganzas y reivindicaciones.
“ESTE
PAIS OS NECESITA VIVOS, NO MÁRTIRES…” (Adolfo Suarez)
Muy
difícil, desde la lejanía e impotencia del exilio, enviar un mensaje de
aliento, de ánimo y de invitación a la valentía, a esos TAXISTAS; un mundo
dechado de servicio, de cercanía y de confianza del pueblo, que se está
desangrando bajo las garras del “tigre al acecho”.
Sus
víctimas y cadáveres, unidos a los de tantos otros guineanos asesinados en los
50 años que estamos a punto de cumplir, no son ni serán nunca simples
sacrificios humanos ofrecidos a satanás por Obiang Nguema y su gente,
para mantenerse en el poder; son esa sangre de mártires políticos que han
de transformarse y ser semilla de nuevos valores.
Solo
me atrevería a asegurar que estamos cada vez más cerca de que nuestros palos
hechos lágrimas, sean suplidos por ese “castigo sin palo” que solo DIOS
sabe manejar. Los signos de los tiempos y la labor silente, lenta pero
profunda, de la oposición, son cada vez más atendidas por la comunidad
internacional, en favor de nuestro pueblo.
No
puedo dejar de recordar aquí el gran consejo que me dio Don Adolfo Suarez
González (q.e.p.d) cuando visitó Guinea Ecuatorial, fue rechazado por el
dictador Obiang Nguema y se dio cuenta de lo difícil que era el dictador: “¡Este
país os necesita vivos; no mártires!”…