Cuando me preguntan el por qué de mi militancia en el Partido del Progreso y de mi dedicación a la política, siempre he contestado que es por la certeza que tengo de que si se hace una buena política, Guinea Ecuatorial se puede convertir en el país mas próspero y desarrollado de África.
La corrupción es la plaga mas dañina de cualquier sociedad. Esta es ejercida por la violencia, el engaño o bien debido a la falta de preparación del pueblo. Personajes sin escrúpulos roban a manos llenas lo que es de todos. En Guinea Ecuatorial se dan estas tres circunstancias:
1.-La violencia. Una banda armada, un clan familiar y tribal, se ha quedado con lo que es de todos los guineanos. Lo hacen sin escrúpulos, sin ninguna vergüenza. Les da absolutamente igual lo que sufra la población o que el nivel de sustracción sea tan exagerado que el país lidera puestos de pobreza extrema, según informes elaborados por organizaciones muy prestigiosas. La población de Guinea Ecuatorial está empobrecida, a pesar de ser el tercer productor de petróleo de África negra.
En este escenario de violencia no cabe diálogo: o estás con ellos o contra ellos. No hay alternativas. Nadie puede triunfar en una sociedad donde los dirigentes gobiernan con una pistola encima de la mesa. Por esta razón, entre otras muchas, la gente que puede o que aún cuenta con suficientes fuerzas huye al exilio.
En nuestro país no existen garantías jurídicas, y lo más escalofriante es que esta gente no tiene ni idea de lo que significa eso, no se puede emprender nada. Imagine que abre una tienda, un taller mecánico, un restaurante, una fabrica y que tiene éxito, sin garantías jurídicas usted es rehén de esta banda violenta y sin escrúpulos, que le roban los beneficios o que, en el mejor de los casos, le obligan a cerrar a marcharse o a venderles a ellos el negocio a precio de saldo. El poder de esta gente es total. No se someten a ninguna regla,ellos son la ley. No hay mas alternativa que ellos mismos.
2.-El engaño. Mienten y mienten sobre todas las cosas. Nadie, al margen de ellos, sabe la verdad. Trafican con todo. Usan un país para sus sucios y repugnantes negocios, para ellos no hay nada prohibido. Pueden relacionarse con narcotraficantes, sicarios de la mafia, especuladores de mala reputación, vendedores de armas, proxenetas, falsificadores, estafadores, personajes de la peor ralea.Todo se paga y se compra con dinero indecente, mal ganado o sencillamente, robado al pueblo guineano. En vez de utilizar el dinero de los contribuyentes para la construcción de centros de salud o escuelas, el dinero se usa para la compra de una o varias casas en Madrid, París o Malibú. En vez de construir residencias para mayores o para personas vulnerables o con alguna discapacidad, el dinero se gasta en una fiesta con invitados llegados de todas partes del mundo, a los que han ido a buscar en aviones que costea el sufrido pueblo guineano.
No hay dinero para atender a las personas que lo necesitan, pero si para ponerse hasta las cejas de cocaína. No hay dinero para formar a una juventud que será el relevo generacional, pero si para comprarse un palacete en París de más de 100 millones de euros. Los ciudadanos de a pie de nuestro pueblo son pobres pero los dirigentes, la camada del Presidente de la República Teodoro Obiang Nguema, son asquerosamente ricos.
Guinea Ecuatorial, eso dicen los libros, es una República, pero el Gobierno de Obiang Nguema imita, hasta en los mas mínimos detalles, a un ridículo monarca absolutista que quiere dejar el país como herencia para su díscolo e incompetente hijo.Una vergüenza que sentimos todos los guineanos.
3.-La falta de preparación del pueblo. Estos tiranos, dictadorzuelos, no soportan a las personas inteligentes motivadas, con talento o más preparadas que ellos. Les gusta rodearse de mediocres y aduladores.Toda la corte del clan es un inmenso club de estómagos agradecidos que abrevan a la sombra del sátrapa. Fomentan la ignorancia y les hurtan a nuestros niños la posibilidad de formarse para enfrentarse al mundo.No quieren hombres y mujeres preparados. Los quieren ignorantes, miserables y que tengan que luchar cada día duramente para sobrevivir.
Por esta horrible realidad contra mi gente me dedico a la política. He educado y proporcionado la formación para mis hijos, les he defendido siempre y me siento muy orgulloso de ver cómo ahora se ganan honradamente la vida. Hoy, cuando hablo con padres y madres de Guinea Ecuatorial que se lamentan de no poder darles a los suyos la formación, los recursos necesarios para prepararlos frente a la vida, aprieto los puños y ruego a Dios que esta pesadilla acabe pronto y podamos disfrutar de un país hermoso que cuenta con una población con ganas de remontar su caída en los infiernos. Los guineanos no nos merecemos esto, ni los de dentro, ni los que estamos exiliados. Estoy convencido de que podemos construir un mundo mejor, lleno de oportunidades, cuidando de nuestra gente y formando a nuestros hijos. Podemos ser la envidia de África. Esta todo por hacer y tengo la esperanza de que mas pronto que tarde acabaremos con la dictadura y llevaremos la democracia y el estado de derecho a Guinea Ecuatorial.