Por Armengol Engonga Ondo, Presidente del Partido del Progreso.
¿Por qué y para qué trabajamos en el Partido del Progreso de
Guinea Ecuatorial? ¿Cuál es el sentido de nuestro activismo político? ¿Qué
esperamos a pesar de la brutal distancia que hay entre la tiranía y nosotros,
los disidentes?
Han pasado muchos años desde que nos posicionamos en clara
confrontación con los métodos dictatoriales, injustos y absolutamente
criminales del régimen que rige en nuestra república.
Nosotros, los del Partido del Progreso, sabemos que nadie
nos va a avisar cuando se produzca el cambio y por lo tanto nos estamos
preparando, como fuerza política, para ofrecer soluciones a un pueblo agotado y
ante el escenario de un país devastado.
Mis compañeros de lucha y tras la renuncia de forma irrevocable del anterior
presidente, Severo Moto, me han encargado este transito hacia la democracia.
Llevamos muchos años y hemos aprendido a ejercitar la paciencia, a no rendirnos
y a esperar a que los acontecimientos nos permitan aportar lo que sabemos
hacer.
No somos una fuerza armada que pueda echarle un pulso a la
dictadura. No creemos que con sabotajes o actos de terrorismo se llegue a la
ansiada libertad. Nosotros no sabríamos liderar operaciones que supongan un
incremento de la violencia o el derramamiento de sangre. Nuestra lucha es
diametralmente opuesta al uso del dolor y la desolación.
Para alcanzar la tan ansiada democracia tenemos que estar
muy formados y educados en el respeto a las normas que nos demos para avanzar.
Cuanto más respetuosos seamos entre nosotros antes alcanzaremos los objetivos
marcados.
Una democracia se basa en el respeto a la ley, a las normas
que de manera general nos comprometemos a respetar. Tiene que existir seguridad
jurídica. Nadie, nadie, debe estar por encima de la ley … no como ahora.
Si fuéramos capaces de respetarnos, de llevar a nuestro país
a una consulta electoral y tuviéramos la amplitud de miras como para ayudar al
que salga vencedor de las elecciones; entonces, y solo entonces, podremos decir
que estamos preparados para ofrecer a nuestro pueblo un futuro cargado de
posibilidades.
Nuestros paisanos saben lo que quieren y confían en que
cuando desaparezca el tirano, las cosas tienen que cambiar. No podemos dejar
que la intolerancia y la cerrazón impidan el que nos incorporemos a un modelo
social moderno. Las personas quieren montar sus negocios, darles una buena
educación a sus hijos, tener la posibilidad de trabajar con dignidad, una
sanidad de calidad y, sobre todo, una Justicia que los proteja de los caprichos
y conductas violentas de los que no creen en la democracia.
Hace falta mucha formación y convencimiento para que la paz,
la democracia y el progreso se instalen de manera sólida en nuestra sociedad.
Las formaciones políticas tenemos que hacer un gran esfuerzo para apuntalar las
bases de una convivencia posible. Está en nuestras manos.
Como guineano, no quiero tutelas como si fuéramos niños; ni
mano dura que nos marque la senda a seguir. Estoy convencido de que la sociedad
guineana es muy capaz de elegir la mejor opción para su futuro y en eso estamos.
Los partidos políticos de la oposición tenemos que hacer el esfuerzo de luchar
por la democracia y no tanto por imponer nuestras ideas. Guinea Ecuatorial sabe
elegir y deberíamos someternos, sin excusas, a la voluntad de lo que decida el
pueblo.