Con frecuencia la humanidad se ha congratulado con las grandes citas de la historia; a veces de forma directa y positiva y, otras veces, de forma indirecta o negativa; según lo que se infiere.
La política, sin lugar a dudas, ha dado alas a ciertos individuos, a pesar de su comportamiento hortera y su actitud lela ante una sociedad que ellos gobiernan a merced de su antojo. Con las mismas citas de la historia, ha habido sociedades que han sabido discernir lo que es rentable, lo que es perjudicial y nefasto para la convivencia de las mismas.
Adentrándome ya en el tema central de mi nueva entrega, es muy significativo y considerable tener en cuenta que una buena gobernabilidad debe partir desde una eficiencia con eficacia sin altibajos en el deber de cumplir con sus obligaciones morales, sociales y contractuales.
Nosotros, cuando apelamos y hacemos mención a un modelo de gobernabilidad basado en la eficiencia en nuestros países; nos referimos a la capacidad de una élite de gobernantes para realizar o cumplir adecuadamente sus funciones con resultados deseados con un mínimo posible de recursos sin dilapidar de forma flagrante el erario que pertenece a todos.
La falta de eficiencia con eficacia de la gobernabilidad de los gobernantes de nuestro continente, ha hecho fracasar y tumbar todos los "megaproyectos" que, a priori, podrían lanzar a nuestro continente en la senda del desarrollo. A modo de verbigracia, tuvimos que asistir, a pesar de los pesares, a la desaparición de un megaproyecto con bandera del continente africano como la desaparición de la compañía aérea intercontinental AIR AFRIQUE; que ponía a prueba de fuego la capacidad organizativa y de gestión a los gobernantes de las nuevas naciones recién independizadas con una flota de 230 aeronaves con sus 54.000 empleados, una plantilla excesivamente sobrecargada para una compañía nueva sin ningún patrimonio de partida. Una compañía que se fundó en el año 1961 con su sede central en la ciudad marfileña de ABIDJAN hasta su desaparición en el año 2002, que cubría las rutas de más de 20 destinos intercontinentales.
El megaproyecto fracasó por exceso de clientelismo político y familiar, propio del modus operandi de nuestra élite de gobernantes. El exceso de clientelismo, de favortismo y de consanguineidad no ayudó a que persistiera la gran esperanza de todo un continente; que debiera ser un gesto de tranquilidad a todos los elencos de la famosa Conferencia de Berlín en los años 1884-1885; que los nuevos gestores son capaces de ilusionar sus destinos. Pero la falta de rigor y la asunción del clientelismo político por parte de los gobernantes, hace peligrar nuestros acervos culturales, educativos y económicos en unas sociedades que poseen de todo; pero,
carente de todo por falta de gestores eficientes con eficacia, a pesar de las soflamas permanentes de las ONG's y otras instituciones afines.
Cualquier modelo social asentado en la benevolencia, crea ilusión y un nivel de competitividad social que hace soñar a cualquier pueblo para que conserve su identidad socio-económica y cultural sin ambigüedades. Y, no quisiera terminar mi exposición sin hacer una mención especial a Guinea Ecuatorial, que también sufre los peores avatares propios de sus gobernantes por falta de buena planificación organización, control y de todas las ilicitudes en sus instituciones. Guinea Ecuatorial, sin apenas un millón de habitantes (censo real), contiene un enorme fortuna en su subsuelo, en sus mares, petróleo, bosques, etc...,llegó a tener una de las mejores compañías aéreas con aeronaves de última generación "CEIBA INTERCONTINENTAL", pero a día de hoy, dicha compañía no ha podido sobrevivir por los mismos temas expuestos; el clientelismo político y la consangueneidad, una compañía que sólo queda la telaraña de fascinerosos que conformaban la directiva, no hay ningún acusado que justifique los desvíos y los motivos de la quiebra de la compañía: todos son de la oligarquía y ellos, son la ley. Nuestro país es un país donde la ley sólo existe para los "robapollos, donde un asesinato vale menos que la injuria y la blasfemia a los oligarcas.
Aquí, formulo una grata invitación a los lectores de sincerarse conmigo por mi profunda preocupación sobre el deterioro, el desmantelamiento de las instituciones y el modelo de sociedad a la carta que nuestra metrópoli nos habían asistido y, tras las independencias, nuestros gobernantes reimportaron nuestros modelos arcaicos y rudimentarios en efecto y comportamientos para sembrar el caos y el reencuentro con un modelo social ligado al subdesarrollo, con estructuras no conformadas propias de nuestros tiempos modernos.
Se debe subrayar que los gobernantes bien planificados, mejor organizados y capazmente eficientes y eficaces son los que importan el desarrollo y el modelo de convivencia social en función de sus convicciones.
Nuestro país, Guinea Ecuatorial, es un claro ejemplo del aporte social de su élite de gobernantes; una sociedad sin convicciones e insegura, donde las violaciones y los pillajes son leyendas cotidianas.
La falta de gestores eficientes con eficacia de nuestros gobernantes y habituados a las puertas giratorias y el favoretismo, crea un laxo moral en nuestras sociedades; y por tanto, sepulta cualquier dimensión de desarrollo social. Guinea Ecuatorial es un país que vive la verdadera paradoja de la vida por las dos largas dictaduras férreas que llevan gobernando el país durante once lustros; que siempre anteponen "la palabra paz en sus discursos melífluos"; pero, por las calles cunden los asesinatos selectivos, ejecuciones extrajudiciales y juicios políticos parciales a todas las voces disidentes.
El apego a las suntuosidades y las ansias de dar cobijo político en la administración a consanguíneos para retener y contribuir al "status quo del establishment" frena cualquier atisbo de desarrollo.