Por Armengol Engonga Ondo. Presidente del Partido del
Progreso de Guinea Ecuatorial
Si todo el mundo fuera honesto, correcto, educado, solidario, empático y justo; la humanidad viviría en un mundo casi perfecto. Lo cierto, y lo podéis observar, es que no es precisamente así. Las guerras, la corrupción, el hambre, las desigualdades y la miseria vienen de personas pobres de espíritu, con falta de formación, maleducadas, soberbias, egoístas, acomplejadas, manipuladoras o violentas, entre otras muchas características.
No te asiste la razón porque cuentes
con la fuerza bruta, o el poder o sencillamente trates despiadadamente a la
gente. No eres mejor por el hecho de ser joven, universitario, adinerado o el
que tengas un físico arrebatador.
Tenemos que convivir todos y eso
no es precisamente algo sencillo. Los adolescentes se creen que saben más que
los padres y los recién llegados piensan que son mejores que los veteranos, por
poner un ejemplo.
Cuando circulamos por la carretera no nos preguntamos por las personas que van en los vehículos, en todo caso lo que pedimos es que cumplan con las normas de tráfico. Si hay un semáforo en rojo pensamos que los coches pararán o que se respetará el límite de velocidad y no irán por ahí haciendo el loco poniendo en riesgo la vida de los demás.
Las normas son una buena
herramienta para la convivencia. Es muy importante que las reglas la aceptemos
todos si queremos vivir en paz. No vale, como ocurre ahora en nuestro país, que
hay unas leyes para unos y la ausencia de responsabilidad para otros. O todos o
ninguno.
Vemos como hay los que se quieren
apropiar de tus ideas, de tu negocio o de tu patrimonio con total desprecio por
el prójimo si pudieran, y estoy seguro que lo harían si ello no les ocasionara
un problema con la Ley o la Justicia.
Redactar unas normas justas entre
todos es un paso importante para construir una sociedad libre y próspera.
Lo bueno de la democracia es que
puedes darte cuenta del que te quiere estafar o aprovecharse de tu debilidad
para afianzarse en el poder. Estoy seguro que padeceremos muchos personajes que
vienen disfrazados de corderos cuando en realidad son lobos. Por esta razón, es
importantísimo que exista una verdadera oposición que te examine y te exija que
cumplas lo prometido. Si dejamos que nos tomen el pelo somos tan culpables como
aquellos que nos engañan.
En el Partido del Progreso somos más de hechos que de palabras. Algunos no entienden que el Partido se renueve, se adapte a la realidad de los tiempos y que intente nuevas estrategias para llegar a nuestro objetivo.
No me fío de los que todo lo
saben y menos aún de aquellos que les gusta alimentar polémicas estériles que
no aportan nada. Cuando me encuentro con estos maleducados sabelotodo me
acuerdo de un cartel que vi clavado en la puerta de un viejo monasterio del
Camino de Santiago. Me llamó la atención que tras siglos de historia este
documento aún mantuviera viva la vigencia. Es tan actual que parece que la
humanidad haya cambiado tan poco,
El cartel decía lo siguiente:
AVISO IMPORTANTE
“Si llegare algún monje peregrino
de lugares distantes, con deseo de vivir como huésped en nuestro monasterio, y
se amoldare a las costumbres que aquí encontrase, sin alterar por su
prodigalidad la paz del monasterio y dándose por satisfecho con lo que éste le
brinde, podrá permanecer aquí todo el tiempo que desee.
Si, por otra parte, hallase algún
defecto y lo hiciera notar razonablemente, con humildad y caridad, el abad
discutirá sus quejas prudentemente, no sea que Dios haya enviado al peregrino
justamente para tal objeto.
Pero, si se mostrase murmurador y
contumaz durante su permanencia como huésped, se le dirá honradamente que debe
partir. Si no se fuese, que dos monjes fornidos, en nombre de Dios, se lo
expliquen mejor”.
Sencillo y contundente. Espero que os haya gustado y os invito a trabajar la honradez, el decoro, la búsqueda de la paz y la democracia como solución a los problemas que padece nuestro pueblo. Está en nuestras manos. No nos desviemos del rumbo trazado. Seamos honestos y busquemos el bien común. Si todos están bien, tú estarás bien. Trabajemos por el entendimiento, el dialogo, la tolerancia y fundamentalmente, por el respeto a las normas con las que todos, digo todos, tenemos que usar para que no haya nadie con más derechos que otro en Guinea Ecuatorial.