Por Severo-Matías MOTO NSA,
Presidente del Gobierno en el Exilio del Partido del Progreso de Guinea
Ecuatorial.
Acabo de leer los 6 artículos que, a
modo de sedantes compromisos de certera historia, nos ha ofrecido Don Juan José
LABORDA, a través de las fecundas páginas, llenas de sapiencia, de "El
Imparcial"; periódico del Maestro Don Luis María ANSÓN OLIART.
Al dar a luz al Partido del Progreso
de Guinea Ecuatorial, envuelto en los inquietos pañales del exilio, en España,
no dudé ningún instante en gritar a los cuatro vientos (en las páginas de la
prensa española) que "Guinea Ecuatorial debiera ser Co-gobernada por
los guineanos y españoles"
15 años después (1968-1983)
había quedado claro y palpable que la independencia de Guinea Ecuatorial, en
manos de Macías Nguema y de Obiang Nguema era un irreparable fiasco. Un craso
error.
Mi grito, proponiendo la
"co-gobernación" de Guinea Ecuatorial, fue recibido, primero, por
un profundo y sonoro silencio que tímidamente se fue transformando en un
engreído "abucheo" y latigazos de invitando a la "autenticidad
africana" y al "panafricanismo". Prevaleció, en todo caso, el
silencio mudo.
10 años después de la Fundación, en
España, del Partido del Progreso (1992) regresé, por segunda vez, desde el
exilio, a Guinea Ecuatorial, en busca de la legalización de nuestro pacífico
instrumento de lucha política, sin armas, contra la dictadura. Y, he aquí la
agradable sorpresa de encontrarme en Guinea Ecuatorial con un población de
abrumadora mayoría guineana que al afiliarse al PP, me susurraba al oído:
"Me afilio a este partido, porque dijiste que España volverá a ser nuestro
compañero de camino" Y mas de uno añadía: "Porque no podéis gobernar
esto, sólo vosotros!"
A unos meses de cumplirse los 50 años
de la independencia de Guinea Ecuatorial, la intrahistoria del país, en manos
de Macías Nguema y de Obiang Nguema nos conduce a una conclusión tan real como
deprimente: Dos presidentes negros, en 50 de independencia, han conducido a
Guinea Ecuatorial a ser un paradigma del conocido como "Estado
fallido".
No es nada baladí ni fuera de
contexto que un prestigioso historiador español; ex Presidente del Senado Español,
Consejero de Estado Español, Don Juan José Laborda, quien se haya lanzado a dar
respuesta a una pregunta recurrente en todos los rincones, entornos
gubernamentales e instituciones internacionales: Ante la situación de
"estado fallido" en la que ha ido a parar la
"independencia" de Guinea Ecuatorial: ?QUÉ DICE ESPAÑA?
"Después de la dictadura de
Teodoro Obiang, España tendrá la oportunidad, y la obligación histórica,
de ayudar a Guinea Ecuatorial a encontrar su destino en libertad"
Después de leer esta
recomendación-obligación, siento como si, por fortuna, por fin, mi petición y
la pregunta del mundo, tienen respuesta cualificada.
Si, la pregunta asombrosa es: ¿Cómo
pudo una dictadura crear en Guinea Ecuatorial una República democrática –aunque
fuera a título de ensayo y de buena intención- más asombroso es que una país,
ya, democrático conviva- en íntima comodidad y disfrute- con una dictadura tan
cruel, durante 50 años.
La respuesta de Don Juan José Laborda
no deja lugar a dudas:
1.- “Después de la dictadura de
Teodoro Obiang” significa, como lo indicara, en su día Don Felipe
González, a su regreso de Guinea Ecuatorial (1991): “Guinea Ecuatorial
necesita deshacerse del dictador y desmantelar la Infraestructura creada por la
dictadura”.
2.- “España tendrá la oportunidad y
la obligación histórica de ayudar a Guinea Ecuatorial a encontrar su destino en
libertad” Si es cierto, como se ha demostrado en cincuenta años y como lo
aseguraban, ya, conspicuos observadores y mayores guineos; solos no pueden gobernarse
los guineanos…, partiendo precisamente del clima de ruptura, disensión y
enfrentamiento generalizado que han inyectado Macías Nguema y Obiang Nguema en
la sociedad guineana. Solos… casi como que imposible.
Cualquier solución digna de considerarse
como tal; muy al margen de que España ayude -que también- pasa por que la LEY
se abra un decisivo paso en la sociedad guineana, llegue y se quede. Si hay que
esperar a que se vaya Obiang Nguema (cabeza de visible de la infraestructura
dictatorial que vacía de sentido el estado y la sociedad guineana, hoy,
especialmente) la espera debe ser la más corta posible.
Aquí llega la VIA INSTITUCIONAL que,
encapsulada en una “LEY DE TRANSICIÓN”, ha comenzado a llamar, (¡en pacífico
aldabonazos!) a las puertas de las Instituciones españolas.