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lunes, 9 de diciembre de 2024

SEGURIDAD EN EL GOLFO DE GUINEA: UN DESAFIO GLOBAL



Juan Cuevas, PPGE


El Golfo de Guinea, una de las regiones más estratégicas de África, enfrenta una creciente amenaza a su estabilidad debido a la piratería, el tráfico de drogas y la creciente influencia de potencias externas con intereses geopolíticos. Esta zona, vital para el comercio marítimo y los recursos energéticos, se ha convertido en el nuevo teatro de operaciones para cárteles de droga sudamericanos y en un escenario de tensiones internacionales. Ante este panorama, la comunidad internacional, liderada por democracias occidentales como Francia, España y Holanda, ha puesto en marcha la Operación Atalanta III, un esfuerzo multinacional para combatir estas amenazas y proteger la estabilidad regional.

Un Corredor de Inseguridad


La piratería en el Golfo de Guinea ha evolucionado, pasando de ataques a cargueros petroleros a operaciones más complejas y organizadas. Los datos muestran un incremento en los secuestros, robos armados y sabotajes en alta mar. Paralelamente, el tráfico de drogas, debido a la influencia de dictaduras como la de los Obiang en Guinea Ecuatorial,  ha encontrado en esta región un punto clave para su distribución. Las rutas criminales conectan el Golfo de Guinea con Malí y el Sahel, antes de expandirse hacia Senegal, Marruecos y finalmente Europa, convirtiéndose en uno de los principales problemas de seguridad para la Unión Europea.


El Riesgo Geopolítico: Influencia de Rusia, China e Irán


Además de los problemas generados por el crimen organizado, el Golfo de Guinea se enfrenta a un nuevo nivel de amenaza: la creciente presencia de actores internacionales como Rusia, China e Irán. Estas potencias han demostrado su interés en establecer una influencia estratégica en la región, lo que pone en riesgo el resurgimiento de democracias y la seguridad de las rutas comerciales que atraviesan esta zona.

1. Rusia: Mediante acuerdos de cooperación militar y la venta de armas, Rusia busca proyectar su poder en el Golfo de Guinea. Este enfoque incluye el establecimiento de relaciones con gobiernos locales con el fin de debilitar la influencia de las democracias occidentales. Además, la posible presencia de mercenarios rusos y bielorusos en la región añade un elemento de inestabilidad, dado su historial de operaciones en zonas en conflicto, como el Sahel. 

2. China: Aunque su presencia está más ligada a la economía, con importantes inversiones en infraestructuras portuarias, China también persigue objetivos estratégicos en la región. El control de infraestructuras críticas en el Golfo de Guinea podría darle una ventaja en caso de tensiones internacionales, afectando la libertad de navegación y las rutas comerciales clave para Europa.

3. Irán: A través del apoyo a redes de tráfico y actividades desestabilizadoras, Irán busca expandir su influencia más allá del Golfo Pérsico. En el Golfo de Guinea, su presencia podría materializarse en apoyo logístico a grupos afines o en el tráfico de armas, exacerbando los conflictos regionales y dificultando las operaciones de seguridad contra el yihadismo lideradas por Occidente.


El Impacto en las Rutas Comerciales


El Golfo de Guinea es una de las principales rutas marítimas para el transporte de petróleo, gas natural y otras mercancías hacia Europa y el resto del mundo. La combinación de piratería, venta de armas, tráfico de drogas y la creciente influencia de potencias externas pone en peligro estas rutas comerciales estratégicas. La inseguridad en esta región podría:

Interrumpir el suministro de recursos energéticos clave, impactando negativamente las economías europeas.

Elevar los costos de transporte debido a primas de riesgo más altas para los barcos que atraviesan la zona.

Desviar el tráfico marítimo hacia rutas alternativas, menos eficientes y más costosas.


Resistencia Local y la Respuesta Internacional


Nigeria, uno de los principales países de la región, ha mostrado reticencia a aceptar una intervención internacional directa, argumentando soberanía y capacidad propia. Sin embargo, la limitada efectividad de los esfuerzos nacionales ha llevado a la necesidad de un enfoque multilateral.


En este contexto, la Comisión Intervencionista Conjunta de la Comunidad Económica Europea (CEE), creada en 2023, ha asumido un papel crucial. Este organismo ha promovido una colaboración más estrecha entre los Estados miembros de la Unión Europea y sus aliados en la región, apoyando la formación de fuerzas locales y liderando operaciones navales.


Operación Atalanta III: Un Enfoque Conjunto



La Operación Atalanta III, liderada por Francia, España y Holanda bajo el amparo de la OTAN, busca frenar tanto la piratería como el tráfico de drogas en el Golfo de Guinea. Esta misión incluye patrullas marítimas, operaciones de inteligencia y cooperación con fuerzas locales. Los objetivos principales son:

1. Proteger las rutas marítimas clave: Garantizar el tránsito seguro de mercancías y petróleo desde el Golfo hacia mercados globales.

2. Combatir el tráfico de drogas: Desarticular las redes que conectan Sudamérica, África Occidental y Europa.

3. Contener la influencia de potencias externas: Contrarrestar la creciente presencia de Rusia, China e Irán mediante una mayor cooperación con los gobiernos locales y el fortalecimiento de las capacidades de defensa.

4. Fortalecer las capacidades locales: Brindar apoyo técnico y formación a las fuerzas armadas de los países costeros.


El Despliegue Naval Europeo y el Papel de España


Desde hace varios años, España mantiene una presencia continua en el Golfo de Guinea a través de actividades militares de cooperación con países de la zona. Bajo el nombre de misiones de Diplomacia de Defensa o Seguridad Cooperativa, las Fuerzas Armadas españolas llevan a cabo tanto acciones de adiestramiento como operaciones de presencia y disuasión en la región. Entre los países beneficiados se encuentran Mauritania, Senegal, Cabo Verde, Ghana y Angola.


España participa activamente en las Presencias Marítimas Coordinadas, una iniciativa de la Unión Europea que busca garantizar la seguridad marítima en aguas del Golfo de Guinea. Como parte de este esfuerzo, el Buque de Acción Marítima (BAM) español Furor (P-46) fue desplegado recientemente en el Atlántico Sur, donde se unió a navíos de Francia, Italia y Portugal para llevar a cabo ejercicios aeronavales. Estas operaciones incluyen patrullas, maniobras tácticas y cooperación con fuerzas locales, reforzando la disuasión y la seguridad en el área.


En el Partido del Progreso entendemos que el  Golfo de Guinea se encuentra en un momento crítico. La combinación de amenazas tradicionales, como la piratería y el tráfico de drogas, con la creciente influencia de potencias externas como Rusia, China e Irán, subraya la importancia de una intervención coordinada por parte de los grandes países democráticos de Occidente. Operaciones como Atalanta III y el despliegue de las Presencias Marítimas Coordinadas de la UE son esenciales para salvaguardar las rutas comerciales estratégicas y garantizar la estabilidad en la región. Sin embargo, el éxito a largo plazo dependerá de una mayor cooperación internacional y del fortalecimiento de las democracias en la zona y con la desaparición de regímenes tiránicos como el de Guinea Ecuatorial.