Nos preguntamos día tras día cómo hemos llegado a la situación actual: una dictadura en Guinea Ecuatorial tan criminal, abominable, carente de escrúpulos, corrupta e insoportable. Teodoro Obiang Nguema, su familia y su círculo de colaboradores han mantenido un régimen opresivo durante más de 45 años, caracterizado por todos los calificativos posibles de tiranía y abuso.
Este régimen ha perpetrado todo tipo de atrocidades: detenciones
arbitrarias extrajudiciales, torturas sistemáticas y asesinatos impunes,
infligidos contra el pueblo guineano indefenso e inocente. Durante casi medio
siglo, han saqueado y malversado los recursos del país, comprometiendo el
presente y el futuro de varias generaciones de guineanos. Este saqueo no solo
ha sido económico, sino también moral, despojando al país de la posibilidad de
construir una sociedad justa, equitativa y próspera.
La dictadura de la familia Obiang ha amañado todas y cada una de las elecciones, ya sean municipales, legislativas o presidenciales, asegurándose siempre más del 90% de los votos. La única excepción a esta regla fue en las elecciones municipales de 1995, cuando la Plataforma de la Oposición Conjunta (POC), de la cual formaba parte nuestro Partido del Progreso (PP), obtuvo la mayoría en 21 de los 28 municipios del país, incluyendo las ciudades más pobladas, Bata y la capital, Malabo. Sin embargo, a pesar de esta clara victoria democrática, el régimen se negó a entregar el control de estos municipios, ignorando el respaldo y la voluntad popular tal como establece la Constitución.
Haciendo un paralelismo con nuestro pueblo hermano de Venezuela,
recientemente también se celebraron elecciones que pretendieron ser
democráticas. El dictador Nicolás Maduro aceptó a regañadientes la propuesta de
Estados Unidos para convocarlas, pensando que le bastarían las trampas
habituales, como la exclusión de la gran líder de la oposición, María Corina
Machado. Sin embargo, la oposición venezolana, encabezada por líderes valientes
como Edmundo González Urrutia, logró demostrar al mundo su victoria indiscutible, a
pesar de todas las dificultades impuestas.
Desde el Partido del Progreso de Guinea Ecuatorial, queremos
felicitar a la oposición venezolana y reconocerlos como los auténticos y
verdaderos ganadores de estos comicios. Instamos a que el dictador Maduro
reconozca democráticamente esta victoria, respaldada por más del 70% del pueblo
venezolano frente al 30% que él obtuvo, según las actas presentadas a la
opinión pública internacional.
Nuestra aportación a este análisis político es un llamamiento
urgente a aquellos que actúan como mediadores para perpetuar estas dictaduras
longevas, apoyando a estos dos tiranos sanguinarios. Señores como el ex
presidente español José Luis Rodríguez Zapatero y el ex ministro Miguel Ángel
Moratinos, entre otros, deben dejar de darles oxígeno y cobertura de forma
pública. Ustedes, mediadores, no tienen reparos en llamar "victorias
democráticas" a estos procesos fraudulentos, celebrados sin observadores
internacionales y llenos de manipulación, con el fin de perpetuar en el poder a
estos tiranos para siempre.
Al actuar de esta manera, están contribuyendo a la tragedia humana
tanto en Guinea Ecuatorial como en Venezuela, condenando a nuestros pueblos a
vivir en la pobreza, a la marginación y al despojo de su dignidad y derechos
fundamentales. Están apoyando regímenes que han secuestrado la alternancia en
el poder durante décadas: 45 años en el caso de los Obiang en Guinea
Ecuatorial, y más de 25 años entre Chávez y Maduro en Venezuela.
Hacemos un llamamiento claro: dejen de apoyar a estos dictadores
inhumanos y a estas "repúblicas monárquicas" que solo anteponen sus
intereses espurios y económicos a las libertades y derechos de los pueblos. Al
hacerlo, condenan a nuestras naciones a un destino similar al de Cuba,
Nicaragua, Corea del Norte y otros tantos lugares donde la gente vive como
parias en su propia tierra.