Por Armengol Engonga Ondo. Presidente del Partido del
Progreso de Guinea Ecuatorial
Son muchos los años que llevo en política. Esto que parece sencillo, no lo es en absoluto. Estamos trabajando para imprimir al partido todos aquellos elementos que lo homologuen con las formaciones modernas de los países más avanzados y civilizados.
He seguido de
cerca los procesos de democratización de numerosos países y he comprobado que
esto no funciona igual para todos. En algunos de los países más importantes que
sufren la represión y gobiernos abiertamente despóticos, por razones que en la
mayoría de los casos se me escapa, no son capaces de remontar la tragedia del
mal gobierno y siguen sumidos en un profundo horror. Me llama la atención como
naciones antes ricas, con una clase media trabajadora y emprendedora son ahora
sombríos lugares donde no querrías ir ni de turista. Cambiar el curso de la
historia no es como seguir un manual de instrucciones. Por esta razón, se
inicio el cambio en el Partido del Progreso. Ha llegado la hora de los hechos y
en eso estamos.
Nuestra formación política tiene
que estar en todos los foros en los que se decida el futuro de nuestro país.
Son muchas las generaciones perdidas en estos años de dictadura. Necesitamos
recuperar el rumbo hacia un futuro de oportunidades para todos. Conseguir
corregir la situación actual implica muchos sacrificios, pero sabemos que
nuestro pueblo y que la mayoría de nosotros estamos dispuestos a pelear por
alcanzar esa paz y ese progreso que tanto ansiamos y que, no cabe duda, nos
merecemos.
No es el tiempo de los discursos
ni de las arengas. Nos tenemos que remangar y sentarnos cara a cara para
comprometernos en arreglar esta situación. Poco a poco vamos dejando atrás a
los que meten palos en las ruedas. Los hay que hablan de democracia, pero
piensan todo lo contrario o los que apelan a una militancia que no sabemos
donde la guardan con el fin de impedir que las cosas cambien.
Tenemos un compromiso con Guinea
Ecuatorial y no con aquellos que solo miran por sus mezquinos intereses particulares. No podemos
empujar a nuestro pueblo a una nueva reedición del fracaso. Estamos obligados a
entendernos si queremos dejar un país digno a nuestros hijos. Ojalá y cuando se
estudie esta etapa de la historia se nos recuerde como personas generosas,
sacrificadas y comprometidas con el bien común.
Pasar de las palabras a los
hechos es lo que estamos haciendo en esta nueva etapa del Partido del Progreso.
Desde hace semanas, la militancia, los cuadros medios y directivos, exponen su
visión de las cosas y cómo las estamos enfrentando en el seno de nuestra
organización. Tenemos muchas ideas, manuales, estrategias y modelos a seguir.
Mantenemos reuniones con técnicos y expertos que nos ayudan a entender los
complejos procesos de la reconstrucción de una sociedad muy maltratada. Estamos
presentes en reuniones estimuladas por países democráticos e instituciones
comprometidas con el fin de las tiranías y gobiernos corruptos. La verdad, no estamos perdiendo el tiempo y
quiero, de paso, felicitar a mis compañeros por el trabajo que están haciendo.
Cuando leo los artículos que
publican en esta página, siento orgullo. Me gusta saber que formo parte de un
colectivo que lo tiene tan claro. Me gusta el país que vamos a construir entre
todos y solo espero que seamos capaces de desenmascarar a los que solo vienen a
enredar a no aportar nada positivo o a dinamitar un trabajo tan delicado y
sensible como el que estamos haciendo.
Nuestro objetivo está en Guinea
Ecuatorial. Evidentemente, queremos que la dirección y el futuro de la
formación pase por su militancia. Tenemos el firme compromiso de organizar un gran Congreso Nacional en nuestro país donde estén representados todos los
ciudadanos. No vamos a perder un segundo en riñas de taberna. Nos espera un
pueblo con ganas de levantar el rostro, de sonreír a la vida, de sentir que
pueden mantener a su familia. Queremos que los habitantes de Guinea Ecuatorial se
conviertan en ciudadanos, que puedan montar sus negocios y prosperar. Cuando
leo los artículos de mis compañeros me adhiero al modelo de sociedad que
defienden y por eso marcho con ellos.
El futuro está en nuestras manos.
Luchemos por lo que queremos y pasemos de las palabras a los hechos. Es el
tiempo para los que entienden que esto va más allá de oropeles, títulos y
castas. No estamos aquí para permitir que otra familia se haga con el poder y
trate a patadas a todo un pueblo. Menos palabrería y más compromiso.