Por Armengol Engonga Ondo. Presidente del Partido del Progreso de Guinea Ecuatorial
Actualmente, Guinea Ecuatorial está bajo el gobierno de un tirano, Teodoro Obiang Nguema, y su familia y allegados han ejercido el poder durante más de 44 años. Esta tiranía sistemáticamente viola los derechos humanos más elementales, limita las libertades fundamentales y obstaculiza el desarrollo del país en su conjunto. El territorio nacional está fuertemente controlado por militares y policías corruptos, restringiendo los movimientos ciudadanos y sometiendo con total impunidad a hombres y mujeres a extorsión con frecuencia. Por desgracia hay más calabozos que escuelas y hospitales, y las detenciones extrajudiciales son el pan nuestro de cada día. Lo más triste es que el pueblo no tiene fuerzas ni para pedir auxilio.
Los exiliados y muchos guineanos
saben que la aspiración de una democracia y un sistema libre y plural garantiza
las libertades, la justicia y el desarrollo que Guinea Ecuatorial necesita. Es
un modelo probado por la inmensa mayoría de países desarrollados. En estas
democracias plenas, los ciudadanos son tratados con igualdad ante la ley, son
tolerantes, educados, respetuosos, solidarios, emprendedores y contribuyen a la
generación de riqueza y empleo. La economía se basa en un mercado libre y la
propiedad privada está protegida por ley, al igual que los servicios sociales
como la educación, la sanidad y la Justicia.
Es evidente que, con la
instauración de la democracia en Guinea Ecuatorial, los guineanos ganarán en
todos los aspectos. Esta es la aspiración unánime de la población.
Llevamos años haciendo un llamado
continuo al tirano y su familia para que abandonen el poder, evitando así ser
arrastrados por el tsunami inevitable de la historia, pues todas las dictaduras
africanas, como hemos visto. lamentablemente, comparten un desenlace similar.
Nos esforzamos para evitar una tragedia.
El trabajo conjunto sigue
adelante para establecer los detalles de la transición política pendiente.
Somos muchos los que estamos trabajando en este sentido y más pronto que tarde,
habrá una Mesa Nacional que sentará las bases para una real consulta electoral.
En el Partido del Progreso
apostamos por la implicación de toda la sociedad en este proceso hacia la Libertad.
Una sociedad exigente es como un crisol de oportunidades y desafíos, donde el
empuje y la búsqueda de la excelencia se convierten en motores de progreso. En
un país donde la exigencia es un valor arraigado, se establece un ciclo
virtuoso en el que la calidad se convierte en una norma, y la innovación y el
crecimiento se vuelven inevitables.
Las ventajas de una sociedad
exigente son numerosas y significativas. En primer lugar, fomenta un ambiente
de competencia saludable, donde la superación constante es la meta. Esto lleva
a mejoras tangibles en diversos ámbitos, desde la educación hasta la industria,
impulsando la calidad de los productos, servicios y el conocimiento generado.
Además, una sociedad exigente
tiende a promover la igualdad de oportunidades. La meritocracia se vuelve una
realidad más cercana, ya que el reconocimiento y las recompensas están
asociados con el esfuerzo y el mérito individual, más que con privilegios heredados
como pasa ahora.
Estimular una sociedad exigente
implica nutrir ciertos aspectos clave. La educación desempeña un papel
fundamental al incentivar el pensamiento crítico, la creatividad y la búsqueda
constante de mejoras. Programas que fomenten la investigación, el emprendimiento
y la colaboración entre distintos sectores son vitales para mantener este
espíritu exigente.
Asimismo, es esencial contar con
instituciones sólidas que promuevan la transparencia, la justicia y el
cumplimiento de estándares elevados. Esto genera confianza en la sociedad y
motiva a los ciudadanos a esforzarse por alcanzar esos estándares.
En última instancia, una sociedad
exigente es un motor de desarrollo sostenible. El afán por superar los límites
actuales y buscar constantemente la mejora lleva a avances significativos en
ciencia, tecnología, economía y calidad de vida.
Por lo tanto, en el Partido del
Progreso sabemos que estimular y mantener una sociedad exigente es fundamental
para el crecimiento y el avance de Guinea Ecuatorial. Tenemos que
comprometernos colectivamente para fomentar una cultura de exigencia, donde la
superación personal se convierta en un objetivo compartido y donde el esfuerzo
y la dedicación sean reconocidos y recompensados.
Es el momento de Guinea
Ecuatorial. No desaprovechemos la ocasión