Redacción El Confidencial
-No nos basta con apartar a Obiang y a toda su parentela del poder y simplemente situar a otro presidente, eso sería más de lo mismo.
-Sin un periodo de transición, no será posible instaurar una democracia autentica en nuestro país.
-Algunos de los que han formado parte de las grandes instituciones de la dictadura, han recalado en el exilio para -en palabras del dictador- "buscar nuevas oportunidades", ya que han fracasado en sus diferentes intentos de "echar" a Obiang del poder.
El reto más importante al que nos enfrentaremos los guineanos, es la consolidación de un estado democrático y de derecho en nuestro país. Hemos de advertir que no será una tarea fácil, ni tampoco un camino de rosas; será una autentica prueba de fuego para nuestras convicciones y principios democráticos.
Para vencer esta gran dificultad, la que entraña un acuerdo entre todos los actores políticos y sociales para llevar la normalidad a nuestro país, contamos con el exilio, un conjunto de hombres y mujeres, convertido en una importante fuerza movilizadora.
El numeroso exilio guineano, el de los disidentes expulsados fuera del país por la dictadura, aquellos que han preferido marchar hacia un futuro incierto, lleno de privaciones y penalidades, antes de cooperar con los planes siniestros de ese gran magma de pedegistas, atentos siempre a la voz del dictador, a esos exiliados se les reserva la importante tarea de democratizar Guinea Ecuatorial. Un exilio, aparentemente débil, tantas veces atravesado por la fuerza omnipresente de los impostores del PDGE, se ha de convertir en la gran palanca que ayude a los demás guineanos a encontrar su libertad. Y eso lo saben muy bien aquellos que han estado formando parte del gobierno criminal de la dictadura y que han recalado en el exilio -echando pestes de su antiguo amo- para buscar "nuevas oportunidades", según vaticinara en una ocasión el propio Obiang.
Los que llevados por nuestras firmes convicciones democráticas estamos soportando el calvario del exilio, nos llena de irritación ver como muchos de los herederos del exclusivo club -clánico y regionalista- de la dictadura, están creando diferente plataformas en el exilio (dinero no les falta), para intentar reeditar de nuevo otra dictadura, con el objetivo de cubrir con el manto de la impunidad, los múltiples robos y los atropellos contra los guineanos, que muchos de ellos han estado cometiendo, por mandato del dictador. Lo mas sangrante es que algunos de los exiliados, damnificados por el clan dictatorial, se han convertido en los nuevos tontos útiles, que con su ayuda están cooperando con aquellos que no les interesa la verdadera democracia, ya que abrigan otros intereses.
Como en los demás países en los que si han podido salir de la dictadura mediante un gran entendimiento entre partidos políticos y entre la sociedad civil, tuvo antes que producirse el colapso del antiguo régimen dictatorial, que llevó consigo la salida del poder del dictador de turno y una ruptura total con todo el entramado dictatorial que había sido creado.
Los nuevos actores políticos fueron capaces de respetar la legalidad para el cambio con una interpretación flexible que pudo resolver el dilema entre reforma y ruptura. Aquí residirá la capacidad negociadora de los nuevos hombres y mujeres que dirijan el cambio en Guinea, precisamente en propiciar un cambio total de régimen con la anuencia y aprobación del resto de guineanos y sin ninguna clase de violencia.
La ruptura con el antiguo régimen debe llevar consigo un relevo en las personas, por lo que deben ponerse al frente del proceso verdaderos opositores, personas intachables y limpias, con auténticas convicciones democráticas y que no hayan formado parte del clan dictatorial.
Aquellos que estuvieron un largo tiempo vinculados a la dictadura y que de alguna forma cooperaron con los Obiang, bien por acción o por omisión, apuntalando una violenta dictadura que ha cercenado todos los derechos de nuestro pueblo, asesinando, violentando y robando, no pueden convertirse de la noche a la mañana en los nuevos abanderados de la democracia.
Ni la familia de los Obiang, ni el clan que la ha sustentado, ni tampoco aquellos que han estado en la "cosina" con el dictador, nos pueden traer la democracia, sencillamente porque no son demócratas, ni desean serlo. Solo pretenden seguir siendo "los beneficiarios" del régimen. Todo lo demás es un nuevo engaño, un espejismo para deslumbrar a los débiles y a los engañadizos.