Luciano Ndong Esono Oyana. Presidente del Consejo Geográfico del Partido del Progreso en el Reino Unido. LONDRES.
Hemos asistido hace poco con bastante turbación cómo la dictadura de Guinea Ecuatorial sancionaba un indulto a favor de algunos guineanos que fueron detenidos de forma arbitraria y sin garantías jurídicas, presentándose como el indulgente frente al asombro del pueblo. Un gesto que parecería haber dejado las cárceles vacías, pero nada más lejos de la realidad. Siguen llenas de reclusos de varias procedencias y todos bajo la misma losa, tan incompresible como insoportable, respondiendo a una misma inculpación; no comulgar con la sinrazón de un gobierno inoperante. En el Partido del Progreso estamos convencidos de que no hay espacios para practicar detenciones ilegales, en consecuencia, el gesto benévolo del régimen carece a todas luces, de sentido.
La población reclusa liberada por el régimen de Malabo, debiera pasar por un chequeo sanitario debido a los antecedentes que obran en nuestro poder. Las torturas, los tratos vejatorios, la situación de insalubridad en las mismas cárceles, muchas provocadas por la falta de agua potable y la mala alimentación, forman el combinado oportuno para durar pocos días en libertad. La finalidad es que se mueran al poco de ser liberados, y si se produce en las cárceles, se atribuye a una larga enfermedad que venía padeciendo. (Estrofa de una canción consabida por la población).
Teodoro Obiang ha dejado libre a algunos mientras por desgracia, siguen en paradero desconocido la inmensa mayoría. Muchos de ellos adolescentes y sin la esperanza de salir vivos. Desperdigados por toda la geografía nacional desde donde son enterrados en fosas comunes cuando son asesinados por tortura, por hambre o por el veneno que se encargan determinados elementos del régimen a administrar a los reclusos.
El Partido del Progreso denuncia una vez más la falta de sensibilidad de un gobernante incapaz de darse por vencido. La situación de impasse que atraviesa el país es más que conocida por todos y por la comunidad internacional, en ellos a día de hoy, tiene nuestro pueblo depositado las esperanzas. Somos conscientes de que cuanto más larga se hace la espera, pocos guineanos se escaparan del instinto asesino de un militar que pasó por la prestigiosa academia de Zaragoza sin pena ni gloria.
La dictadura no puede seguir impulsando la violencia desde los resortes del Estado. Las detenciones arbitrarias, las torturas, encarcelamientos, secuestros, asesinatos y desapariciones, son sin duda, obras de una élite que ha hecho de la política, una actividad temeraria sobre la que se asienta la justificación de sus atrocidades. Una violencia desmedida que ha estimulado la creación de estructuras perversas en todo el país. Los “ocho” machetes, los elementos de la seguridad presidencial, las fuerzas especiales, los mercenarios al servicio de Teodorin, la policía de tráfico bajo el mando de Jesus Ngomo, es decir, un rosario de grupos armados sin control ni formación sobre el uso pertinente de las armas y con el único propósito de intimidar, amedrentar, estafar, secuestrar y asesinar, por consiguiente, crear pánico e inseguridad en la población.
El régimen no debe seguir por más tiempo, los procesos abiertos contra miembros de su gobierno y de su estructura familiar en España y en otras partes, lo desacreditan como representante legítimo de los intereses de Guinea Ecuatorial.
La falta de colaboración de las autoridades guineanas para el esclarecimiento de la causa judicial abierta en España por el juez Pedraz, evidencia que la trama criminal orquestada desde el ministerio de seguridad exterior de su régimen es ejecutada bajo la dirección del mismo dictador.
Está en la agenda del Partido del Progreso, revertir dicha situación tan pronto como se nos presente la oportunidad. Garantizar la convivencia y crear certidumbre a nuestra ciudadanía, son aspectos que entendemos, propician la estabilidad social y el desarrollo del pueblo. No son necesarias las barreras localizadas por todo el país cuando quien debe estar bajo vigilancia permanente reside tranquilamente en la colina-Malabo.
La indefectibilidad, no puede asociarse a la posibilidad de que se concreten circunstancias dañinas. Esa realidad, ha creado la psicosis que padece nuestra sociedad en estos momentos.