Por Victoria Udjilo Belika
Me siento muy orgullosa de que mis compañeros hayan pensado en mí para coordinar el área de la mujer, la infancia y todo el entorno familiar. Hasta que no haya unas elecciones libres en Guinea Ecuatorial yo no represento a nadie, pues nadie me ha votado pero la dirección de mi formación quiere que sea la voz de las políticas, la ideología y las estrategias que debatimos, analizamos y proponemos, en este sentido, en el seno del Partido del Progreso.
Estoy en el Partido del Progreso
por el respeto que se tiene a la persona, independientemente de sus simpatías
políticas, creencias religiosas o su condición de hombre o mujer. Quiero creer
que un mundo de igualdad de oportunidades se abrirá con el fin de la tiranía.
El área política en la que
trabajo es realmente complicada y, a decir verdad, me gustaría que ni siquiera
tuviera que existir, pero la realidad es la que es y en mi país, en África o en
el mundo entero, no hemos sido capaces, todavía, de defender y proteger los
derechos de las mujeres que son la mitad de la humanidad.
Una gran cantidad de mujeres que
conozco son buenas profesionales. Tan buenas o mejores que muchos hombres, pero
encima llevan el peso de la familia, de la casa, de los niños, de los ancianos y de los más vulnerables sin los recursos necesarios y en numerosas ocasiones
hasta sin el más mínimo reconocimiento.
Yo, soy mujer y profesional. He
criado a mis hijos, he cuidado de mi casa, de mi marido y resuelto cualquier
problema en el seno doméstico o familiar. Nadie me ha ayudado en mis
obligaciones, es más, esas “obligaciones” terminaron por convertirse en algo
exclusivo de mi condición femenina.
Las mujeres queremos construir
nuestro país y aportar nuestro talento y personalidad a esta empresa. Levantar
Guinea Ecuatorial no es solo hacer infraestructuras, llevar la energía a los
pueblos o dotar a la ciudadanía de unos servicios públicos de calidad. Hacer
país también es educar a sus habitantes en el respeto, la igualdad ante la ley
y la no discriminación por cualquier razón, en mi caso por ser mujer.
En las reuniones del Partido
insisto en que no somos un número para salir en la foto. Las mujeres sabemos
trabajar en equipo y tenemos los mismos derechos que los hombres. No queremos
que nos traten como personas inferiores y vamos a estar dando la batalla por
formar en primera línea junto a nuestros compañeros.
Desde mi nombramiento en los
órganos directivos del PPGE ya he mantenido reuniones con algunas compatriotas
exiliadas que me han ofrecido su ayuda. Estamos trabajando con otras mujeres de
dentro del país de una manera discreta. Sabemos que el camino será largo y
difícil, pero muchas de nosotras nunca lo han tenido nada fácil en la vida.
Nosotras somos muy fuertes y combativas, no lo olviden.
Lo vuelvo a repetir: El
Valor de ser Mujer. Esta frase la leí en una campaña publicitaria y
me encantó. Por esta razón reivindico la presencia de las mujeres en la vida
política de mi país y agradezco el compromiso de mis compañeros de Partido.
Juntos lo conseguiremos y como dice nuestro presidente, Armengol Engonga, “está
en nuestras manos”.