martes, 15 de diciembre de 2015

LAS INCREIBLES ANDANZAS DE TEODORIN


El dictador africano que llevó al reggetonero Reykon a su fiesta privada

El cantante de Envigado es idolatrado en Guinea Ecuatorial, el país más rico de África, hasta el punto que el hijo del presidente se sabe todas sus canciones
Por:  diciembre 14, 2015
El dictador africano que llevó al reggetonero Reykon a su fiesta privada
Un Roll Royce, dos camionetas Hummer, una con cuatro escoltas vestidos de civil y un vehículo de la Policía los estaban esperando en la pista de aterrizaje. Eran las dos de la mañana del miércoles 8 de diciembre en Malabo, capital de Guinea Ecuatorial (África). Reykon, reconocido cantante de reggetón, se quedó en el avión mientras su mánager Mauricio Rojas verificaba por qué los recibían de esa manera en un país del que apenas les habían dado las referencias necesarias. Tenían un poco de susto. Del Roll Royce se bajó un diplomático quien se presentó como emisario de Teodoro Nguema Obiang Mangue, más conocido como Teodorín, hijo del Presidente y posible sucesor de toda su opulencia.
El hombre les dijo que se subieran al primer Hummer para conducirlos al jet privado de su jefe porque la fiesta era a 30 minutos de ahí, en una isla privada. El manager preguntó por las maletas pero les dijeron que no se preocuparan que allá lo tenían todo. Varios de los ocho colombianos del equipo de Reykon jamás se habían montado en un avión tan lujoso. Al aterrizar en esa suerte de resort, dos  Roll Royce Phanton, los aguardaban. Se asustaron un tanto más cuando vieron un par de camionetas con hombres portando armas largas y rostros serios. Fueron conducidos directamente al camerino del salón de eventos donde se llevaba a cabo la fiesta. Se encontraron con un catering que tenía desde champan hasta agua Sevian. De pronto entró un gendarme y les abrió las telas de un escaparate donde había ropa nueva de todas las tallas muy al estilo de la moda rapera, para que tomaran una ducha y se pusieran lo que quisieran. Pasaron 30 minutos y apareció un hombre de más o menos 45 años de edad, con gafas oscuras, una túnica de seda negra con emblemas dorados, unos zapatos de gamuza del mismo color de los símbolos, una gigante pulsera de oro y un Rolex del tamaño de un estadio. Era el mismísimo Teodorín, ahora vicepresidente de Guinea Ecuatorial. En perfecto español lo primero que le dijo a Reykon cuando estrechó su mano fue: “Me sé todas sus canciones, soy un fan suyo, me complace tenerlo en mi país”.
Reykon 1
Reykon en la pista del aeropuerto de Malabo, capital de Guinea Ecuatorial. Por obvias razones en la fiesta de Teodorín no dejaron tomar fotos.
Guinea Ecuatorial es el único país africano donde su lengua principal es el español. Esta colonia se convirtió en país en 1968 y diez años más tarde en un golpe de Estado el general Teodoro Obiang Nguema se tomó el poder por las armas, le hizo un juicio a Francisco Macías, lo ejecutó y se convirtió en su dictador. Más tarde se realizaron las primeras elecciones presidenciales que se han repetido en cuatro oportunidades donde Obiang ha salido elegido por unanimidad. El pueblo le tiene miedo. Este país de poco menos de 800 mil habitantes es rico en petróleo y según la revista Forbes el dictador Obiang es el octavo gobernante más rico del mundo. Pero esta familia se ha hecho famosa por las excentricidades el heredero del trono, el joven Teodorín.
Su padre lo envió a estudiar a Francia y allá se convirtió en un apasionado por la música, principalmente por el hip hop. Rapero frustrado regresó a su país para fundar una cadena radial y un sello discográfico. Su primer empleo fue como ministro de Agricultura, Pesca y Medio Ambiente, aunque las portadas de los medios internacionales comenzaron a destacar sus derroches. Empezó por lo más caro, las casas. Adquirió una por poco más de 50 millones de Euros en París que solo amoblarla le costó 17 millones más.  Más tarde se fue a estudiar inglés a los Estados Unidos y allá no soportó vivir en el edificio que le ofreció la compañía Mobil, sino que compró una casa en el Bel Air, por 6,5 millones de dólares, convirtiéndose en el nuevo vecino de Farrah Fawcett.
La casa de Teodorín en Malibu, tiene cancha de golf, 8 habitaciones, diez baños y un parqueadero para 8 carros.
La casa de Teodorín en Malibu, tiene cancha de golf, 8 habitaciones, diez baños y un parqueadero para 8 carros.
A su regreso al continente africano se compró dos casas de campo en Cape Town (Suráfrica) por 7 millones de dólares, a las cuales nunca va. Pero uno de sus tesoros más queridos lo adquirió en el año 2006: por 22 millones de dólares compró una mansión en Malibú (California), al lado de la casa de Mel Gibson.  La propiedad la llenó de  guardaespaldas, mucamas, un chef y sus ayudantes más cercanos. Las fastuosas fiestas que realizó en ese sitio fueron recordados por uno de sus guardaespaldas como bacanales de varios días con mujeres desnudas, champan de la mejor calidad y regalos para sus invitados.

