Por
Armengol Engonga Ondo. Presidente del Partido del Progreso de Guinea Ecuatorial
En el Partido del Progreso sabemos que la Democracia es un
bien muy preciado, pero también extremadamente sensible. Una de las fortalezas con la que
hemos de dotar a este sistema de representación y gobierno es con una
sociedad comprometida y exigente.
Los hombres y las mujeres de Guinea Ecuatorial han de luchar
por la Democracia y eso no quiere decir que se dejen la vida en las calles o
que se enfrenten a las bandas armadas de la dictadura, no. Lo que decimos es
que, llegado el momento, sean exigentes con los que elijan como representantes.
La sociedad paga muy bien a los representantes de los
ciudadanos y el Gobierno elegido tiene recursos más que suficientes para hacer
su trabajo. No se confíen. Que nadie deje de exigir a los representantes de
todos que cumplan con su obligación y que no es otra que la de resolver los
problemas de las personas que viven en Guinea Ecuatorial.
En Guinea Ecuatorial no sufrimos la pesadilla de la guerra o
de facciones enfrentadas que destruyen todo a su paso y en el que el pueblo es
un rehén impotente que solo vale para sufrir. Nosotros sabemos elegir a
nuestros representantes y tenemos una idea de lo que está bien y lo que está
mal. Nadie quiere nada malo para su familia o amigos. Queremos prosperar y
tener recursos con los que salvar los malos momentos como una crisis económica,
una catástrofe, la pandemia, la falta de trabajo, un accidente laboral o el
nacimiento de un bebé discapacitado. Cuando por nosotros mismos no llegamos, es
cuando tiene que aparecer el Gobierno, el Estado, para echarnos una mano.
Necesitamos hombres y mujeres bien formados y bien
informados antes de lanzarnos a la aventura de la democracia. En el Partido del
Progreso creemos que la sociedad, todos los hombres y mujeres de la Nación, ha
de implicarse en este reto. Nos jugamos mucho y no podemos volver a
equivocarnos.
Tenemos que ser capaces de elegir entre nuestros vecinos
para organizar el barrio. Hay que lograr que los padres de los alumnos sean
consultados para que la escuela sea cada vez mejor o batallar para que los
trabajadores formen parte, de una manera efectiva, de la dirección de las
empresas, por poner algunos ejemplos. Nos tenemos que comprometer todos en la
materialización del gran sueño.
Ya lo hemos dicho, esto tiene que ser un esfuerzo colectivo.
Los políticos tenemos que hacer lo posible por desbloquear
la sociedad, pero sin falsos paternalismos o lo que es terriblemente peor, empujando
a la gente al enfrentamiento. Podemos encontrar las fórmulas para una
transición en paz, sin violencia. Eso, creedme, es lo más importante.
La sociedad que vamos a ver crecer ante nuestros ojos no
vendrá de la mano de un caudillo o jefe tribal. La democracia la traeremos
entre todos. No sobra nadie. No es momento para escabullirse. Todos tenemos que
estar muy pendientes y hacer un gran esfuerzo por que esto no se tuerza. Guinea
Ecuatorial no es la finca de nadie, de ninguna familia o de ningún clan. Esta
es nuestra tierra nuestra Patria, y vamos a pelear por ella para alcanzar el
derecho a vivir en paz y con dignidad.
Tenemos que construir una sociedad donde poder
desarrollarnos con libertad. Habrá quién quiera abrir un negocio, un taller o
una panadería. Tendremos profesionales como médicos, arquitectos, ingenieros,
enfermeras, maestras, músicos o artesanos. Nuestros hijos podrán soñar con un
futuro cerca de sus familias, sin huir a buscarse malamente la vida lejos de
casa por la falta de oportunidades. Nos sentiremos felices de ver como
contribuimos al fortalecimiento de nuestra democracia y elegiremos políticos para
que hagan funcionar el país y no como ahora, robando los recursos de todos para
su lucro personal.
Hay mucho que hacer, pero eso es fácil. Lo realmente difícil
es ponernos todos a trabajar en la misma dirección. Si fuéramos capaces de
conseguir esa unión de los habitantes y políticos de Guinea Ecuatorial, el
resto vendría solo.