Como todos los años, el Partido del Progreso convoca a sus militantes y simpatizantes para que se concentren y unan sus fuerzas con otras fuerzas políticas en la ya tradicional manifestación ante la embajada de Obiang en Madrid.
Un nutrido grupo se ha desplazado
hasta la capital de España para reivindicar unas elecciones libres en Guinea
Ecuatorial y el fin del expolio de la riqueza de todos a manos de un clan
violento, criminal y extremadamente corrupto. La concentración también ha
servido para mantener encuentros y reuniones que facilitan la acción de los disidentes
y exiliados.
La manifestación ha discurrido,
como siempre, por los cauces de la protesta no violenta y a las 14.00 horas, como
estaba previsto, se ha concluido sin incidentes. Como anécdota, destacar la
aparición de una persona portando una bandera de la Falange española. Al principio los que estaban por allí pensaron que se trataba de un perturbado que iba a provocar o sencillamente, que se había confundido de sitio. También, podría tratarse de
algún nostálgico español que perdió su finquita con la independencia, pero no. Una mujer que estaba en la manifestación me preguntó que significaba esa bandera. La verdad, era tan estrambótico como que apareciera uno con la enseña nacional de la República de Macedonia del Norte, la camiseta del Ché Guevara o con una pancarta añorando el muro de Berlín a sumarse a la protesta de los guineanos exiliados. No cabe duda, una patochada de algún iluminado. Al parecer, la bandera la traía el hijo adolescente de un español que acompañaba a uno de los manifestantes guineanos. Los presentes en la concentración restaron importancia al hecho. “Aquí,
como si viene con una bandera de Nivea, ahora que estamos en verano o con una
pelota, con su cubito, la palita y un flotador para ir luego a la piscina”.
Obviamente, no era algo que a los guineanos les interesara lo más mínimo.