Luego le picaría el bicho del arte y las subastas. Teodorína participó en una hecha por la casa Christie’s, donde se gastó más de 20 millones de Euros comprando las antigüedades y obras que coleccionaba el diseñador Yves Saint Laurent. Por ejemplo se hizo a una escultura de bronce Gianfrancesco 750 mil euros, compró un juego de cinco obras de Rodian entre las que estaba una estatua Luis XIV por un valor e 1,6 millones de Euros. El cuadro de Las bailarinas de Degas le costó 5,6 millones de Euros.
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Su fervor como coleccionista se juntó precisamente con su fanatismo por el cantante Michael Jackson. Finalizando el año 2009 participó en la subasta de los bienes del rey del pop; allí compró el guante blanco con diamantes que utilizó Jackson en la gira de su disco Bad por 375.000 dólares; aquirió un par de las clásicas medias blancas por 80.000 dólares y otros objetos que en total facturaron 1,8 millones de los verdes.
Amante de la moda Teodorín es un hombre que solo viste de Dolce & Gabbana, Gucci y Louis Vuitton. Tanto así que compró una furgoneta y le mandó quitar los 15 asientos para poder andar con toda su colección de maletas Vuitton cargadas de ropa y de billetes de 100 dólares. En un solo mes se gastó en París 80.000 dólares en la tiende de Gucci. Claro está que muchas cosas no solo eran para él sino regalos para las mujeres que lo han desvelado. Una de ellas fue la rapera y actriz norteamericana Eve, a quien le montó una compañía de música llamada Sweet Pink.
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Es probable que el jet que recogió al colombiano Raykon haya sido el juguete preferido del hijo preferido del dictador: un Gulfstream V de 38 millones de Euros, que hace parte de la folta de aviones con la que abrió su propia aerolínea. Uno de sus exsecretarios confiesa que el magnate africano utilizaba su jet hasta para mandar llevar a su peluquero a las fiestas de Río de Janeiro.  Pero todo indica que lo que ahora lo desvelan son los carros de alta gama: entre su ajuar tiene ocho Ferraris, siete Roll Royce, cinco Bentleys, cuatro Mercedes, dos Lamborghinis, dos Bugatti Veyron, un Maserati y un Aston Martin, que suman más de 20 millones de Euros. Así mismo mandó a construir con una emoresa alemana un yate donde pudiera subir todos sus carros, capricho que le costó 380 millones de dólares.
La increíble historia de un dictador al que le fascina la música de un reggetonero colombiano comenzó el pasado viernes 4 de diciembre cuando al teléfono de Mauricio Rojas entró una llamada. Raykon y su equipo estaban en México para su presentación en la capital de ese país. La llamada era de una de las productoras más reconocidas de los Estados Unidos. Ella preguntó si Reykon tendría libre los días 7 y 8 de diciembre. El manager contestó que sí, pero lo sorprendió cuando le dijo que era para hacer una presentación en el Africa. Pensaban que era broma. Ella les dio las indicaciones del país en el que se presentarían y les contó que era para una fiesta del hijo del presidente de Guinea Ecuatorial. Los colombianos confirmaron los nombres y esperaron la llamada. El sábado firmaron el contrato y esperaron su vuelo el domingo (México-Madrid / Madrid – Malabo).
nerito
Todo indica que Reykon y su equipo solo se dieron cuenta del poder y la fortuna que ostenta quien los contrató el día que llegaron a la fiesta. Uno de ellos recuerda que había más de 300 invitados, que se trataba de la boda de una sobrina de Teodorín. Que por cada una de las “80 o 70 mesas” había dos botellas de Blue Label. Que también en algunas se servía champan. Que fue como un sueño fugaz porque llegaron a las 2 de la mañana a Malabo, estuvieron a las 3 en la isla privada y salieron a cantar a las 4 am, allí hicieron un show de 50 minutos, se bajaron, cruzaron otro par de palabras con Teodorín y de inmediato los condujeron de nuevo al jet para alojarlos en un hotel cinco estrellas en Malabo, donde durmieron 5 horas y los embarcaron de nuevo para España y de ahí para Colombia.
Pero todo cuanto más los impactó fue ver que desde la primera canción todos los asistentes comenzaron a corearlas como si estuvieran en un concierto en Medellín. De pronto en medio del concierto lo que más desconcertó a Mauricio fue que el propio Teodorín se parara de su mesa, se dirigiera hacia él y con mucho respeto le pidió que si podían cantar El Error. Tenía razón, El Error no lleva ni un mes de lanzada y Teodorín ya se sabía el coro. Incluso en medio de la fiesta, Teodorín le alcanzó a contar que la música de Reykon la había conocido por una canción de rap titulada No molestes más y que desde ahí mandó pedir toda su música. Es probable que el joven Teodorín haya escuchado la canción en medio de algunas de las grandes obras que se están haciendo en Guinea Ecuatorial, donde están trabajando cientos de profesionales colombianos. “A mí me impresionó ver las modernas vías y unos edificios nuevos sobre las avenidas”, cuenta uno de los integrantes del equipo. No se equivoca, Guinea Ecuatorial es el país más rico en petróleo del África, y desde hace cinco años “sus dueños” se propusieron reconstruirla. Tal vez Reykon y su equipo apenas están enterándose que aunque aquel lejano país de habla hispana tiene una seudo democracia ha sido manejado durante 35 años por una dictadura tan fuerte que a Teodorín lo apodan El Patrón y a su papá El Dictador.