Por Armengol Engonga Ondo. Presidente del Partido del
Progreso de Guinea Ecuatorial
Estamos trabajando mucho para que el cambio de régimen en nuestro país se haga realidad. Conseguir pasar de una dictadura a un modelo democrático es algo muy complejo que precisa de la participación de todos los habitantes de la zona. Convertir los súbditos en ciudadanos no se consigue tomando una pastilla, tenemos que esforzarnos en asumir la responsabilidad que tenemos en la construcción de la nueva sociedad.
Desde siempre, estoy convencido
en la capacidad del pueblo guineano para entender esta nueva realidad. Somos
sociables, pacíficos y trabajadores. Nos gusta la familia y hay mucho talento
entre nuestra gente. Los políticos hemos de conseguir crear el espacio que
posibilite el desarrollo de las personas.
Hace un par de días hablaba con
un militante del Partido del Progreso del interior del país que me trasladaba
la preocupación de algunos funcionarios o trabajadores estatales frente a los
cambios que se avecinan. La conversación se alargó durante mucho tiempo, pero
en resumen quedó claro que nadie va a llegar a Guinea Ecuatorial pegando
manotazos ni echando a la gente de sus puestos de trabajo.
El nuevo gobierno nacerá de unas
elecciones libres y avaladas por organismos internacionales de acreditada
solvencia. Previo a cualquier proceso electoral está el periodo que ahora
vivimos de consultas, negociaciones y acuerdos. No se puede crear una sociedad
de la nada y desde luego no vamos a llegar los de fuera para desplazar a los de
dentro. Sería absurdo.
Hay hombres y mujeres que
trabajan en la Administración. Hay funcionarios con responsabilidades en las
aduanas, en las escuelas o en los hospitales. No podemos ni debemos amenazar a
aquellos que hoy realizan sus trabajos en una oficina, un organismo público o
un cuartel. Tenemos la obligación de garantizar los puestos de trabajo que hoy
existen, los derechos adquiridos y los compromisos que la dictadura tenga con
empresas o corporaciones.
El nuevo Gobierno abordará todo
esto de acuerdo a una hoja de ruta que haya nacido de las negociaciones que hoy
mantenemos un importante número de fuerzas políticas y expertos
internacionales. El que sea difícil no quiere decir que sea imposible.
Es cierto que todo se está
analizando y que se revisarán los acuerdos o se volverán a negociar. Lo que sí
puedo decir, es que no maltrataremos a los trabajadores y que, en todo caso,
hablaremos de planes de formación, promoción o carrera profesional de los
funcionarios, pero siempre desde la perspectiva de mejorar los puestos de
trabajo y la prestación del servicio.
Que no quepa ninguna duda de que
las cosas van a cambiar y mucho. Los hospitales necesitan profesionales,
material e infraestructura. Las escuelas han de entrar en una dinámica de
formación que hoy ni conocen pues van a ser la cantera de donde han de salir
los profesionales del futuro. El Parlamento tendrá que trabajar a toda máquina
para redactar las leyes y reglamentos que permitan que nuestra sociedad crezca
y se consolide.
Como puedes entender, le dije a
mi compañero, nadie va a ir amenazando los puestos de trabajo de la gente. Las
cosas van a cambiar mucho, claro que sí. Tenemos la obligación de remontar
estos episodios nefastos para nuestro país y eso ha de venir a partir de
medidas que mejoren la vida de los guineanos.
Está en nuestras manos. Lo que
hoy hagamos ha de traducirse como una oportunidad para el futuro. Hemos de
superar rivalidades. Muchos políticos históricos se han retirado o le hemos
invitado a ello para que la reconciliación sea posible. No estamos aquí para
satisfacer caprichos personales, familiares o sectarios. Nuestra misión está en
hacer viable la democracia y permitir que todos los guineanos puedan ser dueños
de su destino. Creo que lo estamos haciendo bien y que los problemas los
estamos resolviendo con mucha solvencia. Desde aquí agradezco a mis compañeros
del interior y del exilio el apoyo que recibo y la confianza puesta en que
estamos haciendo lo mejor para nuestro país. Ya queda menos y cuando volvamos
la vista atrás y analicemos este periodo quiero, me gustaría, que se vea el
ejercicio de generosidad, honradez y patriotismo de todos los que estamos
participando en este proceso transitorio. Tiempo habrá para consolidar las
fuerzas políticas en Guinea Ecuatorial o para la campaña electoral. Ahora, hoy,
lo que necesitamos es hacer posible el cambio con toda la buena voluntad, sin
amenazas ni violencia y pensando en el país que queremos dejar a nuestros
hijos.