Por Armengol Engonga Ondo. Presidente del Partido del Progreso de Guinea Ecuatorial
Las crónicas y las imágenes escalofriantes que nos llegan de Venezuela nos encogen el corazón y el alma. Vemos cómo unos militares de Caracas asesinan a sangre fría a un civil indefenso que, en el suelo y cubriéndose la cara, intenta protegerse de los golpes de varios militares de la dictadura de Maduro.
Los dictadores Teodoro Obiang de Guinea
Ecuatorial y Nicolás Maduro de Venezuela comparten exactamente el mismo modus
operandi: oprimen a sus pueblos de manera permanente. Son arrogantes, osados,
caraduras, primitivos y actúan con un instinto despiadado. Son asesinos
profesionales, insensibles hacia la sociedad que los rodea. Solo les importa su
familia directa y sus intereses económicos, se aíslan en sus búnkeres rodeados
de pequeños grupos de intereses que les ayudan a amedrentar, detener
arbitrariamente, torturar y asesinar, enviando un mensaje claro y directo:
"Aquí mando yo y se hace lo que yo diga".
Las recientes elecciones en Venezuela,
celebradas el pasado domingo, lo dejaron muy claro. La oposición de Edmundo González Urrutia y Corina
Machado ganó de forma aplastante e inapelable. Pero el dictador Maduro
reaccionó como se esperaba en el mundo civilizado, libre y democrático: como un
insolente, reaccionario, intolerante, insoportable y tramposo. Maduro se
autoproclamó vencedor de la contienda sin acreditarlo y sin enseñar las actas,
como sí lo hizo su oposición.
A los guineanos nos resultó muy familiar este
comportamiento. Recordamos que Teodoro Obiang Nguema lleva 45 años
malgobernándonos, haciendo trampas y amañando elección tras elección, ya sean
presidenciales, legislativas o municipales, siempre con el mismo cuento. Los
porcentajes de sus victorias amañadas jamás bajan del 90%. También nos tortura,
nos detiene extrajudicialmente y nos encarcela en Black Beach, en Bata o en las
muchas cárceles que tiene nuestro país.
Compartimos un panorama desolador por culpa de
estos dos dictadores, Obiang y Maduro. No tienen escrúpulos ni empatía con
nadie. Afortunadamente, el mundo entero ha sido testigo de cómo es realmente
Nicolás Maduro: el tipo de persona que maltrata a su pueblo de esta forma y
públicamente cuando le llevan la contraria, cuando su pueblo le da la espalda
rotundamente en unas elecciones libres y democráticas. En lugar de reaccionar
como una persona racional, reconociendo simplemente la victoria de la oposición
y felicitándola, sus bajos instintos se imponen ante el miedo de ser juzgado
por sus crímenes de lesa humanidad, obedeciendo su instinto de supervivencia.
En nuestro caso, si echamos mano de nuestra
hemeroteca, recordamos las elecciones municipales que se celebraron en Guinea
Ecuatorial en 1995. Todos los partidos de la oposición íbamos en una plataforma
llamada LA POC (Plataforma de la Oposición Conjunta). Nuestro partido, el
Partido del Progreso, integraba dicha plataforma. Estas elecciones municipales
las ganó la POC de manera clara y aplastante. De 28 municipios, la oposición
ganó 21, incluidas las joyas de la corona, las ciudades de Bata y Malabo.
El dictador Obiang reconoció públicamente su
derrota y la victoria de la oposición, pero acto seguido comentó en tono
amenazante y chulesco: "Y ahora, ¿quién os va a otorgar los ayuntamientos?
Porque no estoy dispuesto a hacerlo. Además, yo no convoco elecciones para
perderlas y punto". Fin de la historia. El resto ya conocen la trayectoria
y el currículum dictatorial de Teodoro Obiang y su familia.
Seguimos apelando a la comunidad
internacional: España, EE.UU., Francia, Reino Unido, la Unión Europea y todos
los países libres y democráticos del mundo. Les pedimos que nos ayuden a
provocar el cambio político en nuestro país, deshaciéndonos de la familia
Obiang Nguema para iniciar entre todos una transición política de la dictadura
hacia la democracia plena.