Las concentraciones de los exiliados guineanos siempre han
sido pacificas, con alguna excepción, y gozan de cierto aíre festivo entre los
participantes. Es como si vieran el final de la pesadilla y con su alegría
apostaran por un final sin más traumas. Pasar de un régimen despótico y
criminal a una democracia moderna no es nada sencillo y saben que no lo pueden
conseguir poniéndose a la altura de los que detentan el poder en Guinea
Ecuatorial.
Severo Moto, Presidente del Partido del Progreso y uno, por
no decir el único, disidente declarado y que ha mantenido la tensión desde hace
más de 30 años, siempre ha sido favorable a la unión de las fuerzas opositoras
para imprimir un cambio que permita al pueblo soberano expresar su opinión y
establecer un Gobierno de la República que sirva para dar el definitivo y
necesario paso del Estado criminal a un Estado moderno, democrático y civilizado.
La concentración, que estuvo muy animada, contó con guineo
ecuatorianos que llegaron de Madrid, el
Levante español, Alemania o Gran Bretaña. Varias organizaciones políticas,
culturales y sociales, se dieron cita ante las puertas del Ministerio de
Asuntos Exteriores de España. El motivo,
entregar un documento que habían suscrito todos los grupos allí representados
y que tenía como destinatario el
presidente del gobierno español, Mariano Rajoy.
Las visitas al sátrapa africano, Teodoro Obiang, avergüenzan
a los que pisan su palacio y los disidentes recuerdan que estrechar la mano del
tirano es como apretar el cuello de los presos políticos o negarles el futuro a
generaciones de niños y jóvenes que son prisioneros de un régimen delincuencial
.
Hoy, con la banda armada que comanda Teodoro Obiang, no hay
futuro para nadie y salvo los empresarios o corporaciones cómplices de la
tiranía, casi nadie tiene nada que hacer en el país.
La democracia impulsará a Guinea Ecuatorial hacia un modelo
social basado en el respeto a las leyes y se homologará con los países más
civilizados y avanzados del planeta.
La unión de los exiliados y las propuestas que se generan en
los encuentros llenan de esperanza y optimismo a los que se acercan a estas
concentraciones y observan que el cambio es posible.